A punto de iniciar el último año de gestión del gobierno de Omar Perotti en la provincia de Santa Fe, el balance en materia de seguridad es penoso. Lejos de mejorar siquiera parcialmente el tema, la situación empeora día a día.
La actual gestión llegó con la promesa de “Orden y Paz” un eslogan que jugaba publicitariamente con las iniciales del entonces candidato a la gobernación: una estrategia que funcionó para la campaña, pero que claramente estaba vacía de contenido. Apenas asumió, el gobierno de Omar Perotti se alineó al kirchnerismo, que como todos sabemos sólo trajo desorden e incumplimiento de la ley.
Las por entonces nuevas autoridades -tantos las nacionales como provinciales- optaron por desandar el camino que Santa Fe había comenzado a transitar cuando Patricia Bullrich estaba al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación: se retiraron los efectivos federales de Santa Fe y Rosario; se dejó de coordinar acciones entre funcionarios nacionales, provinciales y municipales.
Los resultados fueron los que conocemos: ciudades huérfanas de autoridad, con una policía sospechada, y ministros que apenas saben de excusas y parecen hablar desde una realidad paralela. De hecho, en estos días, un ofendido ministro perottista salió a responder críticas que con razón realizó Patricia Bullrich a las actuales gestiones nacional y provincial en materia de seguridad.
¿Con qué autoridad puede ofenderse alguien cuando la crítica es justa, razonable y viene de alguien que sí logró resultados en condiciones similares? La gestión de Patricia Bullrich sí tuvo autoridad y presencia permanente en Santa Fe. Con fuerzas federales y junto a los gobiernos provincial y locales, hizo cosas concretas, como “Barrios Seguros”, bajando la violencia en barrios como Grandoli y Gutiérrez (Rosario) o Alto Verde (Santa Fe), por citar dos ejemplos. Sabemos que no se puede combatir las mafias y el narcotráfico si no hay convicción y voluntad política de hacerlo, como lo demostraron Patricia Bullrich en la Nación, Maximiliano Pullaro en la provincia, y muchos intendentes que nos hicimos cargo de esta prioridad de la agenda de nuestras comunidades.
Otro dato concreto: durante la gestión de Patricia Bullrich, y en un trabajo coordinado con el entonces ministerio que encabezaba Maximiliano Pullaro en la provincia, bajó la tasa de homicidios sostenidamente en la provincia y Rosario, mientras que durante la gestión K de Sabina Frederick, Aníbal Fernández y Omar Perotti subió sostenidamente hasta el posible triste récord este año en Rosario. La cifra de homicidios en Rosario superó en lo que va de 2022 la de 2014, y lamentablemente es posible que termine superando la cifra de 2013 (264 muertes), que fue el período de la mayor espiral de violencia después de la muerte de Ariel ‘Pájaro’ Cantero.
No es una batalla sencilla ni se resuelve el problema de la inseguridad y las mafias de un día para el otro, pero esa batalla que había comenzado a librarse con éxito entre 2015-2019, ha dejado de darse en Argentina y dramáticamente en Santa Fe y Rosario.
Los ministros de Perotti deberían ocuparse de lograr mejores resultados antes de poner excusas y echar culpas a quienes de verdad nos ocupamos y pusimos al frente de la lucha por el orden y la paz, sin eslóganes.
(*) Intendente ciudad de Santa Fe 2015-2019. Vicepresidente UCR Santa Fe.