OPINIóN

Huella de carbono: el impacto de la construcción

Existen soluciones para levantar edificios sustentables. Por ejemplo, se emplean materiales biodegradables o reciclados de la biosfera, como ciertas maderas, que se barnizan con lacas naturales.

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Construcción | Borko Manigoda / Pixabay

Al hablar de sustentabilidad, uno de los indicadores que más certeza da para medir el impacto de un producto o servicio es la huella de carbono. Se trata de las emisiones de dióxido de carbono desde la extracción de las materias primas hasta el tratamiento de los residuos, pasando obviamente por la fabricación y el transporte hasta la obra.

Entonces, en la industria de la construcción, para medir la huella de carbono se utiliza como parámetro la tonelada de material utilizado. Actualmente, el sector de la edificación emite el 40% del dióxido de carbono. Además, genera el 30% de los residuos sólidos y el 20% de la contaminación del agua.

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A los números ya mencionados, hay que agregar el tipo de material que se usa en la construcción, que suele ser cemento, aluminio, hormigón y PVC, entre otros. Para tener una idea de la dimensión del impacto de esta industria, se puede señalar, por ejemplo, que en el mundo, anualmente, se usa 1,6 mil millones de toneladas de cemento para fabricar hormigón. A su vez, cada tonelada de cemento libera a la atmósfera un equivalente de dióxido de carbono.

Frente a este panorama, es bueno saber que ya existen soluciones que empiezan a utilizarse para levantar edificios sustentables. Por ejemplo, se emplean materiales biodegradables o reciclados de la biosfera, como ciertas maderas a las que se barniza con lacas naturales. Además de ser materias primas renovables, su producción necesita mucha menos energía y es menos contaminante. Claramente es importante que la madera provenga de bosques administrados con una mirada ecológica y, de ser posible, que tengan la certificación del Consejo de Administración Forestal (FSC) que garantiza la trazabilidad de cada árbol talado.

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Al pensar en materiales aislantes, la celulosa es una gran opción, pues puede ser reciclada y reciclable. Incluso, se la puede obtener partiendo de papel desechado. En cuanto a las pinturas, la idea es optar por aquellas que no contengan disolventes o materiales que dañen la capa de ozono.

Algunos se animaron a desarrollar sustancias que reemplazan el cemento, como las cenizas de bagazo de caña de azúcar, que son muy útiles para reforzar el concreto. Otras innovaciones se vieron en las tejas: algunas son fabricadas con residuos de minería y también hay placas para techos que se hacen a partir del prensado de envases de cartón, como los de leche larga vida.

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Estos cuidados sumados al empleo de energías limpias (paneles solares, reciclado de aguas) y a la implementación de espacios verdes (desde terrazas hasta jardines) ayuda a bajar el impacto que una edificación tiene en el medio ambiente. Además, hace más placentera la estadía de los habitantes de la vivienda, pues cuidar el planeta es hoy un objetivo comunitario con el que la mayoría de los ciudadanos comulga.

 

* Desarrollador Inmobiliario. Director de QE2 Construcciones SRL.