La espera valió la pena
La jornada electoral comenzó con largas filas, interminables por momentos, quejas por la organización; pero todo dentro de lo esperable. Los boca de urna que circulaban clandestinamente hablaban de un 20% de voto en blanco y números lejanos a la realidad que iba a llegar.
En efecto, al caminar hasta ocupar el lugar en la fila, la gente demostraba una calma por demás sospechosa; tenía el puñal bajo la manga y lo tenía muy afilado para usarlo. La tormenta no la vio venir en toda su dimensión ni el gobierno, la oposición o las encuestadoras que la pifiaron en al menos 6 puntos; lo que se vio reflejado en un mapa electoral donde dice que JxC obtuvo el 41,50% contra el 31,80% del oficialismo.
Con el oficialismo a la baja crecen las acciones en Juntos por el Cambio
En efecto, los tapados únicamente aparecieron cuando la gente castigó tanto a oficialismo como a la oposición. Hay un claro reclamo de coherencia y de sensibilidad social por parte de quienes gobiernan. Si bien Cristina Fernández no quedó contenta con el resultado, podemos afirmar que tampoco lo están Horacio Rodríguez Larreta ni Mauricio Macri. Estas elecciones trajeron malas noticias para los tres, ya que intendentes y movimientos sociales comenzaron a despegarse de la primera a quien se la vio apesadumbrada durante la conferencia de anoche. La Capital le dijo al Jefe de Gobierno que las próximas elecciones su espacio puede perder frente a una nueva alternativa, y el ex Presidente vio como sus candidatos fracasaron en el interior de país en importantes distritos como Córdoba y Santa Fe.
La Casta no tiene miedo
La casta no tiene miedo, el país se tiñó de amarillo, hubo algunos casos donde se le dio un voto de confianza a nuevas figuras; pero principalmente se castigó al gobierno.
Hay que destacar que si bien Javier Milei dio la sorpresa en CABA con un 13,66% (unos 238.000 votos), quedándose con el 3,5% del liberalismo en el 2019, el 3% de Juan José Gómez Centurión y el 7% de Roberto Lavagna, muestra que el status quo de la Ciudad no se vio modificado; donde María Eugenia Vidal junto a Ricardo López Murphy prácticamente repitió la performance de las últimas elecciones para su espacio.
El electorado respondió "esta no es la vida que queremos"
Si bien esta cuenta no es lineal, ya que por ejemplo hubo votos de los “Halcones” que migraron como represalia a Horacio Rodríguez Larreta, muestra que en esencia no existió un verdadero voto antisistema. Un caso similar es el de Facundo Manes, quien obtuvo un 15,12% (1.254.000 votos) en la Provincia de Buenos Aires, el neurólogo se ganó la confianza que le merece ser novedad y representar un resurgimiento de la UCR en los distritos que le fueron propios históricamente. En Santa Fe, Carolina Losada no solo le ganó al peronismo y al socialismo, además se cargó al Pro, a la Coalición Cívica y a parte de la UCR; en efecto, fue la verdadera revelación de la elección. La periodista compitió gracias a la estructura del radicalismo, pero el voto también fue sin dudas punitivo contra el gobierno.
El costo de la gestión
La mala gestión del Presidente Alberto Fernández tuvo un costo. La pobreza en el 50%, el 70% de chicos que no satisfacen sus necesidades básicas en el conurbano, el vacunatorio Vip, el dedito autoritario y las amenazas, la peor cuarentena del mundo, las miles y miles de Pymes que fundieron, los desempleados que éstas dejaron, los 115.000 muertos, las vacunas Pfizer que faltaron por cuestiones ideológicas, estar fuera del mundo libre; todo eso encontró respuesta en esta elección.
El Presidente de la República hoy es un tremendo “pato rengo” que deberá hacer malabares para llegar al final del mandato. No hay plata ni margen para radicalizarse, ni una oposición muy decidida para abrir una instancia de diálogo, ni tiempo para salir a regalar dinero; esta vez Alberto la tiene bien complicada. La Vicepresidente Cristina Fernández está contando los Senadores que le faltan para conservar su tranquilidad espiritual, porque con 35 no le alcanza para disfrutar con calma los sabores de Rapanui. De acá a la elección no solo tienen que evitar perder por más, también debatir el presupuesto, tratar que el dólar no se les vaya a las nubes y acordar con el FMI entre otras cosas.
La gente tuvo la paciencia necesaria para castigar al gobierno sin atenuantes, no hubo una reacción antisistema, la gente ordenó a la política y evidentemente pidió coherencia en la solución de los problemas. Quedó claro que oficialismo y oposición nos deben un plan, que es la luz al final del camino.