El 17 de octubre de 1945 se produjo el hecho político más importante de la historia argentina: la liberación de Juan Domingo Perón y el nacimiento del peronismo, movimiento que hoy en día continúa teniendo una enorme gravitación en el escenario político nacional.
Utilizando testimonios de protagonistas de aquella época, de diferentes clases sociales y con miradas radicalmente opuestas, abordaremos la complejidad de este hecho, a 76 años de transcurrido.
“Me asustó realmente no entender lo que estaba pasando…todo Barrio Norte había cerrado sus persianas. Vienen para acá. Acá es este barrio, mi casa. Esta vida sin sobresaltos. Y no hay nada más inquietante para un chico que no saber demasiado que es lo que viene de allá”. Magdalena Ruiz Guiñazú (“Apuntes de una niña burguesa”, 1995).
“Lo más singular del 17 de Octubre fue la violenta y desnuda presentación de una nueva realidad humana… Caras, voces, coros, tonos desconocidos: la ciudad los vio con la misma aprensión con la que vería a los marcianos desembarcando en nuestro planeta”. Félix Luna (El 45. Crónica de un año decisivo, 1971).
“La semana de octubre ya tenía 17 y escuché hablar a los mayores: decían que Perón tenía que volver. Imagínese. Él empezó a dar beneficios laborales. Ya no podían tenerlo a uno diez, doce, dieciséis horas trabajando. ¡si lo sabía mi padre! Entraba a la mañana pero no sabía cuándo se volvía…cuando llegamos a la Plaza [de Mayo] alguien salió a decir que en un rato iba a hablar el General porque yo creo que si no la gente se llevaba la Casa de Gobierno para otro lado. ¡Lo veo, lo estoy viendo! Me hace llorar (llora con la cabeza entre las manos). Estaba ahí nomás, siempre me colaba. Lo vi aparecer con su uniforme. ¡Lo que era eso, lo que era eso! Ver a Perón era ver a Dios Padre. Era Dios”. Roberto Nucetelli, obrero (“Vi a Perón y era Dios Padre”, 1995).
“Corría el mes de octubre de 1945. El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade los parques de diversiones con hábitos de burgués barato. Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea y de aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe. Era la muchedumbre más heteróclita que la imaginación puede concebir. …Hermanados en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el empleado de comercio. Era el subsuelo de la patria sublevado”. Raúl Scalabrini Ortiz (Tierra sin nada, tierra de profetas, 1973).
El Día de la Lealtad en fotos: el peronismo se movilizó el 17 de octubre
Introducción
Las cuatro citas con que comienza esta columna muestran a las claras la complejidad que aún hoy, a 76 años de los hechos, tiene el 17 de octubre de 1945. ¿Desde qué lugar elegimos recordar aquellos sucesos? ¿Desde los ojos de una niña burguesa, como Magdalena Ruiz Guiñazú? ¿O, por el contrario, hacemos nuestra la mirada de Roberto Nucetelli, joven obrero de los frigoríficos de Berisso?
El ejercicio intelectual más honesto -también que demanda más esfuerzo- es leer todos los testimonios y luego, si se desea, tomar posición por uno o por otro. Cabe recordar que en una columna anterior ya planteamos que no creemos en la “objetividad” y la “asepsia” del historiador o historiadora.
El 17 de octubre de 1945
Narremos en un par de párrafos lo sucedido ese día: para octubre de 1945, Perón era la figura más importante del gobierno militar surgido en junio de 1943, a través de un golpe de estado, que puso fin a la “década infame”, década signada por el fraude, la corrupción, la entrega de la soberanía nacional y la violencia política. Perón era Vicepresidente, Ministro de Guerra, Presidente del Consejo Nacional de Posguerra y -especialmente- Secretario de Trabajo y Previsión.
Desde esta dependencia estatal, en menos de dos años, impulsó una revolución de leyes laborales que mejoraron notoriamente la calidad de vida de las masas obreras, postergadas por largas décadas. Convenios colectivos de trabajo, justicia laboral proclive al obrero, aumentos salariales, jubilaciones, a posteriori el aguinaldo y un sinfín de medidas más. Asimismo, estimuló la afiliación sindical, obteniendo el apoyo de algunos dirigentes socialistas.
