Eleonora Gosman, corresponsal de Perfil en Brasil, aseveró que este "no es el Unasur del progresismo tradicional", sino que "hay una diversidad grande desde el punto de vista ideológico". Cómo viene siendo la visita de Alberto Fernández en el encuentro de presidentes sudamericanos, en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
¿De qué se trata esta cumbre regional de presidentes en Brasil?
Es una cumbre real del Unasur. Solamente falta una persona, que es la presidenta de Perú, Dina Boluarte, que no está aquí por razones internas que no le permiten dejar el país.
Es la recuperación de la Unión de Naciones Sudamericanas, que era un proyecto que no solamente tenía importancia en forma regional, sino también para nuestro país y para todos los miembros de ese grupo.
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Esto en la medida en que te permite una ampliación de mercado, y en un continente o en una región que tiene todo lo que se pueda imaginar, desde litio para abajo, para el costado y para arriba, como industria y minería. Entonces, es como decir "estamos en condiciones de resolver, en la región, la globalización regional", como me dijo este lunes el embajador Daniel Scioli.
¿Cómo sería eso? ¿La globalización regional sería crear una región autosuficiente y de la cual tendría poder, por sus materias primas estratégicas, como fue en su momento la OPEP y los países de Medio Oriente, respecto a los países desarrollados? ¿Algo así?
Sí, es algo así. Lo interesante es que, en este caso, este Unasur no es el del progresismo tradicional, como fue, por ejemplo, en el 2009 o 2010, y que llegó hasta 2015.
Aquí conviven muchas corrientes políticas: está Guillermo Lasso de Ecuador, Nicolás Maduro de Venezuela, Gustavo Petro de Colombia, Gabriel Boric de Chile, Alberto Fernández, Santiago Peña de Paraguay y Luis Lacalle Pou de Uruguay. Hay una diversidad grande desde el punto de vista ideológico.
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Es una Unasur pluriideológica, que tiene que encontrar formas de resolver su futuro económico, independientemente de las diferencias ideológicas de quien gobierne en cada país.
¿Cuánto tiene que ver Lula da Silva en esto, con su mirada de los BRICS y de intervenir en la guerra entre Ucrania y Rusia, donde Brasil tiene que ser un jugador de orden mundial?
En este caso, es más realista. O sea, no es que la visión diplomática o la visión geopolítica de Lula y este gobierno no sea realista, pero en este caso concreto es muy realista.
¿Qué quiero decir con esto? La paz entre Ucrania y Rusia no depende de Brasil ni de los sudamericanos, sino de los dos países en disputa y, posiblemente, de la OTAN, Estados Unidos y China. Entonces, hay otros jugadores mundiales.
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Desde luego que Lula seguirá trabajando en esa dirección, pero entendió que hasta fin de año no habrá ninguna novedad sobre el tema. Esto es más real, más concreto y específico. Hay un dato muy interesante y es esta pluralidad de la que estamos hablando.
Dicho esto, también tengo que decirte, por fuentes de distintos lugares, que en Brasil hay recelo y temor por un bolsonarismo argentino. Esto, a pesar de que Lula dijo claramente que él va a llevarse bien cualquiera sea el gobierno de Argentina.
¿Qué hay respecto de Daniel Scioli? ¿Perciben a Scioli como candidato? ¿Lo apoyan? ¿Les gustaría o les da lo mismo que gane Juntos por el Cambio si tuviera un candidato moderado?
No, no les da lo mismo. Podrían preferir un candidato moderado, dependiendo quién sea.
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Por ejemplo, Horacio Rodríguez Larreta.
En ese caso, no creo que haya mayores inconvenientes, todo lo contrario.
¿Y en cuanto a Scioli?
Tiene mucha consistencia en la forma de ver los procesos. Ve a Brasil como una de las puertas de salida de la Argentina, en términos económicos, no en política.
¿Cuánto puede ayudar Dilma Roussef a la Argentina desde los BRICS?
No es solamente Dilma, sino que es ella, más el Gobierno, Lula y su gente, para decirlo claramente. Están muy interesados, no en que preste dinero, sino en que salga de garantía para esta operación de financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil.
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Lo que permitiría hacer que Argentina alargue los plazos de pago, entre otras cosas. Sería una gran ventaja, dada la imposibilidad de obtener divisas rápidamente. Eso, por un lado.
Por otra parte, Lula insiste mucho en que no es pedir dinero, es pedir garantía. Supongo que debe ser una garantía con yuanes.
Lo que está diciendo es el BNDS tiene el dinero, pero no necesitamos el dinero chino, sino que lo único que necesitamos es que haya una garantía por si Argentina no paga eso, para calmar a la oposición brasileña respecto de que nuestro país es un insolvente contumaz. Finalmente, el dinero lo pondría el BNDS, no los chinos.
Estoy totalmente de acuerdo. El dinero lo pone el BNDS, pero es esto que acabas de decir. No es lo mismo prestarle a un insolvente sin garantías que a un insolvente con garantías.
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Es como cuando estás alquilando un departamento, haciendo una operación bancaria. Es lo mismo, necesitás garantía.
¿Cómo está asentándose Lula internamente? A pesar de que ganó por muy poco o mucho menos de lo que se esperaba el balotaje y que hay una fuerte resistencia interna, ¿está logrando asentarse y poco a poco se puede ir convirtiendo en aquel de su primera y segunda presidencia o es otra historia y le cuesta mucho más?
Sinceramente, no creo que le cueste mucho a Lula. Sigue siendo el mismo en cuanto a su capacidad negociadora. Solamente que, obviamente, tiene mucha más experiencia.
Lo que ocurrió con él es que se dedicó los primeros cuatro meses a viajar por el mundo y, en ese sentido, creo que abandonó un poco la política interna y la dejó en manos del Vicepresidente, que oficialmente está actuando como presidente.
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Ahora que volvió de su último viaje, lo que está haciendo es meterse en la política interna del país y con su capacidad habitual. En eso es el de siempre. Lo que sí es cierto es que hay más dificultades que antes, no solamente por lo que es el Congreso (que aquí funciona muy distinto).
Lo que ocurre es la que situación económica es complicada, los precios están muy altos y los salarios muy bajos, es decir, hay una serie de situaciones que son condicionantes en el despegar del país.
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En 2003, en su primer periodo, los primeros seis o siete meses fueron muy difíciles. Veremos qué pasa ahora, la situación no está de jolgorio.
BL JL