El semanario financiero The Economist volvió a sorprender con su portada anticipatoria The World Ahead 2026, presentando su ya clásico oráculo en clave jeroglífica, a ser interpretado.
La publicación, propiedad de las dinastías Rothschild y Agnelli, no elige elementos al azar: cada símbolo es un dardo semiótico dirigido a elementos clave del año venidero. Representar el mundo como una pelota de fútbol es una elección deliberada que condensa la fragilidad, la imprevisibilidad y la competitividad del nuevo orden global que ve surgir en 2026, utilizando como recurso la referencia al evento de la Copa del Mundo que se disputará en EE.UU, Canadá y México.
Asimismo, invita a transitar el venidero año sorteando sus peligros con la astucia de un Ulises, el mítico protagonista de La Odisea, el épico poema griego que se trasladará próximamente a la pantalla grande de la mano del director Christopher Nolan.
Como oráculo, el semanario predice no un apocalipsis, pero sí el fin de un ciclo: guerras que cesan con paces impuestas por la fuerza, desarrollos de IA que demandan miles de millones de dólares de inversión y que recién en 2026 empezarían a generar un retorno proporcional, una economía global resquebrajada que se despide del multilateralismo comercial bajo el impulso de crecientes aranceles.

La redactora jefe, Zanny Minton Beddoes —destacada miembro del selecto Club Bilderberg—, lo resume de manera taxativa: "En la política global, 2025 fue el año en que terminó un orden establecido”.
El mundo como una pelota de fútbol es una elección deliberada que condensa la fragilidad, la imprevisibilidad y la competitividad del nuevo orden global"
Este nuevo orden trumpiano, marcado por una intensa guerra comercial con China y recortes a organismos internacionales como la ONU, deja un vacío que 2026 llenará con la delimitación de nuevas esferas de influencia.
Europa, segúnThe Economist, deberá "aumentar el gasto en defensa, mantener a Estados Unidos de su lado, impulsar el crecimiento económico y lidiar con déficits enormes, aunque la austeridad arriesga avivar el apoyo a partidos de extrema derecha".
Trump cobrará peaje: 'Paguen por la protección o enfrenten solos a Putin' "
Alemania, con su AfD (pratido Alternativa para Alemania) en ascenso, podría ver a Marine Le Pen (o su sucesora) en el Elíseo francés, mientras el Reino Unido, post-Brexit, será arrastrado de vuelta a la órbita europea por lazos comerciales. En ese contexto, Trump cobrará peaje: "Paguen por la protección o enfrenten solos a Putin". El líder ruso acecha en la portada, extendiendo su influencia al Ártico y el ciberespacio, donde "la línea entre guerra y paz se vuelve cada vez más borrosa".
La torta de cumpleaños por el 250 aniversario de la Independencia de los EE.UU. se desmorona en medio de republicanos que glorifican el aislamiento y demócratas que buscarán su revancha en las elecciones de medio término. Un puño en alto simboliza no celebración, sino polarización. Como oráculo, The Economist advierte: esta fractura interna debilita la proyección externa, invitando a rivales a llenar el vacío.
Según el semanario financiero habrá siete frentes bélicos a vigilar en 2026: China vs. Taiwán, India vs. Pakistán, Rusia vs. Ucrania, Israel vs. Hamas, República Democrática del Congo vs. Ruanda, Sudán (guerra civil) y Venezuela vs. EE.UU.
China estará “tentada por la arrogancia” a pasar de una estrategia defensiva a una ofensiva: "Xi Jinping y el liderazgo chino se enfrentan a un año de tentaciones en 2026. Hasta ahora, han jugado bien sus cartas durante la era Trump (...) Pero la arrogancia persigue al Partido Comunista y, en 2026, Xi se verá tentado a defender los intereses de China con mayor agresividad". La potencia asiática se erige como un "socio más confiable" que EE.UU. en el llamado Sur Global, en lo que se empieza a percibir como una Guerra Fría 2.0.
Ucrania ya supera en duración a una de las principales conflagraciones mundiales del siglo XX: "El 10 de junio de 2026, los combates entre Rusia y Ucrania habrán durado más que la Primera Guerra Mundial. Aquel conflicto también debía haber terminado en pocas semanas. Al igual que en Ucrania, la lucha se estancó y el alto mando malgastó vidas humanas en un asalto condenado a un fracaso tras otro", advierte The Economist.
En Oriente Medio, "últimamente ha habido motivos para la esperanza. El plan de paz de Donald Trump ha traído cierto alivio a Gaza. Los ataques de Estados Unidos e Israel contra Irán no provocaron una conflagración regional. Siria no se ha sumido en una guerra sectaria generalizada", resume.
La economía desafía a los agoreros: “después de que el presidente Donald Trump impusiera aranceles a sus socios comerciales en abril, los mercados se desplomaron. [...] Pero los aranceles se suavizaron y las bolsas iniciaron una asombrosa racha alcista. Al mismo tiempo, la economía real estadounidense ha crecido a un ritmo que, aunque notablemente más lento que antes, está lejos de ser recesivo".
A nivel tecnológico, "el verdadero impacto de la IA se hará evidente el próximo año". Fuerte inversión pero, por el momento, retornos míseros: "Con la expectativa de que la inteligencia artificial sea transformadora, las grandes empresas tecnológicas estadounidenses invirtieron más de 400 mil millones de dólares en centros de datos [...] Sin embargo, los ingresos provenientes de la IA hasta ahora ascienden a unos míseros 50 mil millones de dólares al año".
Por si esto fuera poco, "la preocupación por el impacto de la IA en los empleos, particularmente los de los graduados, se profundizará".
Según The Economist, 2026 será para las grandes potencias un caótico partido de fútbol; para todos nosotros, una Odisea en la que nuestras naciones deberán sortear la permanencia de focos bélicos, nuevas tentaciones geopolíticas, estancamientos económicos y avances tecnológicos fuertemente disruptivos.
¿Sabremos defender nuestros intereses estratégicos con la astucia de un Ulises o simplemente nos dejaremos llevar cual una nave a la deriva en el mar?
*Periodista e investigador, Kontrainfo.com