OPINIóN
Política

Alberto, en el gran limbo nacional

¿En que país vivían hasta la semana pasada? Nada de lo que ocurre "fue magia", y nada lo será, si los responsables de colaborar con una salida, no colaboran con un poco de silencio.

Alberto Fernández saluda a la Plaza de Mayo colmada
Alberto Fernández saluda a la Plaza de Mayo colmada | Cedoc

Acá nadie pecó, parece. Todos hablan desde el limbo nacional, y dan consejos, como si no hubieran tenido al menos una oportunidad de darle soluciones, o al menos un amague de hacerlo, durante los últimos 35 años.

Pasemos de Alfonsín, que como bien describiera Beatríz Sarlo en Perfil, ya está en el Panteón Nacional. Los otros, todos, sin ninguna excepción deberían dejar de hablar por dos años y esperar que el partido lleve, por lo menos, un cuarto de tiempo transcurrido.

Incluso los propios, que parecen haberse olvidado de las razones por las que perdieron hace apenas cuatro años, y creen que el susto del poder judicial liberando a los multiprocesados ex funcionarios, es un baño de agua bendita y no una vergonzante libertad condicional, con tobilleras electrónicas inviolables que tienen que usar, incluso cuando se bañan.

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Alberto Fernández tiene tremendo lío en las manos, y cuando Litto Nebbia lo dejó solo en el despacho, seguramente habrá pensado:¿Y ahora qué carajo hago? Se fue a tomar exámenes a sus alumnos, mientras trata de no leer los diarios ni las redes sociales, para que la vice no le provoque una úlcera.

Cada medida que se anuncia es un escándalo. Y la tragedia griega es un género menor, al lado del festival de agoreros que anuncian vendavales que nos llevarán al infierno. ¿En que país vivían hasta la semana pasada? Nada de lo que ocurre “fue magia”, y nada de lo que vendrá lo será, si los responsables de colaborar con búsqueda de una salida, no colaboran con un poco de silencio.

¡Siempre nosotros! Grita un chacarero que liquidó el 41 % de su cosecha hace un mes, y se “salvó” de las medidas que se preanunciaban. Cuatro pesos por dólar pagaban, desde que el dólar estaba a 30. El “ajuste” los pone en la obligación de actualizar los aportes, y sí, carga sobre muchos productores que estaban exceptuados un 9 %. No es lo ideal, claro. Pero-con excepción de los productores lecheros- estamos hablando de sectores de la economía que obtuvieron con las devaluaciones y los alivios fiscales del macrismo, algunas ventajas que el resto de la sociedad no tuvo.

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¡El dólar turista! Bueno, habrá situaciones puntuales que resultarán injustas y como tales, inaceptables, como el aumento sobre medicamentos que sólo se producen en el exterior, o insumos de producción indispensables, pero ¿el resto? ¿en serio nos quejamos de un aporte extraordinario cuando, y sólo hace falta salir a la calle para verlo, más de la mitad de los pibes menores de 15 años, están bordeando el hambre?

La mayoría del argentino medio vive en un limbo, que lo exime de todas las responsabilidades de lo ocurrido, y elige señalar a los pecadores de turno. Y mientras estos intentan acomodarse en los despachos, sus propios compañeros les hacen reclamos y procuran marcarle la cancha al presidente, para que no se corra demasiado de las órdenes que le dio en público la vicepresidenta, como si ella- sí, ella- no fuera también responsable de este desastre. ¿o repasamos los números?

Vivimos en un país que tiene un balde para desagotar el desborde del río. Todos lo sabemos, pero a la vez nos corremos cuando nos piden que echemos una mano.

¿De dónde sacamos la plata, si nadie está dispuesto a colaborar?

No nos presta nadie un mango. Les debemos a todos, no cumplimos con los requisitos mínimos para comprar en cuotas una heladera. ¿Qué esperan que pase?

La clase media soportó en los últimos cuatro años, uno de los procesos de mayor empobrecimiento que recuerde. A la inflación que le ganó por goleada a los salarios, hay que agregarle las dificultades para absorber los aumentos exorbitantes en la energía, las prepagas, las cuotas escolares, que corrieron en avión, dejando a la propia inflación colorada de vergüenza.

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¿Qué clase de solución esperamos que aparezca en el horizonte, si nadie, absolutamente nadie está dispuesto a colaborar?

Un limbo donde el plazo fijo y la timba financiera no le deja una sola chance a la mentalidad productiva, con tasas bancarias que ni un usurero maldito imaginó en sus mejores sueños.

Que sí, que es el kirchnerismo, ya lo sabemos. Pero están ahí porque la mayoría de la población los eligió. Y eso, por cuatro años no se vuelve a discutir. Que no hay plazas opositoras ni lamentos en el nombre de la República que ayude a nada hoy. Porque lo que urge es que este desastre se acomode. Y para eso, primero hay que ir al Fondo, y tratar de que nos esperen unos años, porque sino, tendríamos que pensar seriamente en cerrar, y lotear el territorio, para poder pagar la quiebra. ¿Se entiende?

El gran limbo nacional, ese living cómodo desde donde todos protestamos creyendo que no fuimos responsables de lo que nos pasó, y sí, claro, de lo que nos pasa.

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Ayuden a ese señor, que está rodeado. Por los propios y por los adversarios. Que el tipo trata de hacer lo más ancho posible su discurso, gestualiza hasta lo imposible para demostrarnos que tenemos que bajar un cambio todos, y trata de bajar los niveles de enfrentamientos. Y tras cartón le cae Evo Morales, y le agrega fuego al incendio, como si nos hiciera falta.

Por momentos, este país se parece a una comedia genial. Pero no. Es una tragedia. Y los protagonistas somos nosotros.

Hay un presidente que asumió hace cinco días hábiles. Y no estaría mal que los demás colaboren.

Que bajen del limbo todos. Que toca resolver un desastre que fuimos generando con nuestras acciones sectoriales e individuales, que nunca miran los efectos que generan.