OPINIóN
Buenos Aires

Atar con alambre a la provincia imposible

La seguridad, la medicina y la educación de la provincia se encuentran resquebrajadas con los bonaerenses como rehenes.

Policías de la provincia de Buenos Aires volvieron a protestar hoy, por segundo dia consecutivo.
Policías de la provincia de Buenos Aires volvieron a protestar hoy, por segundo dia consecutivo. | NA

Paren el samba, esto no es un juego. La Provincia de Buenos Aires sufre severas filtraciones, y a meses de haber iniciado su gestión, el gobernador Axel Kicillof tiene frentes abiertos por todos lados. Una crisis política inaudita que tiene su origen en la indefinición política del ejecutivo provincial.

Tras 48hs de intensos reclamos, acampes, bocinazos y sirenas tronando, la voz de la Policía Bonaerense logró perforar las paredes de todas las dependencias públicas, incluso las de Casa Rosada. El efecto contagio de los efectivos fue enérgico y masivo en toda la fuerza, síntoma de que el petitorio que se le acercó al Ministerio de Seguridad provincial expresa la decadente situación en la que se encuentran los agentes. Desde la postergación salarial, pasando por el abandono sanitario que sufren y la falta de elementos para patrullar los municipios, hasta sentir que no cuentan con respaldo político para prevenir el delito.

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Hicieron su lectura del acto que se llevó a cabo en la Quinta de Olivos hace cinco días con el Presidente Alberto Fernández, el gobernador Kicillof y los ministros de Seguridad de Nación, Sabina Frederic, y de la Provincia Sergio Berni. Entendieron que detrás de los flashes y la puesta de escena faraónica, con anuncios de inversión en seguridad por encima de los 37 mil millones de pesos, poco y nada recibirían en sus bolsillos. Hablábamos de síntomas: el anuncio fue el detonante que los movilizó hasta la mismísima casa de Kicillof para pedir una reivindicación integral inminente.

En marzo y abril, la fuerza vio cómo miles de delincuentes condenados, peligrosos, salían a la calle por voluntad o negligencia política. Eran ellos, los efectivos con escasos recursos, los que iban a tener que hacer frente a una poblada delictiva en el Conurbano bonaerense.

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Berni también levantó su reputación, espectacularizó la política haciendo videos que lo mostraban a él como el líder de una brigada infranqueable. Hacia adentro la sensación era otra, se percibía que el ministro estaba buscando un trampolín con fines electorales, al mismo tiempo que la desigualdad entre la Bonaerense y otras policías se acrecentaba.

Dejaron de sentir el respaldo cuando la ministra de Seguridad de la Nación, enfrentada con Berni, reconoció que la creciente actividad delictiva era una construcción de Clarín y Nación. Del dinero al ridículo, del ridículo a la falta de credibilidad, y de ahí a la protesta en las calles.

La Policía Bonaerense, en uno de sus reclamos más pequeños, pidió barbijos, alcohol en gel y guantes para desarrollar la tarea. Más de 7000 efectivos ya se infectaron con Coronavirus.

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El del Coronavirus también es un problema que atraviesa a toda la provincia de Buenos Aires. Del conurbano al Interior, como la protesta policial, el virus sigue adelante con su derrotero y bate récords todos los días. A 170 días de haber instaurado la cuarentena, Kicillof encuentra agotados a los bonaerenses por el confinamiento, estresado al sistema sanitario que atiende más y más casos, y un nuevo reclamo que se enciende en los pasillos de los hospitales: ahora son los médicos y personal sanitario los que reclaman un aumento en sus haberes. Han trabajado a destajo y lo siguen haciendo. Sin francos y en permanente emergencia, tapando agujeros.

En el medio, IOMA, la obra social de los estatales bonaerenses, mantiene una disputa feroz con las asociaciones médicas provinciales. Estos denuncian la “pamización” del servicio, y creen que si la gobernación no interviene pronto, el servició tenderá a pauperizarse: lo que está mal, ahora funciona peor. Lo que estaba bien, empieza a funcionar mal. El axioma de la opulencia en boca del Presidente Fernández, cobra un sentido catastrófico cuando se observa la realidad de los bonaerenses.

Con la policía y los médicos en crisis, la educación asoma como el tercer gran tema en la provincia desmembrada: la última aparición pública de Roberto Baradel no fue ni para precisar la fecha de inicio de clases ni para presentar un protocolo, sino para echar más nafta al fuego e insinuar que las agitaciones en la Provincia son producto de Vidal y Macri.

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La seguridad, la medicina y la educación de la provincia de Buenos Aires, resquebrajadas, con los bonaerenses como rehenes.

En el horizonte de Kicillof están las paritarias estatales, las tomas de tierras y la renegociación de la deuda, tres grandes acertijos que tendrá que sortear en medio del tsunami político que tiene sobre su cabeza.

Kicillof está cercado. Es momento de buscar consenso político y social, bajar el nivel de violencia verbal y encontrar apoyo en sectores que hoy le tienden la mano para salir del pozo. La radicalización agudizará los problemas. Sobre todo, de dar certidumbre y mostrar por cuál de todos los caminos querrá avanzar.

 

* Consultor en Comunicación Política, Percipi - Consultora. Linkedin: José Ferrentino.