Hace dos años el mundo se detuvo frente a un virus desconocido que iba desplazándose masivamente de país en país. La incertidumbre y el temor invadieron nuestra vida diaria. En ese entonces también la pregunta acerca de si era necesario contarles a los más pequeños emergió en un momento de muchísimo desvalimiento ante un hecho disruptivo. No es la primera vez que como profesionales de salud mental nos encontramos con que el silencio, encubrimiento o simplemente la falta de palabra es la opción. Sucede en otros ámbitos de la vida, principalmente cuando lo que ocurre ha producido mucho dolor: una pérdida de un referente cercano, una mascota, cambios de residencia, etc. Cualquier situación de cambio personal en una familia produce movimientos y no necesariamente tienen que ser negativos. Pero es usual que, frente a lo doloroso, se busque “preservar” a los niños para evitar que se angustien y preocupen.
La cuarentena de los niños y adolescentes vulnerables
Ahora bien, ¿Cómo esconder acontecimientos como lo fue y sigue siendo una pandemia por un virus, y una guerra que está ocurriendo en la actualidad? Es una gran exigencia psíquica buscar tramitar lo que está sucediendo y cada quien utiliza sus defensas subjetivas. Los niños de hoy escuchan en diferentes medios de comunicación y sobre todo pueden percibir cómo lo transitan los adultos, entonces tenemos la opción de no silenciar y de poder poner en palabras no sólo por el hoy sino también por el mañana. No es solo un relato de lo que sucede sino de transmitir lo ligado al respeto por uno mismo y por el otro, la empatía, la solidaridad y sobretodo que, con violencia, destruyendo hogares, pueblos, niños en sótanos esperando que acabe o poblaciones que tienen que migrar para sobrevivir, no es la mejor opción.
Por todo esto que podemos transmitir en valores es importante que nosotros como adultos podamos por ejemplo contarle al estilo cuento lo que está ocurriendo. De esta manera, de la mano de la literatura, van a ir abriéndose un abanico de emociones que les permitirán interrogarse e incluso pensar desde su mirada de niños. Escucharlos los va a sorprender porque desde su ingenuidad quizás puedan poner en palabras simples lo que como adultos nos puede costar muchísimo porque estamos atravesados por una cultura.
Los niños y los adolescentes tienen derecho a ser criados en la verdad
En ese relato es preciso transmitirles que hay una guerra por desacuerdos y que hay muchas personas en el mundo que buscan que se llegue a pactos para evitar que se produzca tanto dolor y que a veces el poder nubla la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Con el relato claro y sencillo de los adultos responsables de la crianza es suficiente. No es necesario poblarlos de imágenes o videos principalmente de los pares que están en los lugares involucrados. Por supuesto que con los niños en edad escolar y adolescentes se puede utilizar mapas que los ayuden a ubicar dónde está sucediendo e incluso contarles que lamentablemente las guerras han sucedido en otros momentos de la historia.
Si hay algo que nuevamente podemos aportar es que la palabra de los referentes afectivos tiene un valor inigualable porque allí no solo se trata de lo comunicado verbalmente sino de la transmisión de seguridad, sostén y alojamiento de las diferentes emociones que puede despertar la palabra: guerra.
* Lic. Cecilia Ruggiero (MN 42238/MP 82888), Psicóloga clínica y autora de “Acá estamos...Volviendo”. @conociendonos_padua
Cecilia Ruggiero además de ser psicóloga clínica y autora de “Acá estamos...Volviendo”, coordina Conociéndonos, un espacio de crianza y salud en donde se realiza asistencia psicológica general y hay un equipo que realiza acompañamiento en el proceso perinatal. Conociéndonos junto a Funlarguia auspician el libro de la autora.
ED