A través de la lectura se busca desarrollar cuatro habilidades esenciales: el pensamiento crítico, el pensamiento creativo, la resolución de problemas y la toma de decisiones, todas relacionadas con PENSAR.
Un vocabulario acotado limita las funciones cognitivas. A través de la lectocomprensión se desarrollan habilidades como el fundamentar, cuestionar, analizar, sintetizar, sacar conclusiones, inferir, resumir, retener y tantas otras.
Aquellos chicos que leen, además de mejorar sus habilidades cognitivas, desarrollan mayor autonomía y capacidad reflexiva. Además, desarrollan su vocabulario, mejoran su ortografía, estilo y redacción, aumentan su concentración, su comprensión lectora, mejoran habilidades como la empatía, la creatividad, la imaginación y mantienen activa su mente. Como si fuese poco, aprenden a autogestionar el aburrimiento.
Leer, por lo tanto, es un proceso reflexivo, que profundiza la metacognición, el pensamiento crítico, y activa la imaginación. Si es tan importante, ¿por qué nos encontramos con estos resultados tan desalentadores en la escuela? ¿Falta de tiempo en el aula, poca conciencia acerca de la relevancia de la lectura, poco hábito de lectura, falta de motivación por parte de los alumnos, poco apoyo de las familias, falta de capacitación docente? De todo un poco. Como siempre, es un tema multicausal.
La lectura es fundamental para el crecimiento personal, social, académico, laboral y profesional de las personas, y por lo tanto, debe ser una prioridad del sistema educativo.
Necesitamos brindarles a los alumnos tantas oportunidades para desarrollar la cognición y la metacognición como sea posible, y para esto debemos trabajar con prácticas de lectocomprensión de manera interdisciplinaria, no limitarnos a las asignaturas de Lengua o Literatura.
La escuela sigue, por lo general, un modelo de transmisión de contenido - del profesor al alumno, lo que aleja al alumno de la motivación necesaria para involucrarse emocional y cognitivamente. La capacitación resulta fundamental para que el docente pueda correrse del centro de la escena, y asumir un rol de facilitador que acompaña, guía y ayuda a aprender.
Necesitamos poder incentivar el placer por la lectura a través de actividades que involucren cognitiva y emocionalmente a los alumnos. Un requisito imprescindible para enseñar a pensar es que el docente sea consciente de los procesos de pensamiento que demanda o promueve en su aula. Esto se denomina capacidad metacognitiva.
Soledad Acuña cargó contra el Gobierno por las pruebas Aprender: "Al menos tengan vergüenza"
Necesitamos proponer estrategias que involucren a los alumnos a la vez de trabajar el pensamiento de orden superior. Algunas ideas:
• Predecir a través de la tapa, el título o el autor.
• Adivinar personajes, épocas o situaciones.
• Visualizar personajes, situaciones o lugares.
• Inferir qué pasó y qué pasará.
• Conectar lo que leen con otras historias, con algo que sepan.
• Hacer preguntas hipotéticas sobre lo que se lee. Por ejemplo, leemos: “El detective usaba una gorra de lana”. ¿Por qué?, ¿para ocultar su calvicie?, ¿para parecer más joven?, ¿porque hacía frío?, ¿porque tenía una cicatriz?
• Hacer un juicio de valor sobre lo que hicieron los personajes y decir qué hubieran hecho en su lugar.
• Investigar e ir a las fuentes para verificar datos sobre la época, por ejemplo.
• Priorizar los eventos más importantes del capítulo.
• Sintetizar o juntar ideas para generar una nueva idea.
• Resumir, categorizar, seleccionar, combinar o reformular información.
• Contar desde otra perspectiva, narrar desde otra mirada.
