OPINIóN
Salud

Ventajas de la internación domiciliaria

El Programa Médico Obligatorio (PMO) le dio legitimidad institucional a esta alternativa que se multiplica, debido a los altos costos hospitalarios y la escasez de camas en el sistema sanitario argentino.

Guardias de Hospitales saturadas por casos de Dengue
Guardias de Hospitales saturadas por casos de Dengue | Radio Popular

El modo en que una sociedad organiza el cuidado de sus mayores y de las personas que lo necesitan dice mucho de su presente y de su futuro. En todo el mundo, los sistemas de salud están bajo presión: el envejecimiento poblacional, el aumento de la demanda y los costos hospitalarios obligan a buscar modelos más humanos y sostenibles.

En ese escenario, la internación domiciliaria aparece como una respuesta posible y necesaria.

Argentina no es ajena a esta tendencia. Por el contrario, tiene una trayectoria pionera en la región, con diversos actores que se especializan en el diseño, la coordinación y la implementación de soluciones de internación y atención integral de alta calidad en el hogar de personas con enfermedades crónicas o agudas, que fueron consolidando un modelo que comenzó de manera incipiente y hoy es un componente clave del sistema de salud.

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La inclusión temprana de este servicio en el Programa Médico Obligatorio (PMO) le dio legitimidad institucional, facilitó su expansión y fortaleció la confianza de pacientes y familias.

Un rasgo distintivo de esta actividad en nuestro país es su capacidad de respuesta rápida. Ante la urgencia de contar con un servicio de cuidadores o acompañantes profesionales, la solución está disponible 24/7, incluso en contextos que imponen dificultades o limitaciones operativas al sistema tradicional. Esa agilidad es una ventaja competitiva frente a otros modelos de la región, y uno de los aprendizajes que Argentina puede proyectar regionalmente.

El mercado mundial de cuidados domiciliarios alcanzará casi US$ 750 mil millones en 2030, con un crecimiento anual de más del 10 %"

Ahora bien, este desarrollo no está exento de tensiones. El sistema enfrenta desafíos estructurales que revelan la brecha entre expectativa social y realidad: falta de recursos, desconocimiento de estándares de referencia y naturalización de servicios deficientes por parte de muchas familias.

A su vez, las obras sociales y prepagas recurren a esquemas de copagos y pagos de bolsillo para evitar recortes o negativas de cobertura que, en no pocos casos, derivan en procesos judiciales. Esa distancia entre lo que se espera y lo que efectivamente se recibe es el gran punto a resolver si queremos dar un salto de calidad.

La experiencia internacional muestra que la internación domiciliaria es una tendencia global en expansión. El caso de España, por ejemplo, evidencia cómo el cuidado domiciliario avanza en la gestión privada con paquetes de servicios que incluso contratan empresas para acompañar a sus empleados. A los factores repasados -como el incremento de la vejez demográfica, por ejemplo- se suman proyecciones contundentes: según Grand View Research, el mercado mundial de cuidados domiciliarios alcanzará casi US$ 750 mil millones en 2030, con un crecimiento anual de más del 10 %, impulsado por la búsqueda de alternativas más eficientes y humanas frente al aumento de la demanda y los costos hospitalarios.

En la misma línea, el Future Health Index 2025 de Philips advierte que, en más de la mitad de los países encuestados, los pacientes esperan dos meses o más para acceder a un especialista, con el consiguiente riesgo de agravamiento de la salud y aumento de las rehospitalizaciones.

Ante este panorama, la internación domiciliaria se consolida como una herramienta estratégica para ampliar capacidad, reducir costos y mejorar la adherencia a los tratamientos.

En el ámbito local, la situación no es muy distinta. De acuerdo con datos de la industria, la internación domiciliaria ofrece una mejor relación costo-beneficio que la hospitalaria de baja complejidad y mejora la calidad de vida de los pacientes.

Además, la experiencia acumulada y la solidez institucional le confieren a la Argentina una posición de ventaja para liderar en la región.

En definitiva, la internación domiciliaria no es solo un servicio de salud, es también un espejo de cómo una sociedad entiende el cuidado y la longevidad. Argentina cuenta con la experiencia, la legitimidad y el talento profesional para convertirse en referente regional.

El gran desafío es cerrar la brecha entre expectativas sociales y realidades del sistema, al mismo tiempo que se incorporan nuevos formatos y tecnologías. Ese equilibrio puede proyectar al país como líder en un mercado global en plena transformación.

* Directora de En Casa