PERIODISMO PURO
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Enrique Piñeyro: Capitalismo humanitario y rebeldía

El multifacético empresario, actor, director de cine, piloto, médico, activista y filántropo fue el encargado de peritar el Skyvan PA-51 usado en los vuelos de la muerte por la última dictadura, para poder ser repatriado y llevado al Museo de la Memoria. Ahora vuelve a ponerse el disfraz de Batman, para trasladar refugiados de Ucrania y de África, y hacer vuelos humanitarios en su propio avión.

Enrique Piñeyro 20230811
Enrique Piñeyro en la entrevista con Jorge Fontevecchia | Néstor Grassi

La dictadura

 

—¿Cómo empezó la repatriación del avión Skyvan PA-51 utilizado para los vuelos de la muerte?

—Empezó cuando Giancarlo Ceraudo y Miriam Lewin me traen a la productora un fajo de registros técnicos de vuelo y me dicen: “No encontramos a nadie que quiera analizarlos, son del Skyvan que era de Prefectura. Tenemos fuertes sospechas de que estos se han usado en los vuelos de la muerte y nos gustaría que lo mires”. Empiezo a mirar nombres conocidos, gente que está volando en la línea aérea, etc.; hasta que llego a vuelos que no tienen ningún sentido aeronáutico. Aeroparque-Punta de Indio es un vuelo de 40 minutos, porque el Skyvan es muy lento, y estaba anotado cuatro horas cuarenta. Aeroparque-Bariloche son cuatro horas, ¿cómo Aeroparque-Punta de Indio, cuatro horas cuarenta, adónde fuiste? Había anotados vuelos de Aeroparque a Aeroparque, local. Vuelo local quiere decir que no te vas a cinco millas más del aeropuerto, tenés que estar ahí, y ponían motivos del vuelo: entrenamiento. Están prohibidos los entrenamientos en Aeroparque. Todo empezó a descalibrarse de lo que debería ser un registro técnico de vuelo. Cotejé con el libro de Scilingo: miércoles, sábado, miércoles, sábado, miércoles, sábado. El día del vuelo de las monjas francesas también, a la hora exacta en que se las vio salir por última vez de la ESMA. Todo empezaba a tener una coherencia. Hice un informe muy largo detallando las incoherencias, y ahí es cuando citan a indagatoria a dos pilotos de Aerolíneas. Había más pilotos de Aerolíneas, pilotos de LAPA incluso, pero citan a estos dos, que son los que tienen los vuelos más inexcusables, digamos. Y ellos en la indagatoria cometen un error muy grave: decir que es cierto, que lo anotaron mal, que no se podía hacer entrenamiento en Aeroparque, pero que lo hicieron en Tandil, iban allí, hacían el entrenamiento sin aterrizar y volvieron. Eso no se anota así, eso se anota: Aeroparque-Tandil-Aeroparque, en el mismo renglón. Si uno aterriza, anota Aeroparque-Tandil, y en el renglón de abajo Tandil-Aeroparque. Entonces, en la indagatoria, cuando mintieron tan ostensiblemente, yo fui a declarar como testigo, con un tribunal por cierto bastante hostil, me llamó la atención. Me empezaron a mostrar papeles que nunca había visto en mi vida. Yo soy testigo, tengo que ir a declarar por lo que entró por mis sentidos; si no, soy un perito que me dicen: “Qué opina de este papel”. Sin embargo, lo hicieron muy descaradamente y todo quedó ahí, no sé si llegaron a la fase condena o se murieron durante el proceso, en la cárcel, a ambos. Después, en enero o febrero, Massa me pidió si podía ir a verificar que el PA-51 que estaban por traer era el mismo avión que yo había peritado los registros técnicos de vuelo.

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—¿Pasaron 13 años entre uno y otro hecho?

—Por ahí. Sí, un montón. 

—¿Te llama la atención que haya pasado tanto?

—La verdad que sí, porque no entiendo bien esta cosa expulsiva de la ESMA. No es un lugar que te invita a entrar, y esta cosa de que el avión no, es el museo del Holocausto argentino. O sea, los museos tienen una potencia. Fui al de Martin Luther King cuando fui a Memphis por la conferencia de Innocence Project, se te ponen los pelos de punta, revivís toda la cosa, el racismo en Estados Unidos. Es una herramienta fundamental desde el punto de vista educativo, por un lado, que los jóvenes tengan memoria de lo que se vivió en este país, porque la verdad es que la dictadura fue una cosa espeluznante, vos también lo sabés. Y no entiendo que no haya un lugar donde uno pueda ir a conectar con toda esa vivencia que tuvimos como sociedad. Así que supongo que gran parte de ese tiempo que pasó tiene que ver con estas resistencias, pero la verdad, me puso contento la iniciativa, porque estoy totalmente a favor de que estas cosas se muestren, porque no es sadismo, no es morbo, es educación, es memoria. También es verdad. También es justicia, porque en definitiva esta gente fue condenada. Me dicen que está en Estados Unidos, vemos de sacar pasaje, y yo ya estaba en Nueva York dos semanas más. Ya había visto a ese avión en Fort Lauderdale hacía mucho, diez años, porque estaba ahí haciendo correo con las Bahamas. Y cuando le digo que estoy en Nueva York, a Fort Lauderdale es una hora y media de vuelo. Estaba en Phoenix, Arizona, son cuatro horas. Salí un día a las seis de la mañana, fuimos, bajamos, otro aeropuerto, de esos ya abandonados casi, en medio del desierto, que no sabés ni dónde te estás metiendo. Y estaba ahí, tenía modificaciones porque ahora se usaba para lanzamiento de paracaidistas, paradojalmente. El portalón de carga, que era el famoso portalón que se abría, que incluso ahí algunos adujeron que ellos no sabían lo que pasaba atrás, ¡qué mentira! No está separada la cabina de la cabina de pasajeros. Además, hay una placa metálica en la manija donde accionabas el portalón de carga que dice: “Do not operate unless authorization of Captain in flight”. O sea, “no operar a menos que tenga autorización del comandante en vuelo”. Y eso se lo habían cambiado porque han puesto un malacate eléctrico y demás. Pero el plan era ponerlo original, tenía un radar meteorológico que ese avión no tenía, pero lo ponían original tal cual estaba. Esa placa era muy incriminante para los pilotos. Lo verifiqué, hice todo el informe, saqué fotos, el número de serie. El número de serie nunca cambia, es siempre el mismo, puede cambiar la matrícula, el color, lo que quieras, ese número no cambia. Hice el informe, y finalmente lo trajeron. 

