El presidente Emmanuel Macron oficializó que Francia reconocerá a Palestina como estado en la próxima Asamblea de las Naciones Unidas. La postura del Eliseo se suma a la de otros estados europeos, que reconocen que es momento de hallar una salida al conflicto palestino-israeli. Esa larga disputa, jalonada de violaciones a los DD.HH. y con crímenes de guerra ha hecho que sean varias las potencis del Viejo Continente que pongan el grito en el cielo. Europa "está cansada" de observar un conflicto tan prolongado, mientras al mismo Trump exige a los países aliados de la OTAN que aumenten sus gastos militares.
Macron, ha intentado desarticular las críticas de primer ministro israelí Benjamín Netanyahu desde su cuenta en la red social X: habla de separar a Hamas del pueblo de Palestina, del terrorismo y secuestro de rehenes, enfatizando el derecho internacional, el respeto a los Derechos Humanos y la ayuda humanitaria que hará falta para paliar el desastre actual, con miles y miles de civiles a punto de morir ya no por la guerra, sino de hambre. Si bien es cierto que hay un gran porcentaje de población que subraya la incorporación de la vida de fieles del Islam en Francia, es claro que las tensiones que puede sufrir el país galo por la larga guerra en Oriente encierra la posibilidad latente de serios crear conflictos sociales internos.
La posición de Netanyahu es polémica. Busca similitudes de una población, una nación sin Estado hasta el día de hoy como Palestina (con lo que significa carecer de recursos, insumos básicos para la vida,…), con países beligerantes y peligrosos cómo Irán. Pareciera que cuando el “peligro palestino” no es tal, hay que crearlo. Eso se debe a que es factible que con una salida pacifica, el poder de Netanyahu se vea debilitado. Sus problemas judiciales seguramente cobrarían nuevo impulso, por eso probablemente necesita del conflicto. Atrás parecen haber quedado los días de intentos de paz como los acuerdos de Oslo, firmados por Yitzhak Rabin, Yasser Arafat y Shimon Peres.
¿Qué implica para Palestina que Francia plantee dicha posición en la próxima Asamblea de la ONU en septiembre? Mucho y poco a la vez. Por un lado, no es menor que una potencia como Francia, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se sume al tren de pacificar la zona. La suma de nuevos países que muestren apoyo internacional a una solución pacifica siempre cuenta, y si bien el impacto no será inmediato, las escenas que muestran violaciones a los DD.HH. son motores suficientes para incentivar la búsqueda de paz.
Por otra parte, si bien es cierto cada país miembro de la Asamblea General posee el derecho de un voto (para forzar situaciones de paz son necesarios 2/3 de votos de miembros presentes y votantes), Francia junto con Estados Unidos, Rusia, China e Inglaterra poseen poder de veto para rechazar cualquier resolución. Y ese “poder de veto” de uno sólo de esos 5 miembros alcanza para el tajante rechazo de resoluciones o temáticas. Precisamente, se debe contar con un voto clave: Estados Unidos. La proximidad del presidente Trump con Netanyahu parece por el momento algo que puede bloquear cualquier intento directo de reconocimiento a un estado palestino. Por eso, es difícil que de la postura francesa se logre una “solución directa”. Tampoco la paz podría “express” cuando el odio entre ambas partes es tan profundo como ancestral.
Sin embargo, los DD.HH. están más allá de y este mismo viernes, el alto Comisionado General de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, ha denunciado que "la hambruna en Gaza es construida y deliberada”. No sólo eso, también en el portal Naciones Unidas, se informa que la “la defectuosa distribución de ayuda humanitaria en Gaza, apoyada por Israel y Estados Unidos sirve a objetivos militares y políticos”.
Hay diferencias y similitudes entre ambas poblaciones. No hay dudas. El Holocausto dejó en Israel una herida que nunca cicatrizará. En tanto que la población civil de Palestina sufre heridas que es difícil determinar cuánto tiempo le llevará superar, en caso de que se alcanzara un objetivo de paz y el reconocimiento global de un estado palestino. Pero hay un fuerte vínculo en común de ambos sufrimientos: los Derechos Humanos. Que atraviesan poblaciones, culturas e idiomas, y deben mantener como un lenguaje de respeto global.
* Lic. en Ciencias Políticas.