Es necesario estructurar la clase de manera tal que haya tiempos de incorporación de la propuesta a nivel personal. Debemos asegurarnos de que los alumnos tengan espacios para el trabajo independiente, que puedan desarrollar su propia capacidad, que conozcan sus potencialidades y sus límites. Esto nos da material para trabajar de manera personal con ellos. Si el docente habla todo el tiempo, si los trabajos son solamente grupales y no hay tiempos individuales de apropiación del saber, nunca podremos medir la capacidad de cada uno y su trabajo personal de adquisición de los distintos saberes.
Leer en voz resulta beneficioso, pero leer en voz alta en turnos, de a uno a la vez, tal vez no lo sea.
Vuelven las notas y el dilema de siempre: ¿aprender o aprobar?
Cuando los alumnos leen un párrafo cada uno, no se preocupan por comprender. Es más, muchas veces hasta cuentan, si van en orden, qué párrafo les correspondería leer y pierden, de esta forma, la comprensión global del texto.
Otros, rápidamente escanean el párrafo para ver si hay alguna palabra que no conozcan para poder anticiparse en caso que les pregunten sobre eso; otros, avergonzados por no leer de manera fluida, se inhiben. Algunos otros, por el estrés de sentirse expuestos, no pueden pensar o comprender qué están leyendo. Otros leen tan bajito, que nadie puede escuchar.
Además, como técnica de lectura tampoco es demasiado efectiva cuando se pasan más tiempo esperando su turno que leyendo. Claramente esto no ayuda a la fluidez.
Si bien la lectura en voz alta ayuda a ganar fluidez, el leer en turnos ofrece poca práctica real de lectura por alumno, obstaculiza la comprensión, puede generar trastornos emocionales y eventualmente desalentar el placer por leer.
Leer en voz alta es importante para desarrollar la fluidez, y la fluidez ayuda a la comprensión, ¿cómo lo hacemos, entonces?
Algunas otras ideas:
►Lectura silenciosa, cada uno lee en silencio. En este caso, los chicos leen por mucho más tiempo que si lo tuvieran que hacer en turnos.
►Otra opción es leer todos juntos (en coro).
►También leer de a dos (alternando entre los dos alumnos).
►Podemos organizar grupos de lectura en donde cada equipo lea un capítulo y al término de un tiempo, cada uno (en orden) le cuenta al resto de la clase, con la mayor cantidad de detalles posible lo que sucedió.
►Otra opción es que la lectura sea individual y cada alumno lea un capítulo y luego se lo cuente a su equipo.
►Y por supuesto, otra opción, muy necesaria, es que le lean al docente, tal vez cuando el resto de los alumnos estén trabajando, para de esta manera chequear su nivel de lectura y ayudarlos en caso que así lo requieran.
Educación: "El esfuerzo y la perseverancia ¿no son importantes?"
La situación socio-económica de miles de chicos es una realidad que nos golpea fuerte y que por supuesto atenta contra los mejores aprendizajes. Sin embargo, debemos crear un sistema que, al margen de lo que pasa en cada hogar, pueda brindar las mismas oportunidades a los alumnos. La escuela tiene que rearmar los destinos biográficos que muchas veces portan los alumnos, tiene que ser el espacio social donde todos puedan mejorar y crecer positivamente. Si no logra mejorar aquellas situaciones negativas y aumenta las desigualdades que los alumnos traen por historia personal, habrá fracasado en su labor.
Se necesita del compromiso de todos los actores para generar mejoras reales. Desde las familias acompañando, estimulando y apoyando, los docentes como líderes indiscutibles de los procesos de enseñanza y de aprendizaje; por supuesto, los alumnos con su esfuerzo e implicancia y el estado con políticas socioeducativas que se adapten al alumno y no al revés, garantizando sueldos dignos, infraestructura, capacitación, recursos y acompañamiento.
La educación está relacionada directamente con el progreso de la sociedad y con un futuro mejor. Los fracasos deben llevarnos a mejorar la apuesta y a replantearnos las estrategias con las que vamos a darle batalla a este desafío que nos interpela. Si no lo hacemos, la historia se repetirá y nos encontraremos hablando de lo mismo, en las próximas Pruebas Aprender.