Estamos (no tan mal) pero vamos (bastante) bien. Esa frase podría haber sido la conclusión tras el anuncio del presidente Alberto Fernández sobre la tercera extensión de la cuarentena. Las filminas -y el espíritu docente que parece haberse apoderado de la comunicación política en plena crisis- demostraron que las restricciones en las que estamos desde el 20 de marzo lograron el objetivo: ralentizar el contagio. En esta tercera etapa, las prohibiciones simulan darle paso a más excepciones, con el compromiso de todos pero también con dudas sobre su ejecución. ¿Quién asume el costo de arruinarlo todo? Por ahora, nadie.
Con el decreto 408/2020, la última prórroga segmenta la cuarentena según la situación epidemiológica de cada región. De acuerdo con cifras oficiales, el 62% por ciento de los departamentos del país no registran casos de pacientes con coronavirus. A la cabeza de la lista, Formosa sorprende por tener registros en cero. Afortunadamente (¿o llamativamente?), la provincia en la que el 40 por ciento de la población capitalina está bajo la línea de pobreza, según INDEC, está al margen de la pandemia, incluso cuando está rodeada por zonas alcanzadas por el virus.
Esta vez no hubo excepciones según criterios económicos. Con abril como el primer mes completo en que el sector privado sufrió la parálisis de su actividad, Fernández reconoció la preocupación del gabinete en torno al impacto de la cuarentena en términos financieros. También sobre la deuda, estancada tras la postergación de los pagos de 2020. Pero aun cuando se niega a caer en la falsa dicotomía “salud o economía”, la situación sanitaria es la prioridad 1.
Así es el decreto que prolonga la cuarentena hasta el 10 de mayo
¿Hay cambios? Hay pero son aparentes. Después del reclamo de varios sectores -empresarios y gobernadores sobre la economía- y del microclima acomodado de las redes sociales, defensor del esparcimiento de adultos mayores y niños, desde Nación habilitaron salidas recreativas. Pero con condiciones estrictas.
Los centros urbanos de más de 500 mil habitantes deberán mantener la cuarentena tal como estaba hasta este sábado 25: Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Córdoba, Mendoza, Salta, San Juan, Rosario, Santa Fe y Tucumán-Tafí Viejo. Muchos de ellos están afectados por la transmisión comunitaria del virus. Sólo considerando ese motivo, y teniendo en cuenta que el 47.4 por ciento de la población total del país vive en estas regiones, ¿quién recomendaría relajar el aislamiento? ¿La reclusión domiciliaria es angustiante para la población? Sí. Pero repetir la experiencia de Italia, España, Ecuador o Brasil en cuanto a cantidad de muertos y colapso sanitario puede serlo todavía más, en un país que estaba en emergencia desde antes de que el virus llegara él.
Los distritos con menos de 500 mil habitantes pueden implementar algunas excepciones, en la medida en que cumplan con todas las restricciones dispuestas: no registrar transmisión comunitaria, contar con un sistema de salud local capaz de responder ante una eventual demanda, tener una evaluación positiva de las condiciones de vida de la población local en relación al acceso a servicios básicos e ingresos. De cumplir con los cuatro requisitos, las autoridades deben instrumentar algún método por el cual la población movilizada nunca supere el 50 por ciento del total local. Visto así, es casi imposible.
En abril, el INDEC había estimado que la pobreza argentina había llegado al 35.5 por ciento en 2019. La expectativa es que, ante la crisis y la pandemia, ese porcentaje crezca en el corto plazo. Sin capacidad económica y con una emergencia sanitaria que se agrava ante la cantidad de trabajadores de la salud contagiados o sospechosos de haber contraído la enfermedad, ¿qué provincia o distrito cumple con esos requisitos? Desde Nación, fueron claros sobre quiénes administrarán la tercera etapa de la cuarentena: la decisión está en manos de las autoridades provinciales. Son los gobernadores y gobernadoras quienes deberán instrumentar las excepciones de jurisdicción, controlar el contagio y reportar semanalmente al Ministerio de Salud sobre el desarrollo de la epidemia.
No bastó mucho tiempo para que los mismos intendentes y gobernadores que lamentaban en off el freno económico se mostraran extremadamente cautelosos en avanzar con las salidas recreativas. Un rebrote de la duplicación de contagios tiene un costo enorme. En vidas, en la economía local y también en imagen política. ¿Quién se haría cargo de arruinar lo logrado después de cinco semanas de aislamiento?
A menos de 24 horas del discurso presidencial, la Ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires (con una curva de contagio creciente), Córdoba y Santa Fe respaldaron las nuevas medidas con un comunicado conjunto. En el caso de Buenos Aires, sólo considerarán salidas recreativas en los municipios menos golpeados y en consonancia con los intendentes. De momento, Lomas de Zamora es uno de los primeros en plegarse a la disposición del gobernador Axel Kicillof y rechazar las salidas en ese municipio.
¿Quieren salir? Estas son las condiciones. Y si no les gustan, no hay otras. Como los Marx, pero sin chance alguna de tomarlo con humor.