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La épica de convencer a los indecisos

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Protagonistas. Gabriel Boric en La Moneda. Iskia Siches, clave en su victoria. | afp

Si alguien hubiera dicho hace un año que Gabriel Boric iba a convertirse en presidente de Chile en 2021 seguramente muy pocos lo hubieran creído. E incluso si alguien hubiera vaticinado hace un mes un triunfo tan contundente también hubiese sido difícil de creer. Porque en eso radica el fenómeno en el que se convirtió Boric: la épica de un candidato que sorteó todo tipo de obstáculos para llegar a ser presidente. 

El ballotage del domingo pasado fue contundente. Con más de 11 puntos de ventaja Gabriel Boric no solo se convirtió en presidente sino que también lo hizo batiendo varios récords: obtuvo la victoria en la elección con más participación ciudadana desde que en Chile el voto es voluntario y en el ballotage con mayor diferencia de votos entre los candidatos. Además, es el primer presidente que gana la segunda vuelta después de salir segundo en la elección general y a partir de marzo será el Presidente más joven de la historia de Chile. 

Pero en esta historia que parece perfecta también hubo obstáculos y dificultades que el ahora presidente electo tuvo que sortear. 

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Octubre 2019. Chile parece el oasis de América Latina, hasta que un aumento de la tarifa del metro hace implosionar un sistema que parecía no tener fisuras. Después de un mes de marchas multitudinarias con más de 1 millón de personas en las calles del país y un reclamo social que pedía una reforma estructural, el 15 de noviembre de 2019 el presidente Piñera convocó a todas las fuerzas políticas a un pacto para sentar las bases del proceso constituyente. El proyecto de una nueva Constitución por fin estaba en marcha. Y entre esos representantes convocados estaba el diputado Gabriel Boric como referente de la nueva izquierda chilena surgida desde la protesta estudiantil del 2011. A diferencia de lo que sugerían sus allegados, Boric aceptó firmar el “Pacto por una Nueva Constitución” lo que le valió fuertes críticas de los manifestantes por considerar que había acordado con esa clase política que la sociedad tanto quería destronar. Un año después fue ese mismo Pacto que le dio su primera victoria: la opción del “apruebo” que él defendía obtuvo el 82% de los votos en el plebiscito y unos meses después su partido fue una de las fuerzas que más escaños logró en la elección de convencionales constituyentes.  

Para 2020 y 2021 Boric se convirtió no sólo en un abanderado de la lucha por la nueva constitución sino también en una opción presidenciable. Sin embargo, un mes antes del cierre de la inscripción de las candidaturas, su alianza aún necesitaba conseguir 35.000 avales para poder presentarse. Con una osadía digna de su espacio político y una importante movilización de sus adherentes, Boric consiguió las firmas necesarias y el último día pudo inscribir su candidatura que lo llevaría a competir en la interna contra Daniel Jadue, el otro candidato izquierdista. Para julio, días antes de la elección primaria dentro de su coalición, todas las encuestas daban por hecho que Jadue tendría una contundente victoria, dejando al joven dirigente sin posibilidades de competir por la presidencia. Sin embargo, Boric se impuso con el 60% de los votos contra casi 40% de su rival. Así, se aseguró el pasaje a la elección presidencial que lo tuvo como favorito durante gran parte de la carrera. Sin embargo, el 21 de noviembre el ultraconservador José Antonio Kast se alzó con el 27% de los votos, 2 puntos más que el candidato izquierdista. De acuerdo con la normativa chilena, como ninguno obtuvo el 50% + 1 de los votos ambos tuvieron que enfrentarse en el ballotage del domingo pasado y nuevamente Boric empezaba en desventaja y sabiendo que hasta ese momento ningún presidente que había salido segundo en la elección presidencial había terminado ganando la segunda vuelta. Las dificultades eran altas, pero no era la primera vez que el candidato competía en desventaja. 

