La POLITICA se basa en la naturaleza del “PODER”. La capacidad de hacer algo, la fuerza de convocatoria y la facultad para mandar, dominar o influir; son algunas de tantas otras formas que conciben al PODER.
La POLITICA, aunque no sea lo común, concibe también a la “GLORIA” como la cúspide de un resultado inédito. Los grandes cambios de la humanidad tuvieron lugar gracias a las grandes ideas que colisionaban con el estatus quo, social, cultural, económico y político que imperaba en el momento de producirse la modificación que daba entrada al futuro, a algo nuevo y distinto a todo lo demás.
Fue así que en los momentos de GLORIA cayeron los absolutismos monárquicos, se dividieron los poderes del estado, se puso un coto a la influencia religiosa, se terminó con la esclavitud, nacieron las revoluciones industriales, etcétera.
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Hoy en nuestro país existe sin lugar a dudas una necesidad impostergable de un cambio de paradigmas, mediante el cual la cultura se transforme de manera tal que permita impulsar los acontecimientos que coadyuven a lograr un momento de GLORIA.
Si trasladamos estos dos conceptos universales que acabo de definir (PODER y GLORIA), al momento actual por el que atraviesa nuestro país en materia política, nos vamos a encontrar con que el poder y la gloria política continúan en litigio de divorcio.
El balance 2020,es negativo en todos sus aspectos, vale decir que la economía, la seguridad, la salud, el acceso a la vivienda, la justicia y la modernización tecnológica y científica han perforado el fondo para caer más abajo de lo esperado.
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La Argentina hace agua por todos lados y no ves a nadie con un balde en la mano. El Ministro Ginés González García a principios de 2020 dijo que en la Argentina no habría pandemia, la llegada del virus reveló lo mal que estábamos en asistencia sanitaria, comenzaron las medidas de blindaje a todo servicio público como el de la justicia mientras se seguían pagando los sueldos como si nada, se liberaron presos, se quiso intervenir sin éxito la propiedad privada como lo vimos en el caso Vicentin, aparecieron las tomas de tierras y campos, y como si esto fuera poco, ante los embates del Gobierno Nacional y los reclamos que la clase media realizaba en todas las plazas céntricas del país, el Jefe de Gobierno Porteño, de quien se esperaba alguna reacción se puso a halar poder promocionándose como el sucesor de Alberto Fernández para 2023, haciéndole guiños al Gobierno Central mientras le sacaban un importante porcentaje de la coparticipación en detrimento de los vecinos de la Ciudad que comanda.
Frente a este balance negativo y ante esta marcada situación de incertidumbre política, se pone de relieve y suena interesante el rol que juega la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, cuya actitud ha demostrado representar los valores que han sido objeto del reclamo social y cuyo clamor se hizo sentir por todas las clases sociales, en las calles de nuestra Argentina, demostrando en los últimos días una vez más el respeto que se ganó de las fuerzas policiales; algo muy pocas veces visto.
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Muchos sectores políticos encontramos en los cambios de paradigmas un común denominador y en eso estamos trabajando pero sin embargo nos preguntamos si será el 2021 el momento en que la GLORIA representada por algún dirigente se ponga en la antesala del 2023.
Concluyo con que en la Argentina se necesita sin exclusiones, alcanzar un momento de gloria política, y para que eso ocurra será requisito apelar a una DECULTURACIÓN que implique la pérdida de todos los vicios que el poder político arrastra en beneficio de una nueva cultura nacional que nos haga despegar finalmente de toda esta mediocridad.
* Abogado.