Cuando no obtuvo respuestas favorables -que las hubo, en especial de los comunistas- Perón alentó el surgimiento de nuevas figuras, como es el caso de Cipriano Reyes, del gremio de la carne. Por otro lado, Perón buscó el apoyo de la clase empresarial, planteando que debían “repartir algo, para no perderlo todo”. Cabe recordar que Perón aborrecía la lucha de clases pregonada por el marxismo. Por el contrario, creía en la alianza entre el capital y el trabajo: ganaba el empresario, ganaba el obrero. Todos felices y en armonía. Sin embargo, el gran empresariado industrial y rural se opuso fervientemente a su proyecto. Si bien el argumento fue el -supuesto- carácter fascista de Perón, en realidad lo único que les molestaba era pagar los derechos laborales sancionados desde la Secretaría de Trabajo.
Recordando el 17 de octubre de 1945 | Un día diferente en la historia argentina
El 10 de octubre de 1945 -unos días antes tuvo lugar una enorme manifestación de los sectores opositores que reclamaron que los militares volvieran a los cuarteles y se entregara el gobierno a la Corte Suprema- un sector del Ejército desplazó a Perón y lo envió preso a Martín García. Allí empezó un “run run” en el mundo obrero. Mientras desde el gobierno aclaraban que las “conquistas serían mantenidas” y las cúpulas sindicales se debatían si hacer o no huelga, en las primeras horas del 17 de octubre, cientos de miles de trabajadores y trabajadoras abandonaron las fábricas y establecimientos y se dirigieron a la Plaza de Mayo. Marchaban en alegría con una sola consigna: ¿dónde está Perón? ¿dónde está el hombre que por primera vez nos dio dignidad? A la tarde, una multitud nunca antes vista (ese subsuelo de la patria sublevado que refería Raúl Scalabrini Ortiz; esos “marcianos” de los que hablaba Félix Luna), esperaba ansiosa la liberación de Perón. Hacía calor, por eso, luego de largas horas de caminata se quitaron las camisas (así, nacían los “descamisados”), se sacaron los zapatos raídos y metieron las “patas” en la fuente.
El movimiento fue imparable. Nadie quiso asumir el costo de reprimir y producir una masacre obrera. Deciden ir a buscar a Perón, internado en el Hospital Militar. Éste exige que los militares que lo desplazaron fuesen removidos. Él renunciaría a todos los cargos y se presentaría a las elecciones que iban a realizarse meses después. Antes de la medianoche del 17 salió al balcón, le pidió a la multitud que cantase el himno, necesitaba tiempo para improvisar un discurso. “Trabajadores” dijo. Las masas rugieron. Acababa de nacer el peronismo.
Comunismo y Peronismo: una mirada a partir de la numerología
La izquierda ante el 17 de octubre
En un trabajo reciente Emanuel Correa señala el carácter peyorativo de los Partidos Socialista y Comunista ante los sectores movilizados. Así, en sus órganos de prensa encontramos artículos titulados así: “Candombe blanco”; “Los auténticos trabajadores condenan los bochornosos sucesos”; “Frente al pistolerismo, levantaremos nuestro coraje civil”; “El saldo del Malón”; “Los verdaderos hombres de trabajo inclinaban la cabeza, avergonzados”; “Esto no lo hizo la clase obrera”; “Así comenzó el fascismo en Italia” y “El país a merced de las hordas naziperonistas”. En la misma dirección, afirma Correa, estos diarios negaron todo carácter espontáneo a la manifestación popular, siendo ésta un plan estratégico de Perón y “sus sectores adictos del ejército, digitado por la burocracia estatal y ejecutado por la policía, con la colaboración de algunos matones sindicales.”
Finalmente, socialistas y comunistas plantearon la diferencia entre un proletariado libre, consciente e instruido, que apoyaría las ideas de izquierda y una masa bárbara, inculta y fácilmente manipulable por los tiranos. En el pasado por Juan Manuel de Rosas, en 1945, por Juan Domingo Perón.
Nota a píe: desde el nacimiento del peronismo, las cúpulas de los partidos de izquierda (remarco: las cúpulas) se ubicaron en la vereda de enfrente de este movimiento. En 1946, integraron la Unión Democrática; en 1955 apoyaron a los marinos que bombardearon la Plaza de Mayo y los “libertadores” que derrocaron a Perón; en 1976, elogiaron al genocida Jorge Rafael Videla, tildándolo de general “democrático”. Paradójicamente, en 1989, el Partido Comunista apoyó la candidatura de Carlos Saúl Menem, quien destrozó los históricos postulados del peronismo (justicia social, independencia económica y soberanía política).
El día que bombardearon Buenos Aires
En esta breve columna procuramos mostrar algunos testimonios de protagonistas del 17 de octubre de 1945. Personas que, desde extracciones sociales diferentes, observaron o asistieron al hecho político más importante de la historia argentina.