El presidente Lula da Silva no logró olvidar a su socio argentino ni siquiera en Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Hoy, en una reunión con el presidente Joe Biden, mencionó específicamente la aparición de movimientos de extrema derecha en el mundo como “el que emergió ahora en la Argentina”. No pudo ocultar, por cierto, cómo lo abruma la posibilidad de que una figura de ese estilo reine, en 2024, en la Casa Rosada. Pero esto solo es una anécdota en la entrevista de ambos jefes de Estado, donde ambos se felicitaron mutuamente por la iniciativa conjunta lanzada esta mañana sobre los “Derechos de los trabajadores y trabajadoras” en el mundo actual.
Es lícito describir esta bilateral como una instancia de “paz y amor” entre ambos gobiernos. La frase fue acuñada en 2003 cuando Lula inició su primer gobierno para describir sus relaciones políticas pacificadoras en el plano doméstico. Eso, desde luego, no impidió que conversaran sobre asuntos internacionales álgidos, como la guerra entre Rusia y Ucrania. No por acaso el gobernante brasileño aceptó encontrarse una hora y media después con Volodymyr Zelensky.
Es el primer encuentro presencial entre ambos mandatarios, luego del fracaso de un intento previo en mayo último, durante la cumbre del G20. La impuntualidad fue la causa de aquella frustración; con todo, el presidente de Ucrania también llegó hoy cinco minutos tarde, a sabiendas de cuánto pueden incomodar las tardanzas en las relaciones internacionales.
Vale mencionar que previo a esta cita, en su discurso inaugural en la ONU, Lula habló de la guerra que atenacea Europa, pero no criticó a Rusia. Dijo, en cambio, que “este conflicto revela nuestra incapacidad colectiva de hacer prevalecer los propósitos y principios de las Naciones Unidas”. Zelensky fue menos delicado: en su mensaje, en este foro mundial, dijo que es preciso “unirse para derrotar al agresor”, con lo cual definía una postura inalterable. Luego apoyó el planteo de reformular el Consejo de Seguridad, para dar lugar a la ingreso de otros miembros permanentes, una demanda reclamada por cuatro grandes “players” internacionales: Brasil, que empuja el plan desde hace tiempo, India, Alemania y Japón. Zelensky mencionó nominalmente a los tres últimos, pero omitió deliberadamente aludir a Brasil. Apenas refirió que “América Latina también debe ocupar un lugar”.
Vestido con su tradicional uniforme militar, Zelensky ingresó al hotel, donde se hospeda el gobernante brasileño por una puerta lateral, para evitar un contacto previo con la prensa. Poco antes, Lula había declarado a los periodistas que la única expectativa de esa entrevista “es la conversación de dos presidentes de dos países (sic), cada uno con sus problemas y sus visiones”.
Pero de hecho ocurrió algo diferente, según declaraciones posteriores del canciller de Brasil Mauro Vieira: “Se logró romper el hielo que había entre ambos”. Pero además de la “amigabilidad” en la cita, se establecieron “lazos de comunicación fluidos para debatir cualquier problemática en el futuro”. El presidente Lula confirmó que su representante especial ante el conflicto entre Rusia y Ucrania será, como hasta ahora, el ex canciller Celso Amorim.
Con Biden, paz y amor
El foco que el gobernante brasileño le dio su segundo encuentro personal con Biden: “Es la primera vez que un mandatario de Brasil se sienta con un presidente de Estados Unidos, en igualdad de condiciones y para discutir un problema crónico que es la precarización en el mundo del trabajo”.
El jefe de la Casa Blanca destacó enfático esta iniciativa bilateral, que incluirá la discusión de esa plataforma universal con la Organización Internacional del Trabajo. Biden reforzó otros aspectos de la colaboración con el gobierno brasileño para enfrentar la crisis climática, como también para promover “un crecimiento inclusivo en las dos mayores democracias de Occidente”. Prometió, además, movilizar millones de dólares para “preservar” el Amazonas y expresó su expectativa de continuar “la cooperación bilateral durante la presidencia brasileña del G20. Tengo mucho interés en esa sociedad con usted” le dijo a su colega sudamericano.
Joe Biden y Lula Da Silva unifican una propuesta para reformar el Consejo de Seguridad de la ONU
Fue, en cierto modo, sorprendente la importancia que Lula le asignó a la cita. Dijo: “Presidente Biden, cuando miramos la geopolítica del mundo, percibimos que las oportunidades se cierran cada vez más y que la democracia corre también un peligro creciente. Esto es una consecuencia de la negación de la política que llevan adelante sectores extremistas”.
Para el líder brasileño “la pobreza y la desigualdad parecen no interesar a nadie. Por eso, creo que este gesto nuestro, en pleno corazón de los Estados Unidos, despierta la esperanza”. Se refería al anuncio de la formulación conjunta de “Los derechos de los trabajadores y las trabajadoras”. La iniciativa puede conducir “las personas a creer que realmente es posible crear otro mundo más justo, una estrategia más solidaria y una humanidad que vuelva a ser humanista”.
*Desde San Pablo