OPINIóN
Salud mental

Tener o no el control de lo que nos sucede

Si se logra tener el control interno de lo que nos acontece se pueden enfrentar los desafíos con determinación; por el contrario, depositar en el azar o el destino el rumbo de la vida, puede generar frustración. En todo caso, es una herramienta útil para comprender cómo nos percibimos y respondemos a lo que nos sucede.

Salud mental
Salud mental | Agencia Shutterstock

Todos tenemos una voz interior que acompaña a lo largo de la vida. Esta voz, responsable de los diálogos internos, puede ser el mejor aliado o el peor crítico, dependiendo de cómo cada uno la escuche y el significado que le dé. Narrativa interna se convierte en algo fundamental a la hora de construir nuestra realidad. 

En psicología, se conoce como el "locus de control", un concepto que ayuda a entender hasta qué punto uno cree que tiene el control sobre los eventos que ocurren en nuestras vidas.

El locus de control se refiere a cómo entender las causas de lo que nos sucede.

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¿Somos responsables de los éxitos y fracasos, o se le atribuye a fuerzas externas, como los demás, los astros, dios, el destino o la suerte? 

Tener o no el control de lo que nos sucede

Esta percepción puede influir en nuestra forma en que enfrentamos los desafíos, y en nuestra salud mental en general.

Si uno tiene un locus de control interno, tendemos a creer que tenemos el poder de influir en nuestro destino. Atribuir logros y fracasos a las propias acciones y decisiones, lo que nos otorga un sentido de responsabilidad y autonomía. Uno se siente capaz de enfrentar los desafíos con determinación y constancia, confiando en nuestras habilidades para superar obstáculos. En general se tiene, el control de lo que nos sucede.

Por el contrario, si se tienen un locus de control externo, tenemos la tendencia a creer que somos víctimas de circunstancias externas que escapan totalmente a nuestro control. 

Se atribuyen los éxitos y fracasos a factores como la suerte o el destino, los demás, los astros, lo que puede generar sentimientos de impotencia y frustración. Espectadores pasivos de la propia vida, incapaces de influir en nuestro destino.

La ira que entusiasma

Es importante tener en cuenta que el locus de control no es una característica fija de la personalidad, algo que no cambia nunca, sino que puede cambiar a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones. Además, no se trata de una cuestión de que, si es "bueno" o es "malo", sino de comprender cómo nuestras creencias influyen en nuestra forma de enfrentar los desafíos de la vida.

El locus de control no es un enemigo, sino que es una herramienta útil para comprender cómo percibimos y respondemos a los eventos de nuestra vida. Ya sea que creamos que tenemos el poder de influir en nuestro destino o que estamos a bajo la influencia de fuerzas externas, nuestras creencias moldean nuestra realidad y nuestra experiencia del mundo que nos rodea. Lo que creemos creamos. 

La voz interior que nos acompaña a lo largo de nuestras vidas actúa como un filtro a través del cual interpretamos nuestras experiencias. Es un narrador interno que, dependiendo de cómo lo alimentemos, puede nutrir nuestra confianza o sembrar la duda en nuestras capacidades. Esta narrativa interna, en última instancia, se convierte en el marco a través del cual percibimos la realidad que nos rodea y determina la forma en que nos relacionamos con ella. Es una herramienta poderosa que puede impulsarnos hacia adelante o mantenernos estancados en la autolimitación y la resignación.

Entender nuestro locus de control puede ser el primer paso para desarrollar una mayor conciencia sobre nuestras creencias y comportamientos, podemos trabajar para fortalecer nuestro sentido de autonomía y responsabilidad, permitiéndonos afrontar los desafíos con mayor confianza y determinación: tomar las riendas de nuestra propia narrativa y, así de nuestras vidas. 

Si comprendemos cómo nuestras creencias influyen en nuestras acciones y actitudes, podemos cultivar una mentalidad de crecimiento. Reconocer que tenemos el poder de influir en nuestro destino nos capacita para enfrentar los desafíos, transformando nuestra realidad interior y exterior. 

En última instancia, el locus de control nos invita a que asumamos la responsabilidad de nuestra propia historia y a convertirnos en los protagonistas de nuestra vida.

*(MN: 66869), Dr. en psicología, docente, tallerista y autor