La realidad del empleo en las juventudes de nuestro país tiene características específicas comparada con la que atraviesa al conjunto de la sociedad. La tasa de desocupación entre jóvenes triplica a la de adultos y entre las personas de 25 a 29 años, el desempleo duplica al de las personas adultas. Las mujeres jóvenes son las más perjudicadas en cuanto a desocupación con 4,5 puntos porcentuales más que los varones. El trabajo no registrado entre jóvenes alcanza casi el 65%, más del doble que en los adultos.
El encuentro “¿Qué trabajo? ¿Para quiénes? Condiciones, brechas y horizontes para el empleo joven” realizado el jueves 17 de julio y organizado por la Fundación SES junto al Centro de Economía Política (CEPA) abordó estas especificidades. Las dos instituciones pusieron en pie un Monitor de Juventudes, una completa herramienta que permite conocer en forma ágil y sencilla la realidad de las juventudes en términos de indicadores laborales, sociales, habitacionales y educativos.
La socióloga Candelaria Rueda (Instituto Argentina Grande), el politólogo Juan Videla (CEPA), el abogado laboralista Juan Manuel Ottaviano (Fundar) fueron los expositores en el seminario coordinado por Yosleidy Mendoza (Fundación SES).
Juan Videla fue el encargado de presentar el Monitor de Juventudes y destacó que la desocupación entre los jóvenes duplica la media general y se agrava en el caso de las mujeres. “El desempleo entre las personas de 18 a 24 años –enfatizó Videla– es casi tres veces mayor que en la general. Entre los jóvenes de 25 a 29 años hay casi cinco puntos porcentuales de diferencia entre varones y mujeres”. En términos de informalidad laboral, Videla acentuó que el trabajo no registrado entre los jóvenes de 18 a 24 años alcanza al 65%, más del doble que en adultos de 30 a 65 años.
Candelaria Rueda se centró en lo que denominó el “trabajo desprotegido” (sin aportes previsionales ni estabilidad ni calificación), un informe basado en los microdatos que publica el Indec. Destacó que “en la pandemia hubo un quiebre con un salto en la tasa de trabajo desprotegido. En jóvenes de 14 a 26 años llega al 60% entre los hombres y al 64% en el caso de las mujeres, sobre un 43% de la media general”.
Juan Manuel Ottaviano se enfocó en la problemática de la interrupción de la formación educativa, por la imposición de una aceleración en la entrada al mercado de trabajo. Y resaltó la transformación del mandato sobre las y los jóvenes impuesto por el cambio tecnológico: “Hay una reconfiguración en la organización del tiempo –destacó Ottaviano–, con mayor fragmentación e intermitencia en el tiempo de trabajo ‘plataformizado’; una desterritorialización e hipersubordinación con nuevas formas de disciplinamiento muy opacos”.
En el intercambio final se subrayó la importancia del incentivo para que las y los jóvenes sigan apostando a la educación y a la formación, insistir en la necesidad de mejorar la política de ingresos y de buscar recursos en las rentas que genera este mercado de trabajo reconvertido.
Elaborar un diagnóstico con datos precisos e interpretaciones acordes sobre las condiciones de vida y existencia de las juventudes, y sobre todo generar espacios de participación que los hagan parte de estas reflexiones y sus posibles soluciones, puede ser un buen punto de partida para elaborar colectivamente una respuesta a la problemática de las juventudes en su relación con el empleo. El Monitor de Juventudes es una herramienta que busca hacer un aporte para encarar esta tarea urgente.
*Coordinadora de Monitoreo y Evaluación Fundación SES./
** Economista CEPA.