SAN PABLO- “Irresponsable” e “inaceptable”. Con estos dos términos, el presidente Lula da Silva definió una nueva escalada en la confrontación con su colega Donald Trump. Esta vez, la sacudida se produjo por una noticia según la cual, la Casa Blanca, había resuelto suspender la visa del ministro de Justicia Ricardo Lewandowski. Se trata de una personalidad muy prestigiada que, anteriormente, llegó a ocupar la presidencia de la Corte Suprema brasileña. Con todo, según indicaron algunos medios periodísticos locales, falta aún la confirmación oficial del gobierno norteamericano respecto a esa cancelación.
De cualquier modo, no será la primera vez ni la última que Washington impida el ingreso de funcionarios brasileños al territorio estadounidense. Ya sufrieron ese tipo de “penalización” otros jueces del Supremo Tribunal Federal, como son los casos del actual presidente del máximo organismo judicial Luis Roberto Barroso, el futuro titular Edson Fachin y otros miembros como Carmen Lúcia, Gilmar Mendes, Dias Toffoli, Cristiano Zanin y Flavio Dino. Unos días atrás también se le aplicó el veto al ministro de Salud, Alexandre Padilha, a su mujer y a su hija de 10 años.
Brasil suspende operaciones militares conjuntas con Estados Unidos
Los nuevos impedimentos fueron anticipados por Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente Jair, que a pesar de no vivir en Brasil continúa como diputado. Precisamente, Lula se refirió hoy al legislador y su situación irregular, al señalar durante la reunión plenaria de su gabinete: “Ya tendría que haber sido expulsado de la Cámara, por insuflar mentiras contra el Estado brasileño. Esto es inexplicable. Vamos a tener que hacer de esto un frente de batalla político”.
El diputado fue quién operó en el entorno de Trump para lograr las medidas económicas coercitivas contra su propio país (el aumento de 50% en los aranceles que gravan las exportaciones brasileñas). Por eso, Lula no vaciló en acusarlo de cometer “una de las mayores traiciones a la Patria”.

En ese contexto se inscribe el paso siguiente a dar por la administración republicana. Según declaró Trump: “Como presidente de los EE.UU, enfrentaré a las naciones que atacan nuestras increíbles empresas de tecnología con impuestos digitales, con legislación sobre servicios digitales y reglamentación de los mercados, todas medidas proyectadas para perjudicar o discriminar la tecnología de nuestro país”.
Brasil se encuentra justamente en esa vereda: “Las big techs no son nuestro patrimonio. Y somos un país soberano, que tenemos constitución y legislación. Quien quiera entrar en nuestro territorio, tendrá que acogerse a nuestras normas” reivindicó Lula da Silva. Es un tema sensible que afecta también a la Unión Europea, ya que a través de la Ley de Servicios Digitales la UE busca limpiar las redes sociales y las plataformas online, para impedir entre otras cosas las Fake News.
Según el análisis de Christopher Garman, director ejecutivo del Eurasia Group para América, la confrontación entre los actuales gobiernos de Brasil y de Estados Unidos no habrá de durar demasiado. “Hay factores que limitan esa escalada: por ejemplo, las cuantiosas inversiones directas de las empresas norteamericanas. Esto exige cautela para no perjudicar a las compañías del propio país”. Pero además, en su visión, el mayor país sudamericano “no figura entre las prioridades de la Casa Blanca”. Para el especialista, “el foco está en la guerra de Ucrania y en las negociaciones comerciales con China”. Concluye que no por acaso “Eduardo Bolsonaro, en mensajes privados, reconoce la dificultad de mantener en alto, en Washington, la cuestión brasileña”.