Ya en el año 2010 algo semejante pasó. En ese entonces, la Presidenta de la Nación abrió el período de sesiones número 128 del Congreso Nacional y vio ante sí a muchos menos amigos de los esperados, más desconocidos, y otros tantos conocidos, pero que vuelven no necesariamente para apoyarla, todo lo contrario, para debatir y controlarla.
Ahora, lo verá como Vicepresidenta, pero desde el 10 de diciembre, con un Senado más exigente y una Cámara de Diputados que ya demostró que los acuerdos o pactos ahora más que nunca son necesarios si quiere tener actividad en el Congreso. Nadie impone, todo proyecto se discute si quiere llegar al recinto.
Elecciones 2021: cerraron los comicios y empezó la cuenta regresiva por los resultados
Viendo este escenario, la gran pregunta a responder es ¿Cómo se comportará el Congreso Nacional realmente? Se comportará como un poder que coopera con el Poder Ejecutivo o como un poder que paralizará su marcha en tanto el Kirchnerismo sigue sin ver la realidad y el reclamo social por un cambio de rumbo.
Difícil será para cualquiera dar respuestas. Es imposible saber qué leyes sancionarán, por más que entendamos cuáles son urgentes de antemano dada la crisis actual, y además, con que nivel de conflictividad mediante se procesarán dichas demandas.
Por esto, planteamos en el título que quizás, de no mediar acuerdo o pacto de gobernabilidad y agenda común de asuntos prioritarios para salir de la crisis social y económica, es probable que tengamos a un Congreso más debatido, más activado desde los grupos de presión y opinión pública que activo en relación a cantidad de leyes aprobadas y por tanto acuerdos resueltos en materia legislativa.
Elecciones 2021: Sergio Massa afirmó que Alberto Fernández "va a convocar al diálogo a la oposición"
Como en tantos momentos de nuestra democracia, es posible pensar en que transitaremos por un escenario político en que el Congreso Nacional se encuentre sobre-estimulado por la sociedad que quiere -reclama una vez más- una forma “distinta de hacer política” y a varios de sus principales actores políticos, que ya los supera la ansiedad por ser los más encumbrados de cara a la elección del 2023, fogoneando varias discusiones al mismo tiempo a fin de no perder protagonismo y que sus demandas no queden relegada en los acuerdos de agenda de labor parlamentaria.
Por ello, quizás, el Congreso no será tan activo en materia estrictamente legislativa sino que hará honor a sus atributos de carácter asambleario, permanente y plural, al posibilitar una profusa y mediática multiplicidad de versiones, opiniones e intereses, a toda hora y en todos los tonos y colores.
Elecciones 2021: se define el estilo del liderazgo político de la Argentina
Recordemos que el gran desafío está centrado en que el Congreso Nacional, o sus mayorías eventuales, luchen por retomar los instrumentos necesarios para lograr tener incidencia y controlar las decisiones de administración del Poder Ejecutivo, lo cual no implica que efectivamente logre una primacía sobre otro poder sino más bien, como meta, conseguir realmente renegociar los recursos del presupuesto para el 2022 y las prioridades de la agenda legislativa en materia educativa, sanitaria y de incentivo a las pymes. Sólo así tendremos un Poder Legislativo activo y concordante con la agenda de asuntos públicos prioritarios y urgentes.
* Javier Adrián Cubillas. Analista de Asuntos Públicos.
