Elisa Carrió nunca pareció ser funcional al kirchnerismo como dicen algunos boinas blancas, ofendidos por los dichos últimos de Lilita, a través de los cuales endilga corrupción y mezquindad entre los radicales de la coalición. Sí, desde que se conformó la coalición opositora, se suele mostrar funcional al Pro, y a Mauricio Macri en particular, a quien invitó “con honores” al acto por los 20 años de la Coalición Cívica (CC) mientras prefirió no hacerlo con gran cantidad de radicales. Así como en la interna en PBA para Diputados, pedía al radicalismo que no compita y apoyaba que Diego Santilli encabece la lista bonaerense de la coalición.
Si uno rastrea la historia post 2003, la líder de la CC viene cuestionando al kirchnerimo de manera fundamentada y sistemática, a partir de que indagó sobre numerosas maniobras y actos de corrupción k; sus críticas a Néstor Kirchner incluso fueron más severas que hacia Cristina Fernández de Kirchner (CFK), a quien veía más como una heredera de la trama obscena de corrupción, aunque y Carrió lo aclaró, como a una heredera que no tuvo ningún reparo en continuar con los vicios, trampas y fraudes que se venían digitando desde el matrimonio presidencial.
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En noviembre de 2008, Carrió afirmaba sobre CFK cuando ésta ya era presidenta: "la jefa de la banda seguro que no es, el jefe de la banda se llama Néstor Kirchner y nosotros queremos preservar la autoridad constitucional de la presidenta de la nación". Aunque luego aclaró, en varias oportunidades, que la esposa del jefe de la banda, podía haber tomado otro camino o continuar por la senda de la ilegalidad, y optó por esta última.
Si uno rastrea los vaivenes de Cambiemos, conformado en su génesis por el Pro, la CC y la UCR puede también notar con alta frecuencia la decisión de Carrió de delegar un poder casi total en Mauricio Macri, líder del Pro, y restar un poder casi total a la UCR (y a su propia fuerza, la CC). La CC pareció sentirse cómoda en ese lugar de “furgón de cola” de la nueva coalición constituida en 2015, Cambiemos. El radicalismo parece haber aceptado ese lugar relegado, probablemente por su pérdida de popularidad producto de la crisis de 2001, pero ya hace un tiempo se manifiesta decidido a recuperar el lugar de partido centenario, orgánico, y con comités y militantes en cada rincón de cada municipio del país.
Es justo apelar al archivo para entender o no entender los amores y desamores de la preciosa política. Carrió tuvo sus momentos de ira contra Mauricio Macri. Así, la líder de la CC ha llegado a decir sobre el ex presidente que era “contrabandista y corrupto” y lo vinculó en más de una oportunidad con las barras bravas del fútbol. En el año 2003, en plena campaña, llegó a manifestar “creo que el mejor candidato a jefe de Gobierno es Aníbal Ibarra. Y más frente a un contrabandista como es Macri”.
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Pero cuando en 2015 se fundó la coalición opositora para hacerle frente al kirchnerismo, fundamentalmente por la acción de una mente brillante como lo es Carrió, los cambios de parecer de esta mente brillante fueron acompañados por el nombre que se eligió para la nueva fuerza tripartita. Así, Cambiemos se dispuso a cambiar un estilo de hacer política, y en plena campaña, Carrió cambió su discurso de antaño por afirmaciones tales como “Yo les vengo a pedir el voto desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego… Pido que votemos por reconstruir nuestra cultura y nuestra educación…”. Y en medio de la ovación y aplausos recibidos, remató expresando “Macri será el mejor presidente de la historia”.
Desde aquel momento, el apoyo incondicional de la líder de la CC al líder del Pro fue y es contundente. Diferente es su discurso y accionar respecto al actual jefe de gobierno porteño del Pro, Horacio Rodríguez Larreta, con quien tiene sus buenos y no tan buenos momentos. La incondicionalidad de Carrió hacia Macri es tal, que le perdona incluso la invitación que éste le hace a Milei para que ingrese a Juntos por el Cambio (JxC), luego de que el violento libertario haya agraviado sin filtro no solo al radicalismo y al larretismo sino a la propia Coalición Cívica y a la misma Carrió.
La oposición ganó las últimas elecciones legislativas y la república recuperó vigor a partir de un mayor equilibrio de poder. Pero existen internas indiscutibles al interior de JxC. Existe una coalición que parece no entender que el radicalismo, siendo socio mayoritario, ostenta ocupar un lugar de relevancia en el nuevo JxC o Juntos. En los últimos días, un halcón del Pro, Jorge Macri, quien renunció a la intendencia de Vicente López y ya forma parte del gabinete del gobierno porteño larretista, manifestó “en lo primero que estamos de acuerdo con Horacio es que el Pro siga siendo el espacio político más relevante para que pueda poner al próximo presidente de la Nación, al próximo gobernador… que siga creciendo” y continuó afirmando “hoy nuestra prioridad tiene que ser sostener la unidad, y que el Pro sea el tronco, la construcción central, el sostén principal o el motor de JxC”, es decir la prioridad del Pro, duro y blando, que ya comenzó a tender puentes, parece seguir siendo monopolizar la coalición, y en este punto Carrió sí parece ser funcional para que esto ocurra.
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En referencia al radicalismo, Carrió en el minuto 13 de su discurso por el festejo de los 20 años de la CC manifestaba "el partido que más traicionó es el partido que más amé, pero son mis hermanos, no voy a quitar esa hermandad". Es posible que Carrió se esté peleando demasiado con sus hermanos que dice que la traicionaron, y que por tal motivo el apoyo al Pro de Macri, que intenta seguir copando poder, sea desmedido.
Al margen de las desilusiones y cambios de parecer de Carrió y de las ambiciones insaciables del Pro, existe un radicalismo absolutamente desenfocado, que luego de años de letargo, parece haber despertado sin comprender que, para conquistar mayor presencia, primero debe dirimir sus disputas y liderazgos internos, que son escandalosamente substanciales. Mientras halcones y palomas del Pro parecen empezar a entenderse, Carrió sigue despotricando contra la UCR (en los últimos días también se pronunció contra el radical Facundo Manes denunciándolo de ser amigo de la casta empresaria que se hizo multimillonaria gracias a las coimas que pagó el gobierno kirchnerista), y el radicalismo pelea y pelea por la jefatura de la bancada, si Mario Negri o Emiliano Yacobitti, pelea y pelea por la conducción del Comité Nacional, si Gerardo Morales o Martín Lousteau, y hace horas nomás, peleaba y sigue peleando por el sector del radicalismo que triunfó en el comité nacional de la Juventud Radical.
¿El radicalismo volverá esta vez a enamorar?
Un duelo radical que, parafraseando a una diputada recién electa por el oficialismo, lo condena a perder ganando. El mapa luego de las últimas PASO, de las elecciones generales y elecciones provinciales quedó pintado fuertemente de morado, pero morado vs morado suma amarillo, o hace resplandecer un sol con un fondo celestito.
* Sandra Choroszczucha. Politóloga y Profesora (UBA). www.sandrach.com.ar