“(EL PA-51) tenía modificaciones porque ahora se usaba para lanzamiento de paracaidistas, paradojalmente”

—¿Sabían los dueños actuales para qué había sido utilizado ese avión en el pasado? 

—Sí, y fueron bastante empáticos porque eran sudafricanos y habían sufrido persecución política. Entonces, enseguida se avinieron a hacer un cambio. Tengo entendido que no pidieron ninguna cifra disparatada ni nada, sino que pidieron una permuta, un cambio: conseguime uno igual y te lo doy, porque entiendo el valor que esto tiene para vos.

—¿Fueron los únicos dueños que pasaron entre que la Armada argentina lo vendió y la actualidad?

—No, tuvo un pase de manos importante. Se fue a Fort Lauderdale, hacía correo con Bahamas, después hubo un dueño en el medio que se cambió la matrícula y después creo que lo compraron ellos. 

—Denunciaste con Adolfo Pérez Esquivel los vuelos de la muerte y, en el análisis que hiciste de las planillas de vuelos incluidos en la denuncia, descubriste que había sido usado en el vuelo del que se denomina “el grupo de la Santa Cruz” el 14 de diciembre del 77. Me gustaría que compartieras con los lectores más jóvenes, qué significa eso, qué fue. 

—El 14 de diciembre del 77, esa es la fecha que hicieron el vuelo de las monjas francesas. En el registro técnico coincide exactamente todo. Y lo peor es que la coincidencia de ese vuelo, que tiene que ver con la hora en que los testigos ven salir a las monjas de la ESMA, la hora que sale del vuelo, la duración, el regreso, todo eso coincide, e incluso cosas que Scilingo cuenta en el libro, como que, por ejemplo, un día el Orión, el Electra, tuvo una falla de mantenimiento, entonces lo que hicieron, eran como cien personas, el Elektra podía llevar mucha más gente, el Skyvan llevaba treinta más o menos. Lo que hicieron fue poner treinta en el Skyvan, salir, ir al río, llegar a Punta Indio, llevaron por tierra los otros setenta, en Punta Indio embarcaron treinta, se fueron, hicieron Punta Indio-Punta Indio, volvieron y embarcaron treinta más, y en el regreso, que también duró cuatro horas, ya estaba al borde de la autonomía, terminaron de arrojar el resto de los prisioneros al río. 

“Los nazis se preocuparon más en hacer desaparecer la evidencia. Incluso la Iglesia tenía sus párrocos que asistían a las sesiones de tortura”

—¿Existe otro caso en el mundo de este sistema de ocultamiento de cuerpos? 

—No creo, porque eso te muestra también la impunidad con que se movieron. Cuando fue el juicio, me pasé toda la noche durmiendo en la vereda para tener una entradita, porque los quería ver ahí sentados. Cuando entraron los jueces y ellos se pararon dije: “Ah, bueno, esta democracia incipiente tiene una chance”. Y se creyeron tan impunes... de que nunca nadie les iba a pedir explicación. Si lo mirás, los nazis se preocuparon más en hacer desaparecer la evidencia. Estos sabían que los cuerpos vuelven, lo sabían perfectamente y no les importó en lo más mínimo. Cuando volvían iban a fosas comunes. Entonces, es tan grande la atrocidad y tan brutal la impunidad que sintieron. Yo vi a Massera decir: “Señores jueces, ustedes tienen la anécdota, nosotros tenemos la historia”. Claro que tienen una historia, pero no como ustedes pensaron. Sé que los uruguayos lo hicieron, el que fue comandante en jefe, me acuerdo cuando fui allá con Fuerza Aérea Sociedad Anónima, me cuestionó mucho porque yo cuestionaba la actuación de la junta en el accidente de Austral de Fray Bentos, y saltó en esa época que él había estado en uno de esos vuelos. En Chile se hizo, pero a la escala que se hizo acá, con la sistematicidad que se hizo acá, no.

—¿Cuál era el objetivo, si finalmente los cuerpos volvían y quedaba registro?

—No lo puedo entender. Que algunos desaparecieran o que cuando volvieran estuvieran en tan mal estado que no pudieran ser reconocidos. Creo que tiene que ver con ese plan de hacer desaparecer. Cuando José Ignacio López le pregunta a Videla dónde están los desaparecidos y él dice: “No están”. Es como: “Ah, listo, o sea, lo solucionaste fácil”. Creo que tiene que ver con eso, pero la verdad es que entrar en la cabeza de esa gente no es fácil.

Enrique Piñeyro 20230811
REPATRIACIÓN DEL SKYVAN PA-51. “Massa me pidió ir a verificar que el PA-51 que estaban por traer era el mismo avión que yo había peritado los registros técnicos de vuelo”. (FOTO NÉSTOR GRASSI)

—Fuiste actor en “Garage Olimpo”, el papel que interpretabas, el Tigre, ¿era un aviador?

—Era un aviador. Se apelotonaron muchos personajes, tomaron a Bergés, al Tigre Acosta. Pero sí, también era médico, en los campos era el que se ocupaba de que no mataran a los prisioneros por exceso de tortura. Incluso la Iglesia tenía sus párrocos que asistían a las sesiones de tortura. El nivel de locura que fue esa época... Me impactó mucho cómo compuse el papel, porque lo único que hice fue hablar con el tono con que me hablaba mi padre cuando se enojaba conmigo, no cuando se enojaba mucho, cuando empezaba a enojarse, endurecía la mirada, ponía un tono mucho más adusto, grave, y vos ya sabías que después de eso venían otros problemas. Lo único que hice fue eso, porque el contexto era tan violento, tan brutal, que no hacía falta nada más.

—Los vuelos de la muerte, en su mayoría, fueron de la ESMA en el 76, primero de Campo de Mayo, El Campito en el 77, en Garage Olimpo funcionó solamente cinco meses. ¿Por qué creés que se juntó la historia de los vuelos de la muerte con “Garage Olimpo”?

—Sí, en realidad fue una contracción de todo, porque tampoco existió el Garage Olimpo, era El Olimpo y Automotores Orletti. Entonces lo que hizo Marco Bechis, asumo que a efectos cinematográficos, estoy prácticamente seguro... Vos no querés mucha cosa, mucho nombre, mucha gente hablando en una película, porque el espectador se pierde. Entonces, en la medida que puedas, siempre contraés y resumís.

—El Olimpo era un garaje de la Policía Federal, así que finalmente podría también haberse llamado Garage Olimpo.

—Es verdad. La explicación que él me dio era esa, que juntó Orletti con El Olimpo, pero es verdad que era un garaje.

—¿Cómo te toca el tema de la dictadura, tenías unos 20 años cuando fue el golpe militar?

—Tenía 18, peor, mucho peor. O 19, lo viví entero en la universidad.

—Fue el 24 de marzo, pero ese año cumpliste 20, porque cumplís a fin de año. 

—Claro, cumplí en diciembre 20, yo tenía 19. Es muy feo vivir cinco años de tu vida con miedo real, no esos miedos sociales que tenemos de que nos aplacen en un examen o que te deje tu novia, miedo real. Escuchabas un ruido a la noche y decías... y vivir así cinco o seis años, la verdad, es sentir que te robaron la juventud. Yo soy la segunda línea de una generación que está desaparecida, esa es la verdad. Los tipos más capaces, más audaces, más valientes, más todo, no están.Y la verdad que fue muy terrible. Tengo recuerdos muy feos. Cuando desapareció Marco Bechis, también ya era preventivo. Desaparecía alguien que vos estabas en su agenda, te ibas dos semanas a Brasil, “just in case”. Era horrible pensar que tu vida iba a ser eso. Y cuando de golpe me iba a Italia, poder ir caminando por la calle, sin miedo, sin problema. Hay un policía, no pasa nada. Y cuando te agarraban en esas pinzas, una vez, un auto al lado nuestro no apagaba las luces. Se quedó tan frizado que no apagaba las luces, y estaba el tipo, con la ametralladora, gritándole que baje las luces y nosotros gritándole que bajen las luces. Pensás: “Estos ahora tiran”, era una locura. 

“Me impactó mucho cómo compuse el papel, lo que hice fue hablar con el tono con que me hablaba mi padre cuando se enojaba”

—¿Y tu familia?

—Mi madre entendía la situación. Mi padre… me acuerdo yo estaba estudiando a las tres de la mañana, cuando vino el comunicado número uno mi padre estaba dando vueltas por la casa en chancletas, estaba bastante insomne, entonces bajo y le pregunto si había escuchado, “Ojalá sea para bien”, me dijo. Y no, no fue para bien nada, está claro. Se empezaron a dividir aguas ahí. En ese sentido, mi padre hizo más la vista gorda. Mi madre tenía claro. De hecho, me fui con mi madre a la primera misa por los desaparecidos que hubo en abril, caminamos una cuadra con cien metros de bayoneta calada, que yo decía: “¿Cómo terminará esto?”.

 

Vuelos humanitarios

 

—Hacenos un balance de cómo fueron hasta ahora los viajes humanitarios a Ucrania y de cómo se te ocurrió la idea.

—La idea empezó en Somalia en 2017. Fui con Juan Pablo Domenec a filmar un documental de él. Yo como coproductor. Somalia es un lugar donde no podés nada, no podés estar diez minutos en un lugar, tenés que salir con chaleco antibalas, con los blindados de Naciones Unidas, con la tropa ugandesa adelante y dos vehículos atrás, checkpoints, una militarización absoluta. De hecho, el alcalde de Mogadishu que entrevistamos, en su propia oficina, dos meses después, detonó una terrorista con una bomba suicida, obviamente, y se murió. Y cuando llegamos en esos aviones de Naciones Unidas, era un 737, veo que el tipo se plancha sobre el agua, pero cien metros sobre el agua, entonces pienso: están volando bajo para no dar contacto visual con los lanzacohetes espaleros, está bien. Clava un viraje bastante escarpado y aterriza, apagan, remolcan dentro del hangar y bajás dentro del hangar, porque en el aeropuerto, el Compound de las Naciones Unidas, que es la única zona más o menos accesible, dormís en containers con bolsa de arena, muy cada tanto cae un morterazo por ahí, y digo “está bien”. Cuando fuimos a la Dadaab, que es el campo de refugiados, despega un Dash 8, un turbo hélice, lento, eje pista, sube, todo Mogadishu allá abajo, y pienso: “Cualquiera que esté con una gomera nos baja”. Fui a hablar con los de Naciones Unidas y les digo que los ataques no son solo en aterrizaje, son en despegue también, dicen: “Sí, son distintas compañías, tienen distintos procedimientos”. Les digo: “No, una tiene y la otra no, tienen que pedir ustedes el procedimiento”. Me dicen: “No los queremos asustar”. Y ahí me empecé a dar cuenta de que toda la logística humanitaria estaba liberada a la buena de Dios. Si contratás una compañía rusa con pilotos que volaron a Afganistán, porque está tercerizado… yo creía que los aviones de Naciones Unidas eran de Naciones Unidas, minga, no son de Naciones Unidas, son tercerizados y contratan. Entonces pienso: acá lo que hay que hacer es logística con aviones de línea aérea, pilotos de línea aérea y gestión de riesgo de línea aérea, porque podemos hacer operaciones complicadas, y de hecho las hemos hecho, pero requiere una planificación, y tener plan B, plan C, plan D, plan E. Ahí fue donde me cayó la ficha de que un avión de línea podía hacer grandes cosas, pues nosotros ya veníamos trayendo refugiados de Níger. También habíamos ido a Islamabad, Pakistán, a sacar gente de Afganistán.

“Son responsabilidades que los Estados europeos tienen que asumir, ellos destrozaron el África”

—¿Desde qué año estás haciendo eso?

—Empezamos a fines de 2020. 

—O sea, fin de la pandemia. 

—Mitad de camino, digamos, volamos mucho en pandemia, mucho. De hecho, en Níger llegamos y se nos murió uno a la llegada, no de covid, pero otros dieron positivo, varios.

 

Filantropía

 

—¿Qué te llevó a hacer eso? 

—Esta cosa del capitalismo que te permite una acumulación indefinida, lograste crackear el sistema, porque te mienten de entrada, te dicen: “El ahorro es la base de la fortuna”. Mentira, el ahorro es la base de la ruina, porque antes los Estados tenían el patrón oro. Podían imprimir, no salirse mucho, porque si no los demás se le venían encima, tanto como cuanto oro tuvieran. Cuando cortan ese lazo, la responsabilidad de mantener el valor de la moneda se la pasan al individuo. Te lo tenés que resolver vos, porque si te la guardás la vas a perder. Antes era una responsabilidad del Estado, cuando había un patrón oro, ahora vos decís: “Fenómeno, tengo que invertir, aprendo más o menos a comprar acciones de empresas que más o menos les va a ir bien y crece el capital, crecen los dividendos”. Un par de llamados telefónicos, está bien, corrés riesgos, todo, pero una vez que lo entendiste, lo aprendiste... y lo tenés que aprender solo porque los ‘financial advisors’ no te lo van a contar y te van a hacer comprar cualquier cosa muchas veces, otras no. Entonces puedo seguir acumulando, me cobrarán un impuesto un poquito más, un poquito menos, el aporte solidario. Después vienen los otros que dicen que no lo pagaste, que es mentira, lo pagué. Pero bueno, toda esa cosa no compensa nada. Entonces, una vez que vos te das cuenta de que el dinero, en la infancia, compra muchas cosas, compra alimento, techo, seguridad, educación, ahora, de adulto, te va a comprar un auto más grande, un avión más grande, un barco más grande, pero siguen siendo chiches. En el fondo, cuando pensé en el jet privado, jamás quise tener jet privado, porque digo qué hago con un avión que estiro los dos brazos y toco los dos lados del fuselaje, fuera de llevar un par de amigos? La idea del avión grande y con un layout de avión comercial. El barco, compramos un barco de salvamento, se lo dimos a Open Arms, tuvo problemas para gestionarlo. Ahora vamos a ver cómo lo vamos a gestionar, para los rescates del Mediterráneo. Me parece que el dinero, en el fondo, si hacés una especie de capitalismo disruptivo, agarrás los objetos de lujo del capitalismo, lo reformulás para que tenga alguna utilidad social, ya que el Estado no lo hace… O sea, que los europeos no se hacen cargo del desastre que hicieron en África durante siglos, ahora se hacen los distraídos y hablan del problema de la inmigración ilegal. Se fumaron seis millones de ucranianos sin parpadear, y por cien mil inmigrantes africanos me decís que tenés un problema, no es verdad. Están inventando el problema, como hicieron los nazis con el problema judío, no era un problema para Alemania, lo inventaron ellos, están inventando esto. Entonces decís: yo puedo con las reglas del capitalismo, ser disruptivo a punto tal de usar esos recursos para compensar estos desastres. Entonces, si no se hacen cargo, y si no sacan a los refugiados de Níger, los sacaremos nosotros. Si no los sacan del agua, ayudaremos a sacarlos. Pero son responsabilidades que los Estados europeos tienen que asumir, ellos destrozaron el África.

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LOS VUELOS HUMANITARIOS. “El dinero, en el fondo, si hacés una especie de capitalismo disruptivo y agarrás los objetos de lujo del capitalismo, lo reformulás, para que tenga alguna utilidad social, ya que el Estado no lo hace”. (FOTO NÉSTOR GRASSI)

—Cuando te referís a guardar valores, ¿es a la herencia que recibiste?

—No. 

—¿A qué te referís? 

—Yo elegí muy bien a mi abuelo, eso está fuera de discusión, pero eso puede durar poco si empezás a comprarte muchos autos deportivos, muchos yates privados. Si no lográs multiplicarlo o generar mecanismos que lo hagan crecer, hemos visto muchas historias de herederos afortunados que terminaron muy mal. Me refiero a que si vos aprendés a crackear, ¿cómo se hace el dinero, el dinero se hace trabajando? No, no es verdad. Se hace una cota de dinero que te permite vivir, y no siempre, en la Argentina...

—Cuando decís que aprendiste a crackear, era a utilizar ese capital inicial...

—El capital que sea. Si tenés cinco y sabés invertir a un ritmo de 10% anual, que no es nada del otro mundo, es el promedio, en treinta años vas a tener ochenta, porque se va haciendo el interés compuesto si reinvertís. Es como un bosque, si usás las ramas que caen, en vez de talar árboles, esos árboles se van a multiplicar porque tiran semillas.

—Ochenta de uno es nada, hay que tener un capital inicial.

—Pero ochenta de cien mil es un montón, ochenta de doscientos mil es un montón, y ochenta de un montón es un montonazo mucho más grande.

—¿Cuánto vale un avión de esos que puede ser como uno comercial?

—Valen lo mismo en un punto, porque uno es nuevo y el otro es usado, este se lo compramos a Aeroméxico. Pero sí, son varios millones.

—Son varios millones de dólares.

—Varios millones, y el barco también.

—Y el costo operativo es importante.

—El costo operativo también es alto. 

—Podría inferir que, así como están los millonarios que van a buscar en un submarino restos del Titanic y sale mal, los que quieren viajar a la estratósfera, vos decidiste usar el dinero para ser útil a los demás. Freud tenía una frase que los creativos eran los únicos que tenían un pasaje de ida y vuelta a la locura, porque en su obra se curaban y además ayudaban a los demás. 

—Me gusta, puede que la use, pero yo creo que tenés la obligación, es inmoral esto, no puede ser. 

“No soy clarividente, soy piloto y sé que si los aviones se vuelan como los volaba Lapa, se caen”

—Al mismo tiempo, vos también obtenés felicidad. 

—Total. Y también lo uso, y si hay un vino muy caro que me gusta me lo compro, no es que soy un asceta que ando por ahí.

—Estás viviendo esas experiencias de manera que sea útil para los demás. 

—Totalmente. Muchas veces me han preguntado: ¿pero por qué, pudiendo hacer otra cosa? ¿Pero qué otra cosa, perdón? Y estar tirado en una isla. ¿Por cuánto rato? A mí me aburre estar tirado en una isla. 

—Al contrario, así como la Madre Teresa era egoísta porque sacaba una felicidad enorme en ese dar, planteándolo como una ironía, creo que con lo que vos hacés al mismo tiempo recibís un motón.

—Sí, muchísimo.

“Si no sacan a los refugiados de Níger, los sacaremos nosotros. Compramos un barco de salvamento, se lo dimos a Open Arms”

 

Las guerras

 

—Tenés puesto un buzo con la inscripción de Ucrania.

—Me lo regalaron en Ucrania. 

—Contame sobre la experiencia que viviste allí.

—Es muy tremendo. La verdad que siempre me parte al medio cuando veo bombardeos de población civil, no puedo creer que se llegue a ese nivel de perversión. Ves una casa, un jardín, una hamaquita, cosas destruidas, es mentira que van a objetivos militares. Entonces, si estuvieran los ucranianos bombardeando a los rusos de esa manera, yo estaría llevando rusos, no es un tema ideológico, es un tema moral. 

—¿Hubo un error en Putin y en el gobierno ruso, que cruzaron una frontera, un Rubicón que finalmente termina siendo antropofágico? 

—Es que no cruzaron el Rubicón, eso es lo más impactante de todo. Llegás a ese Rubicón, que es el río que está afuera de Kiev, ves el puente destruido y ves que no cruzaron, está todo destruido. Bucha, y toda esa zona, está deshecha, pero el río no lo pudieron cruzar. Uno de los ejércitos más poderosos del mundo no pudo cruzar ese río. 

“Si no sacan a los refugiados de Níger, los sacaremos nosotros. Compramos un barco de salvamento, se lo dimos a Open Arms”

—¿Qué explicación encontrás?

—Si ves lo que pasó en Maidán un par de años antes, decís: a estos tipos no los vas a poder invadir nunca. La resistencia que hicieron en esa plaza cuando Yanukovich quiso irse con Rusia en vez de la Unión Europea, fue una cosa tremenda. Resistieron con latas y piedras a un ejército durante 130 días, creo, y estaba el país dado vuelta. 

—También en Afganistán, que fue cementerio del ejército norteamericano, también de la ex Unión Soviética, ¿podríamos decir que hoy en día la invasión a un territorio densamente poblado por otra gente es inviable, es algo del pasado, y finalmente termina perdiendo el invasor? 

—En el largo plazo termina perdiendo el invasor siempre, porque está esa resistencia brutal de Maidán en Kiev, no la podés romper. Fue lo que le pasó a Estados Unidos en Vietnam, ¿qué hacen estos tipos acá? No se saben mover, no saben andar por la jungla, los muerden las serpientes. No podés entrar con violencia a un lugar, vas a poder hacer desastres, por ahí lo aniquilás, dejás tierra arrasada, pero nunca vas a poder conquistarlo, a la larga.

—En cada uno de estos lugares a los que fuiste hay detrás una guerra, en distintas escalas. Me gustaría una reflexión tuya sobre la guerra y la Guerra de Malvinas, en la que casualmente los pilotos fueron fundamentales. Además, la aviación comercial fue creada como consecuencia de la aviación militar.

—En principio había un vaso comunicante muy grande, eso ya no ocurre.

—Me refiero a hace cien años. 

—Antes, hasta hace relativamente poco, veinte, treinta años, una de las formas de llegar a la línea aérea era meterse en la milicia, volar ahí, juntar las horas y después renunciar, que para un Estado era una práctica bastante lesiva porque entrenaba personal muy caro, que después se le iba a otro lado. La Guerra de Malvinas, si bien la reivindicación fue justa, la intromisión del Reino Unido en el mundo entero es totalmente inaceptable. Cuando la reina Isabel asume, dice que ella va a dedicar su vida y servicio “for the Imperial Family”, estamos hablando de no hace mucho tiempo, en el año 36, toda África era una colonia. Entonces, esa mentalidad imperial e imperialista es tremenda, es uno de los grandes males de este mundo y sigue sucediendo, distintas metodologías, pero siempre tenemos una base militar de alguien dando vuelta. Ahora serán los chinos, después volverán a ser los americanos, después, según, pero siempre hay una intromisión indebida, militar y comercial, de las grandes potencias.

Enrique Piñeyro 20230811
SER ASTRONAUTA. “Yo quería volar jets, quería volar en la línea aérea, y planté toda la pelea que pude. Tengo tres pendientes: ser el nueve de Boca, astronauta y estrella de rock, vengo muy mal con las tres, pero la que más factible veo es ser astronauta”. (FOTO NÉSTOR GRASSI)

—Con tantas experiencias vividas, ¿cuál es tu visión de las guerras?

—Creo que Borges la definió bien, es una huida hacia adelante, era un gobierno de militares totalmente incompetentes.

—Me refiero a las guerras en general, ¿están en decadencia las guerras, porque finalmente muestran que no logran nada, o creés la agresividad en el ser humano como su pulsión de muerte y, como planteaba Freud en “El malestar de la cultura”, hace que finalmente al ser humano terminar en guerras?

—Hay una pulsión de muerte, hay un espíritu muy primario y una ambición de poder. La gente que llega no entiende que el poder es un enemigo, no es un amigo, es algo que sucede, la mayoría de las veces te va a aconsejar mal y vas a hacer cosas muy malas. Entonces, tenés que entender que es un enemigo y usarlo con mucha discreción, eso es algo que en los aviones se aprende. Es como usar un matafuego. Lo tuviste que usar, pero ahora tenés un matafuego menos, tenelo presente. Y cuando ven que se quedan con pocos matafuegos inventan algo, ahí es donde el poder los traiciona. Putin es una persona que está enferma de poder y no está midiendo, porque se le dio vuelta una banda de mercenarios que antes le servía la comida. O sea, el decurso de Prigozhin, eso es una cosa chiflada, están las imágenes sirviéndole un plato en su restaurante. No sé, es como si de Anchoíta salgo con un ejército de cocineros armados y ofrezco servicios a la nación para invadir Chile.

—Un síntoma de destrucción de la gobernabilidad rusa.

—Y del mundo también. Si mirás el tema de la contaminación, la sobrepesca, los recursos, la contaminación de plástico, vamos mal.

 

Piloto presidencial & LAPA

 

—Dijiste que el nuevo piloto presidencial, Fabián Chionetti, es “uno más peligroso todavía” porque estuvo procesado por el accidente de Lapa en Aeroparque. Me gustaría que compartieras tu opinión sobre él, y por qué considerás que es aún más peligroso. 

—Lo conozco bien, vi todo lo que hizo en Lapa, él armó toda esa cultura de presión sobre los pilotos para que salieran con aviones en malas condiciones. Él promovió a Gustavo Weigel a comandante cuando varios instructores lo habían bajado, él va y le pone “muy buen desempeño”, lo escribe, lo firma. Él fue el responsable de que Gustavo Weigel estuviera ahí.

—¿El piloto del accidente de Lapa?

—Yo le escribí a Fabián Chionetti, que de continuar con su política en la jefatura de pilotos, un accidente era consecuencia no solo previsible sino inevitable. Se lo escribí, tengo la copia sellada, todo eso lo llevé al juzgado y de hecho la jueza San Martino lo condena a cuatro años de prisión efectiva. Los otros dos, Gorini y Bruglia, se hicieron los distraídos vaya a saber por qué. Pero la parva de pruebas… les llevé los vuelos que hizo el tipo con un radar inoperativo, con el informe meteorológico aterrizó en Palomar, donde había cumulonimbos, en vez de aterrizar en Ezeiza, porque la base estaba en Palomar. Entonces él, como era un patriota de la empresa, entró en Palomar sin radar. El instructor de Boeing estaba siendo sacado ese día. Generó una cultura de operación que llevó al desastre. Y eso no me lo va a contar ningún fallo judicial corrupto, hicieron prescribir la causa. 

“El actor es la prolongación del niño que uno fue. Cuando me preguntan si quiero dirigir o actuar, actuar toda la vida”

—¿Eso tiene que ver con el machismo?

—Sí, el macho pilot es una figura del pasado, por suerte, que el macho pilot va, cumple el vuelo. No, se acabó eso, ahora volamos seguros. Y si no se puede pasar, no pasamos, nos volvemos, y a mucha honra. Fue lo que pasó en el seminario de Idea en Tierra del Fuego, ¿te acordás? 

—Recordame.

—Ondarts quiso entrar, el de Aerolíneas que los llevaba se pegó la vuelta y se volvió a Aeroparque, estaban todos golpeándole la puerta: “¿Cómo, y el seminario de IDEA?”. Cuando aterrizaron en Aeroparque se enteraron lo de Ondarts. Entonces el líder de equipo hoy hace otras cosas, no es macho pilot, eso fue erradicado de la aviación, pero esa cultura estaba en Lapa y estaba en Austral también. Por eso Austral rompió tantos aviones, tres aviones en diez años, del 77 al 87, en Posadas. 

—¿Vos entraste en Lapa con 32 años y te fuiste con 45?

—Sí.

—¿Por qué terminás siendo piloto de una empresa comercial, fue la única forma de volar lo suficiente?

—Yo quería volar jets, quería volar en la línea aérea, y planté toda la pelea que pude. O sea, los últimos dos años no estaba volando. Y dos meses antes del accidente, renuncié. Cuando vi que no había nada que hacer, dije: “No quiero ser parte de esto. Quiero volar en la línea aérea, quiero ser comandante de línea aérea, pero no a cualquier precio, no estoy dispuesto a bajar la cabeza, y salir con un flap que baja hasta 15, no estoy dispuesto a salir con pedazos de metal en el filtro aceite”.

—Podríamos decir que por tu patrimonio no habrías necesitado trabajar de piloto, pero la única forma de volar aviones de cierto tamaño es ser piloto comercial.

—Sí, porque en esa época no podía, ni se me ocurría que podía comprar un avión. 

—Lo hiciste durante doce años.

—Fueron once, en el 88 entré y renuncié en junio del 99, el accidente fue el 31 de agosto. 

—¿Creés tener una agudeza distinta a los demás? ¿Creés en Dios?

—Solo en caso de mucho peligro extremo, ahí me pongo un poco místico, pero mucha impotencia por un lado, no soy clarividente, soy piloto y sé que si los aviones se vuelan como los volaba Lapa, se caen. Y se lo puse por escrito y le puse el nombre.

—¿Por qué los demás no veían eso que decís, es objetivo?

—Muchos lo vieron y tuvieron miedo. Pero había más gente que tenía respaldo económico, muchos exmilitares que tenían sus campos, sus autos y sus cosas, y no abrieron la boca. Los que no abrieron la boca por temor al despido es otro tema, pero esos podrían haber hablado y no hablaron. Yo no era el único. 

 

Actor, Batman y Anchoíta

 

—Era habitual en el siglo XIX, y previamente, que las personas que tenían recursos, educación y la fortuna de estar en el momento y lugar adecuados, desarrollaban capacidades polifacéticas: militar, escritor, médico, ¿te sentís una persona de otra época?

—No. Siento que esta época te da un abanico de posibilidades también, que es tremenda. En esa época no podría haber sido piloto, estaba acotado, en cambio ahora sí. 

—¿Conocés a otras personas con ese grado de multifacetismo?

—Me he encontrado con varios a lo largo de la vida, que tienen pasiones muy divergentes, que yo decía que era un conflicto vocacional, que terminaba las carreras. Pero después una periodista española me dijo: “¿Pero no tendrás un trastorno de atención?”. Eso me gustó más. Pero el problema es que yo nunca me centré en carreras, siempre me centré en proyectos. El proyecto es ser piloto de línea aérea, ¿que hay que hacer? Hay que aprender a volar, un buen motor, después te hacés piloto, listo, vamos. El proyecto es cocinar...

—Tenemos otros dos Enrique Piñeyro, el actor y el creador de uno de los restaurantes de culto de Buenos Aires, empecemos por el actor.

—El actor es la prolongación del niño que uno fue. Todos los chicos actúan, voy a tirar una cifra que está totalmente inventada, y el 95% de los chicos quieren ser pilotos, pero todos los chicos actúan, todos, en su juego con la Barbie, con los cowboys. Y de adulto poder seguir con tus juegos de niño, sea metiéndote dentro del avión que era tu juguete, jugando a los cowboys, porque cuando jugabas te disparaban y decidías si te pegó o no. Ahora te dan un arma, explota, al otro se le llena la camisa de sangre y se tira al piso sin discutir. Y te pagan por eso. O sea, hay gente que trabaja de verdad. Es muy divertido, es muy lindo actuar, es un juego. Cuando me preguntan si quiero dirigir o actuar, actuar toda la vida, estás ahí jugando, esperás que te llamen, vas y hacés tus monigotadas y todo el mundo cree que sos bárbaro.

“Siempre me gustó cocinar, por un tema de supervivencia incluso. En caso de mucho peligro extremo me pongo un poco místico”

—¿Es cierto que en el conflicto de fin de 2001, comienzo de 2002, en el momento que la turba cerca la quinta de Olivos, fuiste vestido de Batman, te subiste a un techo y desplegaste una capa?

—Me subieron en andas. Sí, I’m Batman. Fue así, yo vivía a dos cuadras de la quinta, venía de cenar en un restaurante del bajo, en Libertador, y veo Maipú de bote a bote, gente golpeando la cacerola, chicos, era algo como muy friendly, era un club, una especie de sociedad de fomento volcada a la calle.

—No solo la clase media, estaba Quebracho rompiendo todo.

—No había nada violento. Nada. Y digo: “Este es el momento”, me había comprado el traje de Batman IV, pero de verdad me llegó por FedEx. Fui a casa, vivía a dos cuadras de la quinta, me lo puse y la capa tenía un palo, era un raso divino que tenía caída. Y entré corriendo así, con toda la capa inflada y Mar Rojo, fue así, se abrieron las aguas, llegué hasta la puerta de la quinta y me agarraron entre todos, me pararon arriba de los hombros, y yo estaba subiendo, delante de una multitud de diez mil personas, fue la ovación más grande que recibí en mi vida, y todo el mundo cantando: “Batman, Batman, olé, olé!”. Al día siguiente vuelvo al restaurante y le cuento al dueño, se ríe, va a la cocina y se ve que cuenta: me quedé hasta tarde y cuando salen los cocineros para irse, uno se desvía, viene a la mesa y me dice: “Batman, cómo te aplaudimos ayer, yo estaba ahí”. Di entrevistas diciendo que en Ciudad Gótica jamás privilegiaríamos el pago de la deuda externa sobre el bienestar de la gente. Pero ahí todavía era divertido. Al día siguiente fui allá a la Casa Rosada, ya de Bruno Díaz.

—La asociación de Batman con el millonario Bruno Díaz, ¿te encontrabas cumpliendo de otra forma el papel de Batman, por ejemplo en estos vuelos humanitarios? 

—No, pero estoy indignado de cómo me creía que los tipos estaban subiendo a un edificio, no puede ser que me lo creyera, pero me lo creía. 

—¿Era la serie que veías cuando eras chico?

—No tenía tele en casa, así que era cuando iba a lo de amigos. 

—¿Tus papás no permitían que hubiera televisión en tu casa?

