OPINIóN
Reforma laboral

Jornadas de 12 horas para trabajadores esclavos

El gobierno “impulsa la eliminación de 9 artículos y la modificación de otros 55 de la actual Ley de Contrato de Trabajo” dice el autor. Desde 1817 los países civilizados promulgaron la jornada laboral de 8 horas, por no mencionar una iniciativa de Felipe II, que en 1593 ya la había decretado para los obreros españoles. Sólo en Argentina se va para atrás.

Fin de la esclavitud en EEUU
Fin de la esclavitud en EEUU | Freepik

En este festival de reformas impulsadas por el gobierno nacional, una remembranza de una cirugía mayor sin anestesia, al mejor estilo menemista, impulsa la eliminación de 9 artículos y la modificación de 55 artículos de la actual Ley de Contrato de Trabajo.
Para salir del tono enciclopedista que exige analizar esta pretendida reforma, en esta oportunidad he elegido focalizar en la prolongación de la jornada laboral.

Parece mentira, pero en el año 1593, el Rey de España Felipe II estableció “que los obreros no trabajen más de 8 horas diarias, repartidas en 4 por la mañana y 4 por la tarde, para que el sol no castigara tanto a los que laboraban”. Este mismo Rey confirió novedosamente 10 días de vacaciones pagas al año, y hasta un medio sueldo en aquellos trabajadores que tuvieren algún tipo de convalecencia, ya sea por enfermedad o accidente.

En 1817 Robert Owen, empresario, filántropo y teórico socialista galés, estableció en sus fábricas de manera obligatoria una jornada laboral que no podía exceder las 8 horas diarias. En 1866 la Internacional Socialista instauró la jornada laboral de 8 horas diarias.

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Que los obreros no trabajen más de 8 horas diarias, repartidas en 4 por la mañana y 4 por la tarde, para que el sol no castigue tanto a los que laboran' (Rey Felipe II, 1593)"

Andrew Johnson, presidente de los Estados Unidos en 1868, promulgó la ley que fijaba la jornada laboral de 8 horas para empleados federales y trabajadores de obras públicas, aunque no incluía a los obreros industriales. Esta exclusión impulsó las huelgas de 1886, entre ellas la de Chicago, que derivaron en la Masacre de Haymarket, un hecho central en la lucha por los derechos laborales y el origen del Día del Trabajador.

Hoy, en esta Argentina actual que registra un 7,6% de desocupados, los trabajadores no sindicalizados suman 12 millones y los sindicalizados no llegan a 3 millones. Está claro que el gobierno busca que esta última cifra baje drásticamente para que estos no graviten en absoluto en la búsqueda de mejores condiciones.

La realidad es que el proyecto que quiere presentar el Ejecutivo no tiene en cuenta el tremendo sacrificio que vienen haciendo los trabajadores, víctimas de políticas implementadas por gobiernos ineptos de todos los colores que llevaron a los pobres hacia la condición de miserables.

Es una reforma que solo observa el costo laboral y que no pone en la balanza las desorbitantes ganancias empresariales que han sabido acumular, pese a la ley vigente que se cuestiona. Hasta donde sabemos, esa ley no hizo que los empresarios ocupen el lugar de los pobres, como tampoco los pobres y asalariados ocupen el lugar de los ricos.

El secretario de Trabajo confirmó que la reforma laboral solo se aplicará para los nuevos empleos

Mas allá de los artículos que se pretenden modificar y eliminar, es preocupante observar, cosa que nadie ha hecho, cómo se acomodan los discursos que instalan cómo deber de defensa ineludibleno perder los derechos obtenidos mediante el sacrificio y la lucha de los obreros y organizaciones de antaño.

Esto sucede en el mundo de los formalizados que choca de manera violenta contra la otra parte del mundo de trabajadores llamados “informales”, una legión de excluidos y marginados del actual sistema laboral. Esas personas acostumbradas a transitar por fuera de las ART, de aportes jubilatorios, sin obra social, pero que forman una unidad económica que moviliza gran parte del país.

Hoy, en Argentina se registra un 7,6% de desocupados; los trabajadores no sindicalizados suman 12 millones"

Esta reforma es bochornosamente más retrograda que la ley citada de Felipe II de hace más de 400 años atrás. Va a contramano de la mayoría de los países civilizados, donde la tendencia es reducir la jornada de trabajo sin disminuir el salario y tendiente a regular a los trabajadores de las plataformas para darles acceso a la seguridad social y protección.

Lo que esconde este proyecto es la extensión de la jornada laboral, elimina el régimen de horas extras, ubicando al trabajador en una figura de mendigo que tendrá que suplicarle al empleador y demostrarle que merece un día de descanso por las horas de más que no le pagaron como extras y trabajó.

Trabajadores de este mundo nuevo, despídanse de poder organizarse para poder estudiar, para pasar tiempo con su familia, y prepárense para seguir soportando este embate de los poderosos que van a seguir profundizando la grieta entre los que conscientemente saben que son trabajadores y dependen de un salario, y de aquellos que siendo trabajadores de igual condición se van a seguir sintiendo empresarios.

Mientras estos dos mundos sigan chocando, y la unidad de los trabajadores no se concrete, el festival de leyes en contra de sus intereses seguirá prosperando.

*Secretario general sindicato de trabajadores municipales de Vicente López