OPINIóN
Columna

La Serpiente Cósmica (segunda parte)

El Ego parece ser la consecuencia, el "diseño" más reciente, y no la causa, la matriz, la esencia de nuestra conciencia.

Ilustración
Ilustración | Gerd Altmann / Pixabay

Estamos tan absorbidos por la atención consciente, tan convencidos de que esta forma estrecha de percepción es no sólo la manera real de ver el mundo, sino también la más básica sensación de uno como ser consciente, que terminamos completamente hipnotizados por una visión fragmentada del universo.

Realmente sentimos que este mundo es un ensamblaje de partes separadas que de alguna manera se han integrado, o peor, desmembrado, y que cada uno de nosotros somos tan solo una de esas partes. Las vemos siempre solas –nacen solas, mueren solas– tal vez como retazos y fragmentos de un Todo universal, o como las partes reemplazables de una gran máquina. Raramente vemos las cosas y los eventos sucediendo “juntos”, como la cabeza y la cola del gato, o los tonos e inflexiones –elevándose y cayendo, yendo y viniendo– de una solitaria voz cantante.

                                                                                                   Alan Watts (The Book: On the Taboo Against Knowing Who You Are)

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Disolución del yo, o apagando la “red de modalidad por default”

Existe una de entre muchísimas redes neuronales (así se estructura el cerebro según el paradigma neuro-científico actual, por redes que se integran y complementan), recientemente descubierta (*)  llamada "default mode network" (red de modalidad por default). Este entramado de neuronas, ubicado en las "últimas capas" del cerebro (o sea, un sistema muy reciente en términos evolutivos) nos otorga la sensación del "yo", del ser un individuo separado, diferenciado del resto de las cosas que nos rodean. Ésta es la estructura neuronal, el sistema de “cableado” en el plano material, de lo que hemos dado en llamar el Ego.

La Serpiente Cósmica

Cuando logramos “adormecer” a esta peculiar red neuronal, ya sea a través de la meditación, la respiración yogi, el ayuno extremo o las moléculas enteógenas (dmt, cilocibina, lsd, mezcal), se desvanece en nuestra conciencia la sensación de separación, de distinción con el resto de las cosas, de las personas, de todo lo que abarca el Cosmos. Es ahí cuando nos damos cuenta, cuando reconocemos por experiencia –no por nuestro intelecto; ni siquiera por nuestra intuición– que somos parte integral del Todo.

La existencia de estados místicos destronan absolutamente la pretensión de los estados no místicos como los únicos dictadores de aquello en lo que podemos creer. Los estados alterados de la conciencia pueden ser, a pesar de toda perplejidad, estados indispensables en nuestro avance hacia la completitud final de la verdad. En estas experiencias, en las cuales la mente asciende a un punto de vista más completo y global,  he detectado atisbos de una gran reconciliación metafísica. Es como si los opuestos del universo, cuyas contradicciones y conflictos desembocan en todos nuestros problemas y dificultades, se diluyeran en una Unidad. Esta Unidad, sospecho, no es una mera ilusión. (**)

El Ego, entonces, parece ser la consecuencia, el "diseño" más reciente, y NO la causa, la matriz, la esencia de nuestra conciencia. El entendimiento de esta verdad, verdad que llevó a Hermes Trimegisto decir “como arriba lo de abajo”, o a los budistas tibetanos “Uno en Todo y todo en Uno”, es más real, más primordial, que el Yo, que el Ego, que la red de neuronas encargadas de promover nuestra individualidad; probablemente un recurso que la selección natural nos ha regalado para poder sobrevivir mejor ciertos desafíos sociales y de nuestro entorno en las sábanas ancestrales.

 

La metáfora nevada

Una manera de entender este increíble y muy reciente descubrimiento, es a través de la metáfora propuesta por Mendel Kaelen, un postdoc holandés actualmente trabajando en el laboratorio del Imperial College: la metáfora nevada.

Y cito (***): Piensa en el cerebro como una colina cubierta de nieve, y los pensamientos como trineos deslizándose colina abajo. A medida que un trineo se desliza detrás de otro, un pequeño número de trillas principales aparecerán en la nieve. Y cada vez que un nuevo trineo se deslice cuesta abajo, se verá atraído a los caminos preexistentes, casi como si fueran magnéticos.

Y Pollan aclara: Esos caminos principales representan las conexiones neuronales más activas en tu cerebro, la mayoría de las cuales atraviesan la red de modalidad por default.

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Kaelen continúa: Con el tiempo, se vuelve cada vez más difícil deslizarse calina abajo por otros caminos y en otras direcciones. Ahora pensemos en las drogas psicodélicas como entidades que alisan temporalmente la nieve de nuestra colina. Los profundos caminos principales desaparecen, y de repente nuestro trineo puede moverse en otras direcciones, explorando nuevos paisajes y, literalmente, creando nuevos caminos.

Pollan remata: Cuando la nieve es fresca, la mente es sensiblemente impresionable, y el más ligero cambio o giro, ya sea por una canción, una intención o una sugerencia del terapeuta, puede influenciar poderosamente su rumbo.    

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Esta metáfora nos sirve para reflexionar acerca de la naturaleza y estructura dinámica de nuestro cerebro, el cual está intrínsecamente ligado a la conciencia, y del cual el Ego (la conciencia del yo), al parecer es tan solo una parte. Entonces, ¿qué sucede en un cerebro que está experimentando “entropía elevada”? ¿Cómo es el “mapa” visual de un escaneo cerebral (fMRI) cuando el Ego (la red de modalidad por default) y el sistema de procesamiento visual están adormecidos y las posibilidades de actividad sináptica se enfrentan a un temporal “lienzo en blanco”? La respuesta es explosiva: un cerebro más integrado, con nuevas conexiones surgiendo espontáneamente entre regiones que comúnmente se mantenían ensimismadas e independientes. En otras palabras, las diversas redes neuronales (recuerdan que comenzamos diciendo que nuestros cerebros se constituyen de dichas redes) se vuelven menos especializadas.  

Cierro esta entrega con una divertida y profunda reflexión de Pollan, que nos viene acompañando desde el comienzo del recorrido: Los viajes (psicodélicos) me han demostrado lo que los budistas nos vienen diciendo pero nunca realmente lo entendí: que hay mucha más sobre la conciencia que el Ego, como lo notaríamos si tan solo lográsemos que se calle por un rato. Y que no debemos temer a su disolución (o trascendencia); de hecho, es un prerrequisito para cualquier progreso espiritual.

Aclaración final: todavía les debo la relación de estos temas con el título del capítulo La Serpiente Cósmica. Veremos si esto se concreta en la parte III. Por lo pronto, tiene mucho con qué entretenerse.

 

 


(*) The entropic brain: a theory of conscious states informed by neuroimaging research with psychedelic drugs. https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnhum.2014.00020/full

Psilocybin for treatment-resistant depression: fMRI-measured brain mechanisms. https://www.nature.com/articles/s41598-017-13282-7

New wave of psychedelic research yielding "exciting results” for mental health.

https://www.imperial.ac.uk/news/196673/new-wave-psychedelic-research-yielding-exciting/

(**) William James, cita incluida en el libro -de Michael Pollan- “Cómo cambiar tu mente”

(***) Mendel Kaelen y Michael Pollan en “Cómo cambiar tu mente”