Claves. Entonces, ¿Cómo hizo Boric para dar vuelta el resultado en tan solo 4 semanas entre la primera vuelta y el ballotage? ¿Cuáles fueron las claves de la victoria? Son al menos tres: 

La reacción rápida y la incorporación de Iskia Siches. Cuando Gabriel Boric salió segundo en la elección presidencial de noviembre, su comando entendió que tenían que reaccionar rápido: conquistar al voto moderado, al indeciso y a parte del 48% del electorado que eligió a otros candidatos que no pasaron a la segunda vuelta. Y para ello tenían exactamente 28 días. Muchos coinciden que las decisiones que se tomaron durante la primera semana de campaña le dieron una ventaja irremontable sobre José Antonio Kast. Al día siguiente de la elección general se incorporó la Doctora y ex Presidente del Colegio Médico de Chile Izkia Siches como Jefa de Campaña. Hoy, ya con la victoria asegurada, podemos comprender que el ingreso de Siches fue un antes y un después en la carrera presidencial de Boric. ¿Por qué? Porque si bien el candidato despertaba entusiasmo en un sector de la población chilena, también generaba dudas e incertidumbre por su juventud, su falta de experiencia en administración pública y ciertos mensajes contradictorios que se habían emitido desde su círculo cercano. Siches entendió todas esas falencias que tenían que solucionarse de cara al ballotage y le dio una seguridad a su campaña que despertó la confianza en el votante acerca de la capacidad de Boric para gobernar. Siches ordenó su equipo, unificó los discursos y reconfiguró la estrategia hacia una mayor moderación ideológica. 

La moderación de los discursos. Si bien el ahora presidente electo comenzó su campaña manifestando las expresiones populares que se escucharon en el estallido social, tuvo que moderar su discurso para seducir al votante centrista, a ese 48% que había elegido a otro candidato y también a los 8 millones de chilenos que decidieron no acudir a votar en la primera vuelta. Por eso, desde el primer día de la campaña para el ballotage hizo un giro programático en el que incorporó mensajes vinculados con el orden, la seguridad y la lucha contra el narcotráfico; temas que habían sido abordados por Kast de forma exitosa. Y fue este nuevo discurso el que lo acercó no sólo al votante moderado sino también al voto rural en el interior del país, especialmente en las regiones norteñas de Atacama y Antofagasta y en las australes de Los Lagos, O’Higgins y Aysén, todas zonas que en la primera vuelta perdió y que logró revertir para el ballotage. 

Los consensos con otras fuerzas políticas y la transferencia de votos. Junto con moderar y unificar su discurso, Boric entendió que necesitaba generar un acuerdo transversal con otras fuerzas políticas, especialmente con el Partido Socialista (PS) y la Democracia Cristiana (DC) que había tenido como candidata a Yasna Provoste. Para ello, el ahora presidente electo hizo un llamado apelando a la encrucijada histórica en el que se encontraba Chile y al peligro que corría la democracia en caso de que Kast ganara la presidencia. Así, instó a los partidos a posicionarse “del lado correcto de la historia” de una manera tan inteligente que le permitió conseguir una importante transferencia de votos: el 80% de los votantes de la centrista DC eligieron a Boric en segunda vuelta y casi el 100% de los electores de Marco Enriquez Ominami (izquierda moderada) y Eduardo Artés (ultra izquierda) también optaron por Boric en el ballotage. Pero las sorpresas radican en haber captado además, el 20% del voto del oficialista Sebastián Sichel (centro derecha) y el 40% del neopopulista de derecha Franco Parisi, cuyos votos fueron ampliamente disputados tanto por el presidente electo como por José Antonio Kast. Gracias a estos consensos Boric sumó 2,8 millones de votos más con respecto a la primera vuelta. 

Los números fueron contundentes: la participación electoral fue del 55%, la cifra más alta desde que en Chile el voto es voluntario, dando cuenta cómo la ciudadanía se movilizó masivamente a pesar del descontento con la clase política. Con un discurso que apelaba a la esperanza por sobre el miedo y el protagonismo de un electorado sub 35 que tomó la campaña en sus manos, Boric se convierte así en el presidente más joven de Chile apoyado por una clase media que salió a la calle a demandar un cambio sustancial. Tendremos que esperar hasta marzo para saber si mantiene esos apoyos.

*Licenciada en Ciencias Políticas (UCA). Investigadora del Centro de Estudios Internacionales (CEI-UCA).