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Milei; el discurso y el método

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Congreso. Diputados y senadores trabajando en enero, un placebo en medio de tantos aumentos. | cedoc

—“¿Y son inapropiados mis métodos?, pregunta Kurtz.

—Señor, yo no veo método alguno”.Apocalypse Now.  

Estalló el verano. No precisamente en los centros turísticos, donde la temporada se muestra floja, sino en el Congreso de la Nación. El presidente Milei, con su llamado a sesiones extraordinarias, les ofrece a sus electores el espectáculo teatral de diputados y senadores trabajando en enero.

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Un placebo en medio de tantos aumentos: ellos (los integrantes de la casta) también se joden. Aunque sea un poquito.

Claro que, si los legisladores hicieran realidad los sueños del libertario y convirtieran en ley las propuestas elaboradas por Federico Sturzenegger y distintos estudios jurídicos, los próximos cuatro años no tendrían demasiado por hacer.

La famosa ley ómnibus conlleva la delegación de las facultades del Parlamento a Balcarce 50. Así podrían más que compensar la fatiga de estas semanas con cuatro años de descanso con goce de sueldo. No parece un mal negocio en términos individuales. Aunque para la salud de la división de poderes y las instituciones el diagnóstico sería de carácter reservado.

La ley ómnibus delega las facultades del Parlamento a Balcarce 50

De todos modos, nada indica que las pretensiones del Gobierno sean de fácil cumplimiento.

La oposición, desde los combativos a los contemplativos, advierte el riesgo de la movida decisionista. Y se muestran dispuestos a mostrar que una vida dedicada a los juegos del poder enseña estrategias para frenar los ímpetus de los recién llegados.

Hay grandes enceradores de pisos entre quienes caminan desde hace años el Salón de los Pasos Perdidos. Y muchos patinadores inexpertos en LLA. La subestimación a la denominada vieja política puede salir cara.

He aquí la primera cuestión: ¿hay en el oficialismo estrategia o sus acciones solo se explican como el fruto de la improvisación forzada por el ideologismo?

Quienes defienden la astucia del León sostienen que la cantidad de temas incluidos y su exuberante diversidad están orientadas por la idea de confundir y distraer a los adversarios para finalmente rescatar los puntos esenciales.

Todo ello mientras se predica de modo estridente que el cambio total ha llegado para barrer la decadencia argentina con una escoba anarco-capitalista.

El bando de los escépticos cree, por el contrario, que una banda de influencers al servicio de sus espónsores empresariales ha tomado por asalto la administración pública sin siquiera los conocimientos indispensables de la profesión. Ven en las iniciativas lanzadas solo un plan de negocios, tan voraz en la búsqueda de utilidades como precario en la instrumentación. Señalan que las deficiencias técnicas son tan evidentes que no pasarán las instancias políticas ni judiciales. Y que el Cambalache de mezclar en la agenda la Biblia con el calefón actúa como combustible gratuito para incendios autogenerados. Demasiados adversarios, la mayor parte de ellos, innecesarios.

Para estos críticos, la decisión de la Cámara Nacional del Trabajo que, por la presentación de la CGT, accedió a suspender los efectos del capítulo de la reforma laboral del DNU, es solo el comienzo de la implosión. Confían además en que la aceleración de la inflación, con el consecuente declive del poder adquisitivo, irá esmerilando con prisa y sin pausa el capital ganado por el Presidente en el balotaje.

Entramos así en la segunda cuestión: ¿acompañará la mayoría de la sociedad la promesa de que los esfuerzos del presente son los últimos requeridos para dejar atrás años de decadencia? ¿O la crudeza del shock de esta nueva cirugía mayor sin anestesia superará los umbrales de dolor de una comunidad ya muy lacerada?  

Los funcionarios de la nueva gestión, memoriosos de las promesas que Mauricio Macri realizó alrededor del “segundo semestre”, apuestan a correr el arco más allá del horizonte de este año.

Incluso el propio mandatario habla de al menos dieciocho a veinticuatro meses para bajar sustancialmente la inflación y de tres a cinco décadas para llegar a ser como Estados Unidos, Alemania o Irlanda.

¿Existirá tanta paciencia en un contexto donde, a la luz de los exiguos ingresos, treinta días se presentan como una eternidad? ¿Hasta dónde puede pagar dividendos la ética y la estética del sacrificio al servicio de beneficios tan lejanos? La inocencia del enunciado y la inflexibilidad demostrada en la práctica parecieran reflejar un “buenismo autoritario”.

Mientras tanto, en el peronismo-kirchnerismo se ilusionan con que el crédito de la opinión pública se agotará más temprano que tarde. No son pocos los que susurran que la llegada del otoño marcará la frontera de la euforia mileísta.

Hasta ahora no se escuchó una autocrítica sincera de los referentes del fracaso del FdT

Esa profecía pareciera estar guiada por la convicción de que la sociedad olvidará pronto las desventuras del último gobierno del Frente de Todos y estará dispuesta a indultar los muchos errores de esa malograda administración.

Se trata, por decir lo menos, de una sobrecarga de voluntarismo. Hasta aquí no se ha escuchado una autocrítica sincera por parte de los principales referentes del fracaso de todas, todos y todes. Eso dificulta mucho la tarea de pensarlos como próximos sherpas y consejeros en caso de una espiralización de la crisis. En los últimos años solo han estilizado su capacidad para procrastinar y/o maquillar los problemas, actuando como verdaderos obispos ateos de una religión gastada por el abuso de rituales y consignas vacías.

Una temprana frustración de la sociedad con el Gobierno puede también llevarse puestos “los deseos imaginarios” de esta pobre versión del peronismo.

Hasta aquí, la clase dirigente ha mostrado poca voluntad de cooperación. Dadas la complejidad y profundidad de la situación económica y social, parece un comportamiento peligroso.

A lo largo del año pasado, la sociedad argentina construyó, a fuerza de sucesivas votaciones, un extraño artefacto político combinando intendentes, gobernadores, legisladores nacionales y provinciales provenientes de partidos y coaliciones tradicionales con un outsider de presidente.

Esa alquimia colectiva requiere ser administrada inteligentemente. Todos son igualmente legítimos de origen. Ahora deben edificar de forma conjunta su legitimidad de ejercicio en sus respectivas responsabilidades. De la capacidad que demuestren en la tarea depende su supervivencia. Y también la nuestra.