De alguna manera podemos decir que transitamos la vida con inercia y por impulsos que devienen de nuestras pasiones, ellas resuenan en nosotros, en nuestro mundo interno y son responsables de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos, de nuestras acciones y como consecuencia creamos un contexto de vida indicado y en consonancia a esta energía interna.
Si repasamos la historia de vida de Sergio el “Kun” Agüero, la pasión por el fútbol, lo llevó a convivir y consolidar una vida oportunamente conectada con su ser, queda evidente su congruencia con esta pasión, es evidente que su vida va fluida por este camino, es evidente que su “fuego interno” quedó de manifiesto en cada cancha, en cada país que pasó, la trascendencia y la huella que ha dejado confirman esto y desde ya los laureles obtenidos, en los cuales no ha dormido y también dan testimonio de su Ser.
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Pero qué pasa cuando esta pasión, este sentimiento, estas emociones, este fluir vital son interrumpidos por un hecho abrupto y que, de forma sutil e incontrolable, se hace carne para dejar atrás los sueños, congelados como anécdotas, y que irremediablemente volvamos hacia ellos en forma de una contemplativa nostalgia.
Lo que sucede, es que automáticamente dicho evento nos invita a pensar, de manera forzada, en nuevos futuros por construir, totalmente distintos a los anteriores o a los que suponíamos que íbamos a crear, al menos en el corto plazo, es porque el presente vivido ya no es igual al de ayer.
Muchas veces tenemos la sensación de tener la vida bajo control, que todo fluye como queremos, “que la vida nos sonríe”. Hasta que la misma se encarga de mostrarnos que hay eventos que simplemente suceden y no podemos evitar. Hoy sos jugador de fútbol de Selección de primera línea y en un Club de primer nivel, pero de un instante a otro, todo eso ya no existe más.
Seguro nos sentimos movilizados ante la noticia de que el “Kun” abandona el fútbol antes de lo previsto por una arritmia durante un partido y luego por recomendaciones médicas él toma esta difícil decisión. Sobre todo el impacto se genera porque es distinto a la mayoría de los casos, que generalmente es por una decisión personal, que tienen que ver con la edad, con el rendimiento o simplemente con la toma de conciencia de una etapa concluida.
Desde nuestro lado, intentando empatizar, podríamos hablar de un real duelo, algo que indefectiblemente se pierde y ya no vuelve. Es que existe una suerte de despersonalización o “alienación” con respecto a la nueva vida que le toca y le tocará adaptarse a cada persona que jugaba al fútbol de manera profesional.
Dicen que un 80% de los exjugadores presentan síntomas de depresión y otros trastornos por estos motivos. Es algo que los Consultores Deportivos estamos observando y advirtiendo para poder advertir y convocar a los especialistas necesarios en estos casos, incluso desde que inician su carrera deportiva a corta edad, para prevenir y para proyectar una carrera profesional o vocacional en paralelo.
La realidad es que estos acontecimientos suceden siempre y van a seguir ocurriendo, y como dice el dicho “lo único que no cambia, es que todo cambia”. El tema es qué hacemos con estos cambios, sobre todo cuando son tan bruscos y tan trascendentales en nuestra vida.
Siempre habrá caminos distintos ante estos hechos, lo importante es que los aceptemos, abracemos y que juntos re-diseñemos este nuevo andar. Por tal motivo los procesos de ayuda son importantes para que la transición sea congruente a su propia esencia, a su propio ser y el “Kun” o cualquier otro/a deportista que atraviese estas tormentas inesperadas, sean la luz de un nuevo día cuando pase y no la oscuridad de una noche eterna.
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Se trata de vivir estas crisis o cambios con esperanza y con una mirada de oportunidad. Sabemos que la carrera del/la deportista, al menos el de la mayoría de los casos, es corta en años, y si ocurriese alguna lesión u otra dificultad como la que atraviesa el “Kun” lo puede ser aún más. Para esto es bueno estar preparados, cuando estos momentos lleguen y con planificación los mismos sean de disfrute, modificando la visión, para que este cambio de etapa sea esperable, aceptable y superable.
* Ezequiel Del Río, integrante de la Mesa Redonda de Counseling Deportivo de la Asociación Argentina de Counselors.