Si el “ChatCGT”, el de la Central General de Trabajadores, no registra que los avances tecnológicos en las empresas no son una política “neoliberal” sino una discusión para modernizar las condiciones laborales, falla en su principal rol gremial.
Los cambios recientes que se discuten por aplicación de la inteligencia artificial a diversos escenarios sociales pone en alerta al sector laboral en todo el mundo.
El ChatGPT es una muestra del iceberg en materia de aplicaciones que impactan y reforman el presente inmediato del trabajador. En este caso, lo usaremos como hito que obliga a pensar una nueva agenda laboral a la gente que aquí denominaremos, haciendo un juego de palabras, como el “ChatCGT”.
En este sentido, la Central General de Trabajadores, no hace mucho se reunió a reflexionar sobre el impacto de las tecnologías sobre el trabajo.
Lo interesante de las reflexiones que han publicado es que dan cuenta del cambio inminente pero no emergen propuestas concretas para cambiar lo que hay que cambiar que es la capacitación, una cultura de innovación y la legislación en estricta relación a la dinámica del nuevo mercado.
En este punto, el ChatCGT y otros sectores de defensa de los derechos del trabajador deben asumir que si no fuera por la pandemia el teletrabajo no hubiera sido una modalidad de trabajo impulsada por el sector.
También, que lo anterior potenció la posibilidad de trabajo para el sector de trabajadores con movilidad reducida y también a quienes la distancia les significaba un costo fijo que imposibilitaba emprender.
Incluso, puso en evidencia la necesidad de rediscutir condiciones de trabajo para la mejora cotidiana de los trabajadores dado que en muchos espacios de trabajo el espacio reducido y la edificación anticuada era un riesgo más que un escenario propicio de trabajo.
El Chat de la CGT
Pero lo más importante de todo esto es que el ChatGPT como icono de este año en cuanto a emergencia de novedades disruptivas que se democratizan obliga a que sectores laborales y de capacitación evalúen y analicen sus contextos y condiciones de realización de tareas.
En este sentido, resulta llamativo que no avizoran, quizás por una condición etaria o corporativa, que los cambios no son producto de una política neoliberal, inmoral o inhumana. Son producto del avance inexorable de la diversidad de pymes en distintas partes del mundo y que dan cuenta de que realmente estamos ante una revolución tecnológica que parecía lejana para un sector dirigencial del tercer mundo pero que hoy le golpea la puerta, pero no la quieren abrir.
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Ergo, no hay un centro de decisión que decida estos cambios sino una red de empresarios y emprendedores tecnológicos en Silicon Valley, Bangalore, Seúl, Singapur, Estocolmo, Dublín, entre otros, quienes compiten transversalmente por integrarse o por irrumpir y así liderar en el mercado tecnológico con soluciones para todas las dimensiones de nuestras vidas.
Si esta realidad, evidente y en desarrollo exponencial es así, seguir pensando en que los cambios en el mercado laboral se dan por el solo efecto de una causa llamada neoliberalismo es no comprender que las revoluciones en el capitalismo implícitamente fueron explicadas ya por Joseph Shumpeter (Capitalismo, socialismo y democracia) y responden a la lógica de: la destrucción creativa.
Por esto, si el ChatCGP no aparece en el ChatCGT como un tema a asumir y ante el cual la organización debe comenzar a analizar la realidad como nos exige, y no como se quiere, y proponer entonces planes de modernización que protejan derechos pero incentiven también la innovación estarán fallando en su principal rol gremial de modo inexplicable.
Trabajadores y modernización tecnológica
El lema "sin trabajadores no hay empresarios" comienza a ser relativo y cada vez más nos acercaremos a la idea de que "sin emprendedores no hay trabajo, empresa ni instancia educativa que fomente nuevos emprendedores".
Es decir, la revolución e innovación tecnológica dará trabajo, nuevos empresarios y formulará decididamente los contenidos de los colegios industriales y la oferta universitaria del futuro.
El ChatCGT tiene entonces una oportunidad histórica de proponer legisladores para las próximas elecciones y así conformar un congreso nacional abierto a discutir certeramente las nuevas condiciones laborales para el contexto socioeconómico vigente.
Y deben acercar y proponer planes de trabajo y seguridad social para los candidatos a presidente de la nación y de éste modo apoyar una nueva época en materia de perspectivas socio-laborales. Urge que sean parte de la vanguardia en la defensa de las buenas prácticas laborales en los nuevos escenarios productivos.
Claramente, el desafío no es menor pero es el desafío que le toca a la actual dirigencia. Hoy, pocos son los ejemplos de los dirigentes sindicales que incorporan para su afiliados institutos y universidades con materias de tecnología, gamificación, educación en robótica, filosofías ágiles, perspectivas sostenibles, entre otras nuevas habilidades. Estos ya entendieron el futuro.
Ojalá sea todo lo anterior, parte de la nueva agenda sindical y el chat de la dirigencia cambie la agenda por el de innovación y seguridad social para los trabajadores que hoy ingresan al mercado y las futuras generaciones.
* Analista de Asuntos Públicos
