El 70% de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires vive bajo la figura de un consorcio y se estima que la cifra ronda el 45% en el total del país. ¿Seguiremos siendo conscientes del valor de lo colectivo una vez superada esta pandemia?
"Nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes, corrientemente olvidadas, que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia". Estas fueron las palabras del Papa Francisco ante una plaza vacía el 27 de marzo pasado.
Alquileres y préstamos hipotecarios: el detalle de las medidas
Médicos, enfermeros, auxiliares de limpieza y todos los miembros del sistema nacional de salud ocupan hoy la primera línea de fuego en la batalla contra el virus en los hospitales. En las calles, sólo circulan los considerados “esenciales” y las fuerzas de seguridad para garantizar el cumplimiento de las medidas o el orden social. Las familias colaboran aislándose en sus casas, reorganizando sus economías y tomando tareas que en algunos casos delegan. Pero aquellas que viven bajo un formato de propiedad horizontal, le agregan una arista más a esta inédita realidad que nos atraviesa.
El 70% de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires vive bajo la figura de un consorcio y se estima que la cifra ronda el 45% en el total del país. Los encargados y ayudantes incrementaron su importancia relativa en la vida de todos los vecinos, quienes los valoran seguramente un poco más. También los administradores, en ocasiones mal prejuzgados, se empiezan a convertir en piezas clave para implementar las medidas en los edificios, coordinar soluciones y armonizar la convivencia que se tensa ante las restricciones que impone la cuarentena. Si bien no los aplaudimos a las 21hs, son figuras centrales en la dinámica diaria de millones de personas que viven en edificios que requieren esfuerzos para seguir funcionando.
Coronavirus: aplanando la curva de contagios
Las medidas sanitarias impactarán en forma impredecible sobre la situación individual de muchos vecinos en materia laboral, económica y financiera.Y así como la naturaleza nos obligó a entender desde el punto de vista sanitario que nadie se salva solo, los consorcistas tendremos que entender que lo mismo sucederá desde el punto de vista económico.
Este virus puso de relieve el valor de lo colectivo, la importancia del otro como jamás lo vimos antes.¿Será el momento de permitir que nazca un sentido de comunidad entre los vecinos del consorcio para enfrentar los desafíos que vienen? ¿Tendremos la capacidad de plantear escenarios, consensuar medidas extraordinarias y afrontar lo que viene con un sentido de pertenencia por el lugar que en gran medida compartimos?
Lograr la armonía será complejo y no existen recetas únicas seguramente. De lo único que podemos estar seguros es que enfrentar lo que viene con un sentido de comunidad, en equipo con los administradores, encargados y auxiliares será la mejor manera de darle sustentabilidad a esa organización tan corrientemente olvidada como es el consorcio donde habitamos.
* Director de ConsorcioAbierto.