“Que el aprendizaje, que la enseñanza, que las estrategias, los recursos, los grupos corporativos, el conocimiento significativo… Nada es ya como en el Kinder” (Joaquín Salvador Lavado (Quino).
Tanto el humor del genial Quino como el drama actual de la pandemia nos mueven a reflexionar y distinguir los elementos esenciales de la educación de aquellos que no lo son. ¿No habremos complejizado demasiado el tema educativo con tantas cuestiones, propuestas, líneas de acción posibles, requerimientos, demandas, necesidades, recursos, etc.? ¿Podrá ser que toda esta vorágine nos quite la paz y la alegría del acto simple pero profundo de enseñar y aprender?
El WhatsApp es la herramienta más usada en la educación en la pandemia
Las crisis permiten recalcular y redescubrir valores fundamentales en el sistema educativo. Me animo a compartir con ustedes dos de ellos que considero esenciales en la misión y tarea de educar.
Mi primer y gran jefe dentro del ámbito escolar, fue el Director de la escuela donde trabajaba. Todos los años, al llegar el final de ciclo, teníamos una extensa reunión que hoy llamaríamos evaluación de desempeño en donde analizábamos el recorrido transitado. ¿Con qué pregunta comenzaba este encuentro? ¿Vos Joaquín, querés a tus alumnos? El amor genuino dentro del vínculo pedagógico como elemento sustancial que moviliza todo lo demás. Por este motivo San Agustín decía “Ama y haz lo que quieras”. Justamente el contexto presente de pandemia y su necesario distanciamiento social nos mueve a revalorar este aspecto esencial del fenómeno educativo.
¿Podrá ser que toda esta vorágine nos quite la paz y la alegría del acto simple pero profundo de enseñar y aprender?
Lo segundo también lo presento a través de una experiencia. Después de un año de capacitación en el área de Lengua y Literatura con una asesora externa, el Directivo se reúne con la especialista para realizar un balance final. Palabras de la capacitadora: “Sr Director tiene que estar muy contento porque sus docentes saben de Lengua y Literatura”. El directivo se sorprendió que ésta fuera la primera y principal conclusión de ese proceso.
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Es necesario volver a revalorizar el conocimiento sólido y actualizado de los docentes en sus propias disciplinas. “Capacitación continua o frustración continua”. El dominio de los contenidos disciplinares nos transporta a los primeros amores y entusiasmos de los amaneceres en la propia vocación docente. Nos vuelve a apasionar y entusiasmar con la tarea de enseñar. Nos permite valorar que tenemos algo para dar y un sentido para el día a día. “Zapatero a su zapato”. Quien conoce su mettie, es libre para jugar con el conocimiento, para despegarse de manuales y opiniones de otros, para debatir con sus alumnos, para cuestionar y cuestionarse sin complejos ni dificultades. El docente de Lengua y Literatura que sabe de Lengua y Literatura.
Quien combine estos dos elementos esenciales, podrá ser creativo y descubrir múltiples, variados y novedosos caminos educativos, aún en medio de una pandemia.
* Mag. Joaquín Viqueira, Director Pedagógico de la Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires.