Hemos construido una Argentina antisarmientina. Y ha sido todo un éxito. Lo hemos hecho nosotros. Solitos. Sin intervenciones pérfidas externas.
Décadas de demolición de un ideal de una sociedad igualitaria, pujante, emprendedora, educada, donde se pueda vivir en libertad y tener un horizonte de futuro próspero para las próximas generaciones. Ha sido un trabajo por demás eficiente y sistemático en el cual cierto sector de la elite intelectual argentina ha tenido un protagonismo muy eficaz al comandar la grúa con la bola de demolición.
Domingo Faustino Sarmiento luego de su paso por Europa y la desilusión que le produce la campiña europea, ve en Estados Unidos la sociedad del futuro. ¿Qué rescata Sarmiento de la sociedad estadounidense y quiso traer a las Pampas? Aquí este fragmento:
“Imagínese usted veinte millones de hombres que saben lo bastante; que leen diariamente lo necesario para tener en ejercicio su razón, sus pasiones públicas o políticas; que tienen qué comer y vestir; que en la pobreza mantienen esperanzas fundadas, realizables de un porvenir feliz; que se alojan en sus viajes en un hotel cómodo y espacioso; que viajan sentados en cojines muelles, que vuelan por los aires en alas del vapor; que están diariamente al corriente de todo lo que pasa en el mundo; que discuten sin cesar sobre intereses públicos que los agitan vivamente; que se sienten artífices de la prosperidad nacional.”.
El día en que casi asesinaron a Sarmiento
Malas noticias. Nuestro presente muestra en numerosos planos un escenario muy lejano al párrafo citado. Las pruebas Aprender ofrecen un panorama desolador sobre las habilidades de estudiantes de primaria en lengua y matemática. No solamente hay una degradación general, sino que el rendimiento de quienes concurren a escuelas estatales están muy por debajo de aquellos que lo hacen a las de gestión privada.
Según el informe anual del Reuters Institute de la Universidad de Oxford, la Argentina se destaca por estar entre los países donde los ciudadanos más evitan acceder a las noticias. En América Latina es también donde tienen menos credibilidad. Es decir, al común de la gente las noticias no le importan ni confía en ellas.
El diario Perfil publicó el pasado domingo 26 de junio que más de tres millones de personas en condiciones de informalidad ganan en promedio $38.000 al mes. Esto es aproximadamente US$150 al valor del mercado informal. La precariedad y la marginación arrastran sin piedad a casi la mitad de los trabajadores argentinos hacia un pozo de pobreza.
Hoy es imprescindible hacer el ejercicio de contrastar estos datos duros con el ideal que el sanjuanino tenía para la Argentina, su país.
El día en que casi asesinaron a Sarmiento
No entremos en debates ideológicos chicaneros cuando estamos en medio de un incendio.
Para Oscar Terán, Sarmiento elogiaba una sociedad como la estadounidense, “… una sociedad productiva, enriquecedora en todo sentido, una sociedad de hombres libres e iguales y no de ‘presos disciplinados’”.
Aníbal Ponce, figura destacada del Partido Comunista Argentino y uno de sus principales referentes intelectuales junto a Héctor P. Agosti en la primera mitad del siglo XX, destacaba a Sarmiento diciendo que “por primera vez en la historia de las repúblicas de América hispana un maestro de escuela alcanzaba la más alta dignidad reservada a un ciudadano”.
José Carlos Mariátegui, el gran intelectual del marxismo latinoamericano, el “Antonio Gramsci peruano”, elogiaba así a Sarmiento: “No faltan quienes me suponen un europeizante, ajeno a los hechos y a las cuestiones del país. Que mi obra se encargue de justificarme, contra esta barata e interesada conjetura. He hecho en Europa mi mejor aprendizaje. Y creo que no hay salvación para Indo-América sin la ciencia y el pensamiento europeos u occidentales. Sarmiento que es todavía uno de los creadores de la argentinidad, fue en su época un europeizante. No encontró otro modo mejor de ser argentino”.
Buscan recuperar la última casa donde vivió Sarmiento en Paraguay
Tenemos hoy y a futuro una sociedad inequitativa donde el horizonte de prosperidad y progreso está reservado para unos pocos. Muy pocos. El debate público sobre el país se reduce a una capa de mandarines con intereses y lenguajes alejados de la gran mayoría de la población. La educación de calidad está cada vez más reservada para un grupo selecto.
Propuesta: que el próximo 11 de septiembre no haya una conmemoración rutinaria por Sarmiento y comencemos por honrar en serio su legado.
* Christian Schwarz. Dr. en Sociología (UCA). Docente UCA, UNTREF, UCES.