OPINIóN
En campaña

La ignorancia, el miedo y la ira dominan las propuestas políticas

El populismo es una forma polémica de hacer política en la que los “antisistema” movilizan al “pueblo” contra los “medios hegemónicos”, las “élites corruptas” o la “casta política”. Algunas reflexiones.

Preparativos en Plaza de Mayo para el acto de Cristina Kirchner por el 25 de mayo
Preparativos en Plaza de Mayo para el acto de Cristina Kirchner por el 25 de mayo. | Télam

El populismo tanto en su versión pseudo-socialista de bolsos y carteras de lujo, como en la más novedosa y popular moda anarco-capitalista ha hecho gala de una recurrente y peligrosa ignorancia en temas de extrema importancia tales como democracia, institucionalidad, desarrollo económico y desde luego también Sistemas de Salud.

En anteriores notas nos hemos referido a ciertas propuestas que ignorando las características de los Sistemas de Salud que funcionan eficientemente, colocaban la prioridad en el Hospital Público como eje de un nuevo sistema de salud popular. 

La versión populista más moderna nos aporta ahora una serie de sobrestimadas afirmaciones sin sentido proponiendo: “descentralizar las derivaciones hospitalarias, arancelar todas las prestaciones de salud y autogestionar el servicio de salud en trabajos compartidos con la salud privada”, promover leyes que permitan pactar honorarios entre los pacientes y profesionales médicos y “la creación de un seguro universal de salud que cubra los costos, cuidados preventivos, procedimientos de urgencia proporcional a la capacidad de pago del receptor del servicio” 

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La recomendable y ordenada complementación público-privada en el campo de la salud y la necesidad de instrumentar contratos que especifiquen obligaciones de las partes - también en la relación médico-paciente- ha sido el tema de nuestra anterior columna.

 

La ignorancia, el miedo y la ira dominan las propuestas políticas

Sin embargo a continuación del párrafo citado aparece un oxímoron o “burrada” debidamente subrayada: un seguro universal de salud es aquel en que todas las personas y las comunidades tienen acceso equitativo a servicios integrales a lo largo del curso de vida, con calidad y sin dificultades financieras, es igualitario y nunca proporcional a la capacidad de pago del receptor del servicio.

Estudiosos del comportamiento como Kruger y Dunning (1999) (1) sugirieron que las sobrestimaciones ocurren en parte, porque las personas que no están capacitadas en ciertos dominios sufren una doble carga: no solo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les roba la capacidad metacognitiva para darse cuenta de ello. 

Cuanto mayor es la incompetencia del sujeto menos consciente es de ella y más positivamente sesgada será su auto-valoración. 

Hacia un plan estratégico para nuestro sistema de salud

Al igual que se estudia el desarrollo económico y sus procesos asociados, siempre es recomendable analizar en detalle los Sistemas de Salud del mundo que mejor y más eficientemente funcionan antes de sugerir sinsentidos.

A esta altura de los acontecimientos debemos repreguntarnos también cómo es posible que estas propuestas estrafalarias logren concentrar tantas preferencias populares. 

El populismo es una forma polémica de política en el que los “antisistema” movilizan al “pueblo” contra los “medios hegemónicos”, las “élites corruptas” o la “casta política”. Los populistas construyen una división política entre ellos y otros actores, a quienes desprecian como "élite" o "establecimiento" y los objetivos de los ataques reflejan esto al construir una división política compartiendo una plataforma común de orientaciones con las “personas decentes” versus los “otros”.

Educación para un mundo de cambios disruptivos

Las emociones en los corazones y mentes de los ciudadanos son los ejes del accionar de los políticos populistas y sus seguidores, despertando el sentimiento generalizado contra la “traición” a sea lo que sea que estos actores presentan como el interés de la gente. 

Las estrategias se han centrado en “tácticas del miedo” (a perder el empleo, la jubilación, la ayuda social, los servicios de salud) y las hoy más novedosas “tácticas que logran canalizar la ira” (que se vaya toda la casta). 

Según Friedrichs et al. (2) el miedo y la ira tienen importantes puntos en común: ambas son emociones negativas, es decir, las personas experimentan como desagradables (a diferencia de las emociones positivas como el entusiasmo o alegría). 

Tanto las personas temerosas como las enfadadas suelen atribuir el origen de sus emociones a factores externos (fuera de ellos mismos). 

El miedo, por un lado, inhibe la acción u ordena el escape hacia la seguridad ("vuelo"). La ira  por otro lado, invita a la acción disruptiva para remover un obstáculo, por ejemplo confrontando al “enemigo” que ha causado el problema o interponiéndose en el camino de su solución ("lucha"). 

Para estos autores la interacción populista miedo-ira estuvo presente tanto en el referéndum del Brexit del Reino Unido de 2016, como en las elecciones presidenciales de Trump del mismo año. 

Cambiar la mentalidad que una mayoría aprovechó y comulgó con ella y que aún nos domina –el enano fascista según Feierstein –, exigirá de todos y cada uno de nosotros seguir estudiando y aprendiendo cada día para quizás lograr alguna vez superar nuestras evidentes limitaciones.

 

(1)    Kruger, J., & Dunning, D. (1999). Unskilled and unaware of it: How difficulties in recognizing one's own incompetence lead to inflated self-assessments. Journal of Personality and Social Psychology, 77(6), 1121–1134. https://doi.org/10.1037/0022-3514.77.6.1121
(2)    Friedrichs J., Stoehr N., Formisano G. Fear-anger contests: Governmental and populist politics of emotion (2022) https://doi.org/10.1016/j.osnem.2022.100240