OPINIóN
Elecciones 2021

Javier Milei no le conviene a nadie

El fenómeno Milei sacudió el tablero político y obligó a los partidos políticos tradicionales a reacomodarse al nuevo escenario.

Javier Milei
Javier Milei | Cedoc

Javier Milei no precisa introducción: de perfil alto en los medios y con un estilo histriónico, logró captar primero la atención de segmentos jóvenes de la sociedad, pero también con el correr de la campaña parecería haber logrado implantarse entre los desencantados con la política.

Así, su visibilidad en medios y redes sociales parece crecer de la mano de su intención de voto. Esto generó primero un cambio de estrategia en el principal espacio opositor, Juntos por el Cambio, pero con una visión a largo plazo, el efecto Milei parecería no convenirle tampoco al oficialismo. Si bien el Frente de Todos puede hoy festejar la irrupción de un candidato que atomice a la oposición y le quite votos a Juntos por el Cambio en su principal distrito, CABA, en el futuro podría jugarle en contra. A continuación, analizamos cada uno de estos escenarios.

En primer lugar, el fenómeno Milei obligó a Juntos por el Cambio a ampliarse “por derecha” en la Capital Federal, y así habrá internas entre María Eugenia Vidal, candidata apoyada por al estructura del PRO, Ricardo López Murphy de Republicanos Unidos y Adolfo Rubinstein, por el radicalismo.

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Si bien hacía rato se venía conversando públicamente con ampliar la alianza, estas conversaciones apuntaban a espacios más filo-peronistas a fin disputar ese voto peronista no kirchnerista con el Frente de Todos. Pero tras la irrupción de Milei, este comenzó a disputarle votos que el principal espacio opositor creía cautivos. Así, forzadamente tuvieron que abrirse a una interna con Republicanos Unidos.

Inteligentemente, apareció la figura de Rubinstein, quien atomizaría internamente el voto desencantado con Vidal y Larreta pero que aún se mantiene dentro de Juntos por el Cambio, y de esta manera disminuir las chances de tener sorpresas la noche del 12 de septiembre. No sólo la disputa de dicho voto liberal forzó internas en Juntos por el Cambio, sino que sus principales referentes tuvieron que cambiar su discurso sobre la marcha de la campaña y como siempre antes de una PASO, las sorpresas no se descartan.

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Por el lado del oficialismo, este podría celebrar que un nuevo espacio, que irrumpe con fuerza en el principal distrito opositor, dispute y atomice el voto en contra del gobierno. Ahora bien, viendo más allá de diciembre de este año, Milei parecería contar con ciertas chances de ingresar al Congreso como así también Espert en Provincia de Buenos Aires y Lopez Murphy dentro de Juntos por el Cambio. Esto podría generar que efectivamente Juntos por el cambio pierda algunos escaños, pero no necesariamente que el oficialismo los gane. Sino que esos asientos pasarían a estar ocupados por diputados bastante más intransigentes a la hora de negociar iniciativas del oficialismo, como modificaciones impositivas, del régimen laboral o intervencionistas en el mercado.

Difícilmente los diputados liberales acompañen medidas como la ley de alquileres, la ley de teletrabajo, de góndolas u otras. Si bien posiblemente sean pocas bancas, si el oficialismo no logra asegurarse mayoría propia en la Cámara, unos pocos escaños son los que definen si hay o no quorum y si hay o no sanción. Hasta hoy, el oficialismo tuvo que buscar alianzas y apoyos en interbloques minoritarios, como el Interbloque Federal, Interbloque Unidad Federal para el Desarrollo y el FIT, que en alguna ocasión fue clave para que el oficialismo obtenga quórum, aunque luego votó en contra del proyecto en cuestión. Si estos bloques pierden representantes en beneficio del posible nuevo bloque liberal, al oficialismo se le complicará conseguir aliados circunstanciales. Siempre, claro, bajo el escenario que estos nuevos espacios tengan representantes que se mantengan fieles a sus promesas de campaña y a sus representantes.

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Por último, aunque ya los nombramos por arriba, están los partidos con menos representantes e inclusive algunos “antisistema” como el FIT, que, aunque proclamados de esa manera están presentes en la dinámica política y en el “sistema” hace varias elecciones ya. Estos partidos ven ahora un nuevo competidor por fuera de la llamada grieta, compitiéndole a ellos también por potencial electorado desencantado o enojado con la dirigencia política. Estos partidos, que no suelen lograr gobernaciones en provincias o municipios, tienen como máximos exponentes y representantes a quienes ocupan bancas en el Congreso Nacional. En caso de perderlos, perderían su principal caja política, su principal plataforma de difusión y su peso político para negociar con el oficialismo.

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En resumen, a ninguno de los actores ya instalados en la dinámica política le conviene la irrupción de Javier Milei y el espacio que encabeza, el cual tiene sus extensiones en otros distritos importantes. De una forma u otra, una buena elección de este espacio en CABA y PBA puede ser en el corto y largo plazo, malas noticias para unos y otros partidos. Y aquí cabe aclarar que una “buena elección” no quiere decir bajo ningún punto de vista salir primero, sino lograr escaños en el Congreso, aunque sean unos pocos. Luego de la gran encuesta nacional llamada PASO, tendremos un panorama más claro al respecto.