OPINIóN
Elecciones 2023

Juntos por el Cambio podría haber triunfado en primera vuelta

Patricia Bullrich tuvo que repartirse entre atacar a Massa y a Milei. Eso le quitó energía y unidad en su discurso y quedó tercera a seis puntos del segundo. El autor cree que Juntos por el Cambio hubiera ganado en primera vuelta, si hubiera incorporado a Milei en 2022.

26-8-2023-Bullrich Massa Milei
. | CEDOC PERFIL

Poco tiempo después de las elecciones legislativas de 2021, el febrero de 2022, escribí una columna de análisis en este diario en la que indicaba, entre otras cosas, cuatro pasos que debía dar Juntos por el Cambio para asegurarse el triunfo en las elecciones presidenciales de este año.

1) Mauricio Macri no debía participar de la elección.
2) Macri, a su vez, no tenía que hacer declaraciones sobre política nacional.
3) Los protagonistas más relevantes de Juntos por el Cambio, debían reconocer constante y públicamente el valor de Macri como creador del espacio, rescatando los valores institucionales de su gestión presidencial.
4) Debía hacerse una amplia elección interna que incluyera, entre otros, a los espacios liberales de José Luis Espert y Javier Milei.

Los puntos 1, 2 y 3 buscaban aprovechar el buen piso electoral que tenía Macri, posicionándolo como “marca paraguas” y “contenedora” de todo el espacio, pero sin pagar el costo de su techo (las encuestas coincidían en que era muy alto el porcentaje de ciudadanos que nunca lo votarían).
En síntesis, todos los que querían a Macri, que eran muchos, tendrían en Juntos por el Cambio su opción. Todos los que no querían a Macri, que también eran muchos, podrían votar a Juntos por el Cambio sin culpa.

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El punto 4 buscaba evitar la fuga de votos por el lado de dos figuras opositoras al peronismo que venían creciendo. Esas dos figuras, difícilmente llegaran a ser candidatos a presidente del espacio pero, si así lo fueran, siempre era mejor tenerlos dentro que fuera.

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Finalmente, cuando llegaron las Primeras Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de 2023, de los cuatro puntos se habían cumplido sólo uno y medio; Javier Milei y su espacio fueron los más votados en agosto e, increíblemente, Juntos por el Cambio, que un año y medio atrás tenía todo para ganar, quedó segundo ahí nomás del tercero.

Todo indicaba que Patricia Bullrich no iba a tener problema para captar los votos de Horacio Rodríguez Larreta, a quien le había ganado la elección interna. La razón era sencilla: esos votos no tenían a donde ir. Si votaron a Juntos por el Cambio, señal que no querían votar al peronismo. Si votaron a Larreta es porque deseaban la opción “más blanda”, entonces no se iban a ir a una más dura que Bullrich.

En contrapartida, paradójicamente, a Bullrich le podía ser dificultoso mantener algunos de sus propios votos. Muchos de quienes la votaron lo hicieron porque creían que era la opción natural más dura de la oposición, pero ahora había otro más duro… ¡Y estaba ganando la elección!
En la escena pública, a su vez, Milei tenía el protagonismo del ganador y el gobierno el protagonismo de su gestión (mala, pero gestión al fin).

¿Y Patricia? Patricia se diluía. El propio Jaime Durán Barba, ex asesor del macrismo, sostenía a mediados de septiembre que era probable que Juntos por el Cambio quedara fuera del balotaje.

En ese momento escribí otro texto, pero no fue para publicar, como el de febrero de 2022 o como este, sino que lo envié a la dirigencia de Juntos por el Cambio como humilde aporte de un consultor en relaciones públicas.

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Además de detallarles todo lo que acaban de leer, les decía que tenían que actuar rápido para poder entrar en la segunda vuelta.

Primero tenían que asumir que había sido un error grosero haberle negado a Milei la posibilidad de integrar Juntos por el Cambio y más aún haberlo hecho explícitamente con un comunicado (¡Cuando él ni siquiera lo había pedido!). Distinta hubiese sido la situación con él adentro. Su poder se hubiese ido diluyendo (como en algún punto pasó con Espert).

En el peor de los casos, si no fuera así, el escenario post paso sería mucho mejor para el espacio con él a la cabeza.
Ni lo neutralizaron ni lo aprovecharon. Ni chicha ni limonada.

Si había consenso en esa autocrítica, había que reconstruir dialécticamente, en ese último mes, aquel punto 4.
Patricia Bullrich (quien tenía la autoridad de haberse manifestado en contra de cerrarle al libertario las puertas), debía empezar a “hablar bien de Milei”, subiéndose a su popularidad e incorporándolo a su discurso.

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Tenía que explicarle a la ciudadanía que Javier Milei era una buena opción, con ideas potables, muchas de las cuales ella compartía y en el pasado lo había expresado públicamente, pero no tenía experiencia en gestión pública como para dar el salto a la presidencia.

Ella tenía la experiencia que se necesitaba para encarar un proceso que deje atrás al peronismo y, en ese proceso, le pediría ayuda a Milei y le ofrecería incorporarse a su equipo.

Ya le llegaría a él el momento de ser presidente y, seguramente, ella lo apoyaría.

Casi como una madre, tenía que transitar ese discurso en esas últimas semanas hasta la elección presidencial. Si Milei la criticaba, ella no debía darle importancia. “Es producto de su pasión de juventud” diría. Casi como una madre, se lo perdonaría. Y eso funcionaría. Nadie puede agredir por mucho tiempo a quien no registra la agresión.

Patricia se tenía que meter en la jaula del León y domarlo. En contrapartida tendría que seguir yendo “con todo” contra Massa, mostrándose como una opción sólida y con experiencia para dejar este período atrás.

Como bonus track, Macri debería “bendecir” esta postura, apoyado por otros referentes, y retirarse del espacio público hasta después de las elecciones (reconstrucción de puntos 2 y 3).

Con esta táctica, Patricia Bullrich captaría a aquellos que simpatizaban con Milei pero que, a la vez, los asustaba su temperamento, falta de experiencia, etc. Esa porción de la población podría no ser mayoritaria, pero eran los puntos que ella necesitaba.
Si Bullrich no se mostraba “pro Milei”, y con eso generaba revuelo y le quitaba fuerza, vería la asunción del 10 de diciembre por televisión o, lo que es peor, eso sucedería en el balotaje.

El informe, con todos estos conceptos, se lo entregué a un colaborador de los más allegados de la ex candidata, quien lo leyó y prometió derivarlo al equipo de campaña para su consideración (por respeto y porque me trató muy bien, nunca revelaré quién es).
El resultado lo conocemos todos. Nada de lo propuesto se hizo. Bullrich tuvo que repartirse entre atacar a Massa y a Milei, eso le quitó energía, unidad y foco en su discurso y quedó tercera a seis puntos del segundo.

Con la táctica del "abrazo del oso" es probable que le hubiese robado a Milei más de tres puntos y, con eso, hubiese entrado al balotaje.

Yendo más atrás en el tiempo, si Juntos por el Cambio hubiera incorporado a Milei en 2022, hoy, con él o sin él como candidato, con mucha tranquilidad hubiesen ganado en primera vuelta. La gran performance de Massa, superando las dificultades de su propia gestión y las de un peronismo que está pasando por su peor momento institucional en ese contexto no hubiese movido la aguja.

Ya lo sabemos. Ninguna de las dos cosas pasó y el viejo Cambiemos "se fue del mundial"...Para terminar, si Juntos por el Cambio iba a gobernar con la misma torpeza con la que manejó su campaña, quizás debamos agradecerle a Dios que hayan perdido...
¿No?