—No, pero en eso estoy de acuerdo, estuvo bien, todas las demás las podemos discutir.

—Sos el creador de un restaurante de culto, Anchoíta, ¿cómo pasás de un plano al otro, o son lo mismo, finalmente, es creatividad en todos los casos aplicada a una plataforma o a otra?

—Es que siempre me gustó cocinar, por un tema de supervivencia incluso, porque a mi padre no le gustaba el ajo ni la cebolla, mi madre nos decía que era una gran cocinera, pero nunca la vimos poner una pava de agua a hervir, y mi abuela no sabía para qué servía ese cuarto lleno de hornallas. Dije: “Si acá no aprendo a cocinar...”, y me acuerdo la primera vez que hice un huevo frito.

—Supongo que debía haber personal de servicio que cocinase.

—Sí, claro. Pero bajo las directivas de mi vieja, que encima había estado en la guerra, entonces te rasqueteaba todo, te reciclaba todo catorce veces, venía la banana en esa consistencia oxidada dentro del litro del jugo de naranja que se había exprimido tres días antes. No, era una cosa... Y hago un huevo frito y veo ese moco inmundo transparente transformarse en un huevo, fue como la alquimia, porque por acción del calor sucede esto. No podía creer, todavía tengo la sartén en casa, y ahí me enganché for ever. Lo que quería hacer con Anchoíta era poner cuatro mesas, cobrar doscientos pesos y decir: “Ahora estoy experimentando esto, chicos, si quieren, bien, y si sale mal pago la pizza yo”. No sé cómo terminé con esto, pero la idea inicial era esa.

—¿A qué atribuís que tus acciones tengan éxito? 

—Ah, eso no lo entiendo, porque incluso en el teatro, en el Maipo no podía, porque a mi mujer le estaba yendo tan bien con El curioso incidente del perro de medianoche y con Come from away, empezó a llenar el teatro a reventar, Lino Patalano me dijo que fuera al Coliseo. Cuando vi el Coliseo lleno... Y si Lino no me hubiera empujado, no hubiera ido nunca. Cuando viene alguien más que no sean mis familiares, mis amigos, mis compañeros de colegio, la verdad me sorprende. Puedo pensar que se divierten, que el tema de la comparación entre lo que hacemos en la cabina de pilotos y lo que hacemos en tierra, o la manera que la gente le tiene miedo al avión, puede ser bastante graciosa la comparación, porque si uno dice: en 2017 volaron cuatro mil millones de pasajeros, treinta y ocho millones de vuelos, y no se mató nadie a bordo de un jet de línea aérea, ese mismo año se matan 256 personas cazando pokemones por la calle, decís: “Está mal que tengan miedo de los aviones”. Y cuando empezás a comparar, todo lo que hacemos en tierra se vuelve bastante ridículo. Entiendo el mecanismo, ahora, de ahí a que esté el Coliseo lleno, me sigo sorprendiendo. Que a Anchoíta se le volaron todas las reservas para el año en tres horas, no lo entiendo. O sea, está buenísimo, por otro lado, te pone una presión tremenda. Ahora hay que estar a la altura de esa expectativa.

—Aún hoy, mucha gente va a los aeropuertos a ver los aviones despegar y aterrizar. ¿Hay en volar, pilotar aviones, volar como Batman con una capa, una forma de lucha contra la finitud y el límite? 

—Las ambiciones inmemoriales del hombre, si uno mira la mitología, fueron volar y ser inmortal. Cuando uno está en la cabina de pilotos, ve la euforia de haber logrado una de ellas, y cuando se cruza a la de pasajeros ve la angustia de no haber logrado la otra. Y decís, pero por qué, si justamente lo que se pierde en los momentos de mucha intensidad, de placer, de goce, sea la forma que sea del goce, es como que la idea de finitud se diluye un poco en esos momentos. Mientras que pareciera que hacia atrás la idea de finitud es lo único que está presente, y pensás: a esta gente le deben haber lavado la cabeza. Después pensás que la industria cinematográfica hace todo el cine catástrofe con aviones y tiburones, que no matan a nadie. Los medios, cuando hablan de un incidente de aviación, el Aircraft Investigation en National Geographic, que me tengo que medicar para ver esos programas, porque las cosas que dicen no las puedo creer. Entonces ves que hay un temor inducido sobre la finitud, que también se usó en la pandemia.

—¿Alguna vez pensaste en ser astronauta? 

—Todo el tiempo, es en lo único que pienso, soy un frustrado en realidad, y no lo descarto todavía. Tengo tres pendientes: ser el nueve de Boca, astronauta y estrella de rock, vengo muy mal con las tres, pero la que más factible veo es ser astronauta. 

 

Un ejercicio con ChatGPT

Mediante este código QR el lector podrá encontrar en la página web de Perfil.com una versión alternativa a la entrevista  de Jorge Fontevecchia a Enrique Piñeyro producida con inteligencia artificial.

Le planteamos a ChatGPT: ¿Qué le preguntarías a Enrique Piñeyro si pudieras entrevistarlo?

Enrique Piñeyro 20230811

La inteligencia artificial elaboró un modelo de cuestionario de ocho preguntas.  Se interesó por los orígenes de Piñeyro y sobre qué lo impulsó a combinar su carrera médica con su pasión por el cine y la aviación; el poder del cine como medio para crear conciencia social y promover cambios en la sociedad; por su opinión acerca de los desafíos en la salud pública, especialmente en el contexto de eventos como la pandemia de COVID-19 y finalmente le pidió consejos y orientación destinados a jóvenes cineastas y médicos.

Luego le preguntamos a la IA cómo cree que respondería Piñeyro a cada una de las preguntas. 

En este enlace QR, el resultado de este ejercicio con inteligencia artificial.

 

Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.