Con 132 años de historia sobre su espalda, la Unión Cívica Radical acaba de dar en la ciudad de La Plata un gran ejemplo de institucionalidad de esos que tanta falta le hacen al país.
Con una organización perfecta y una representación federal generosa y amplia, la Convención Nacional partidaria formalmente constituida designó a sus nuevas autoridades de cara a los próximos dos años que serán cruciales.
Hubo acuerdos y consensos. Hubo búsqueda de equilibrio representativo y proporcionalidad a la hora de definir cargos. Pero lo que más pesó en la balanza fue el sentido de la responsabilidad de época; la seguridad de que tanto el radicalismo como el país se enfrentan a su desafío más grande.
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Palpita en los corazones radicales la convicción de que el regreso al poder es posible. Y este no es un invento de su actual conducción sino una fiel expresión de lo que sucede en las bases que, como un árbol vigoroso y rejuvenecido, viene expandiendo sus raíces tanto en términos territoriales como generacionales.
Hace años que no se veía tanta juventud interesarse por nuestra historia y hace más de tres décadas que esa sangre nueva no encontraba en el radicalismo al instrumento democrático más apto para transformar la realidad y rescatar al país del desastre al que el populismo nos ha llevado.
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Este reverdecer radical pudo palparse en la asamblea reunida el último viernes. Esta vitalidad democrática es la que le está haciendo falta al país. Un país que necesita imperiosamente que, de una vez por todas, primen los acuerdos institucionales por sobre las aspiraciones personales. Una Argentina que precisa más cooperación y menos enfrentamientos para gestar e impulsar cambios estructurales perdurables.
Para que esto sea posible es necesario que también la oposición comprenda que la dispersión y los desencuentros sólo son funcionales a quienes están hundiendo al país en un pozo de miseria material y moral sin precedentes del cual, sin una coalición amplia, consistente y potente, será imposible salir.
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Para esto se prepara y estará lista la Unión Cívica Radical: para ser protagonista del proceso de rescate y reparación histórica que llega. El mensaje dado por la Convención Nacional del partido es la prueba más genuina y contundente de ello.
* Pablo Daniel Blanco - Senador Nacional por Tierra del Fuego - UCR.
