OPINIóN
Análisis

Diálogos y consensos para un futuro con desarrollo

Nadie duda de que la democracia es el mejor sistema de gobierno, pero no hay excusa. No es posible que no haya servido para alcanzar el bienestar de toda la población argentina. Es inaceptable que aún tengamos un índice tan alto de pobreza y que la variable de ajuste siempre sean los jubilados.

Democracia
Democracia. | Imagen de GRAPHICAL en Pixabay.

Se cumplieron 39 años del retorno de la democracia y no hay dudas de que es un motivo más que válido para festejar. Recuerdo como si fuera hoy la que fue mi primera participación como militante en 1982.

Ese camino, sinuoso, por cierto, permitió lograr consensos básicos en la sociedad argentina sobre la continuidad democrática. Esos acuerdos parecen inmaculados, pero deben ser sostenidos a partir del trabajo y la militancia cotidianos.

El éxito de la película Argentina, 1985, que cuenta el trasfondo de la realización del Juicio a las Juntas, es una muestra más de que nuestra sociedad no quiere retroceder en algunos aspectos que son una piedra basal de nuestro sistema democrático. Es una experiencia colectiva muy interesante y emocionante, en la que las salas de cine estallan en aplausos cuando se escucha el emblemático final del alegato del fiscal Julio Strassera quien toma la frase de la CONADEP: “Señores, jueces, ¡nunca más!”.

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Nadie duda de que la democracia es el mejor sistema de gobierno, pero no hay excusa. No es posible que no haya servido para alcanzar el bienestar de toda la población argentina. Es inaceptable que aún tengamos un índice tan alto de pobreza y que la variable de ajuste siempre sean los jubilados; que las PyMEs, principales generadoras de empleo, exporten y reciban el dólar a $140; que el sistema financiero no sirva para dar crédito, ni para producir ni para vivienda.

Frente a este escenario, no nos podemos dar el lujo de pelearnos. Incluso dentro de nuestra coalición, cuando lo que hay que hacer es sentarse y hablar de los temas concretos a resolver. No podemos seguir en el camino de las denuncias mutuas y de hacer zancadillas por candidaturas electorales, cuando lo único importante es consensuar el desarrollo de nuestro país. La construcción de consenso requiere de una actitud constructiva general.

Según la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el INDEC, la tasa de desocupación es del 6,9% y las tasas de actividad y empleo aumentan, pero de manera engañosa. En julio de 2022, el empleo asalariado en el sector público subió 1.313.800 puestos en relación a diciembre de 2019 –sin contabilizar a aquellas personas que cuentan con contratos de locación de servicios-. El empleo Estatal ha funcionado como seguro de desempleo. Y el otro porcentaje de asalariados, se encuentra en condiciones de informalidad, sin la protección de las leyes laborales ni prestaciones sociales como pensiones, seguros de salud o licencias pagas. En esas condiciones están millones de argentinos, invisibilizados.

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Por eso, los acuerdos deben ser sobre la producción con valor agregado y el trabajo, que será mejor remunerado y genera más puestos laborales, la educación acorde y una reforma financiera que nos entregue bancos que le dé a la gente préstamos para viviendas y también a las pymes con la misma facilidad con la que lo hacían 50 años atrás.

Para implementar estas políticas de mediano y largo plazo, es urgente que todos nos pongamos de acuerdo. La recuperación democrática nos demostró que se puede avanzar con acuerdos, que no todo es blanco o negro, que existen los matices. Pero, sobre todo, nos dejó la enseñanza de que sin consensos en ejes fundamentales el camino es más complicado. 

Argentina tiene mucho potencial y estoy convencido de que trabajando juntos podremos volver a tener el país que queremos.  

*Sergio Abrevaya -Presidente del GEN.