—¿Ves un sesgo o una conclusión lógica en lo que observan los economistas más ortodoxos sobre la no evolución económica de Argentina?
—Un país desarrollado necesita el libre comercio porque, como tiene competitividad en muchos sectores, necesita colocar sus productos en distintas partes del mundo y abastecerse de materias primas. Así se insertaron los países de nuestra región en el concierto internacional. Cuando fui secretario de Relaciones Económicas Internacionales y también como secretario de Comercio, me tocó participar de muchos foros, del G20, de la Organización Mundial de Comercio. Los países más pro libre comercio eran los más desarrollados, y particularmente China. ¿Es un ejemplo de libre comercio? ¿Su desarrollo estuvo basado en esos principios? No, pero le conviene que los mercados estén abiertos porque son muy competitivos en muchos sectores y además preservan herramientas para hacer políticas de desarrollo de esos sectores. También lo hacen la Unión Europea y Estados Unidos. Hay una gran hipocresía en un mundo muy desbalanceado. A partir de los 90, unos pocos países se quedaron con herramientas para fomentar su industria, particularmente la agrícola, la menos competitiva de Europa, y le piden al resto del mundo que se abra y en el contexto del Consenso de Washington y del neoliberalismo muchos países de la región empiezan a aplicar esas políticas. El resultado es que hoy el PBI per cápita de Argentina es el mismo de 1974, e incluso puede ser un poquito menor. Tenemos casi 45 años perdidos en término de desarrollo. Tiene que ver en gran parte con que se aplicaron políticas que no se corresponden con las necesidades ni las particularidades de Argentina. Además, actualmente las herramientas para desarrollarte están mucho más acotadas por el cambio institucional en el mundo.
—Como invariable, marcás que los países que lograron desarrollarse se consolidaron como naciones hace muchos años. Pero dentro los países nuevos, de África o Latinoamérica, la performance de Argentina es peor. ¿Cuál es la causa de la particularidad?
—Durante lo que se denomina la edad de oro del capitalismo, después de la gran recesión de los años 30 y particularmente a partir del 45, Argentina desarrolla un entramado industrial mucho más potente y diversificado que gran parte de los países de la región y por supuesto que África. El desarrollo industrial que alcanza Argentina a mediados de los 70 solo es comparable con Brasil, un país con una escala de producción muchísimo más grande, y en algún sentido con México. Cuando viene el movimiento que les pega a los países más industrializados de la región, Argentina se empieza a desindustrializar. Después de la crisis de la deuda de los 80, todos los países de la región realmente tuvieron que atravesar situaciones muy difíciles, pero Argentina, por su desarrollo industrial y los golpes que sufrió su entramado productivo, tuvo un desempeño difícil en términos macroeconómicos.
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—¿Los países medianos sufrieron más la globalización mientras que los países que no tenían desarrollo de industria, América Latina del Pacífico por ejemplo, la padecieron más?
—El caso de Argentina es muy particular porque tenía una estructura industrial muy desarrollada para las características de país medio.
—¿Y Brasil? Comparado con los países del Pacífico, creció menos; pero comparado con la Argentina creció más. ¿Se salva porque es más grande?
—Porque es más grande y porque tenía una burguesía industrial mucho más consciente de sus intereses. Si bien se llevó adelante un proyecto neoliberal, el impacto no fue tan grande. Además, en el 91 se crea el Mercosur. También funciona como una plataforma de libre comercio entre los cuatro países miembros que lo benefició. Gran parte del comercio de Argentina, Uruguay y Paraguay se redirige a Brasil por el arancel cero. Pero a Argentina la desindustrialización la mata.
Es un golpe durísimo que viene con la crisis de la deuda y se acentúa en los 90. Otros países como Chile, Perú y Colombia, no es que se desarrollan, si entendemos que desarrollo quiere decir crecimiento sustentable con mejora en los índices de igualdad y las condiciones de vida de la mayoría de la población. Lo que ocurre es que se consolidan macroeconomías que no enfrentan demasiadas crisis, pero sin que haya un mejoramiento profundo de la situación social. Lograron lo que no logra Argentina. Equilibrar su macroeconomía sin que haya crisis profunda desde el punto de vista económico y desde el punto de vista social.
Este es un fragmento de la entrevista de Jorge Fonteveccha a Augusto Costa en Periodismo Puro. Lea el reportaje completo siguiendo este enlace