PERIODISMO PURO
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Ferran Adrià: “No hay una receta, hay muchas recetas”

El cocinero catalán que cambió el paradigma de la gastronomía mundial revela que el motor de esa evolución fue desafiar la creatividad y gestionar proyectos para llevarlos al máximo nivel. Habla de su decisión de cerrar su restaurante El Bulli en el momento más exitoso y por qué se convirtió en museo. “Hay que poner en valor los productos argentinos”, señala. Y deja un consejo sobre alimentación: “La mejor dieta es comer poco y variado”.

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Ferran Adrià, en la entrevista con Jorge Fontevecchia | PABLO CUARTEROLO

—Ferran, te convertiste en el cocinero más importante del mundo sin tener una vocación clara. De hecho, querías ser jugador de fútbol profesional, ¿cómo surge esa pasión por la cocina o no es la cocina tu pasión, sino que es un lenguaje que encontraste para otras pasiones? 

—Con el tiempo he reflexionado de que en verdad a mí lo que me gustaba era crear. Yo utilicé la cocina como lenguaje para crear y el hecho de no ser vocacional me ha marcado toda mi carrera, porque, además, al no ser vocacional no estudié en ninguna universidad gastronómica ni en escuelas de cocina, no tuve maestros y toda mi carrera se ha basado y se basa en preguntarme el porqué de las cosas e intento dar respuesta, a veces de una manera creativa y a veces no, porque no es necesario y tal. Pero es verdad que lo que me gustaba a mí era el reto de levantarme cada día a ver si era capaz de hacer algo nuevo a un nivel importante. 

—La ciencia utiliza la contrastación como método de validación. ¿Es tu método cuestionarse todo?

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—Hay una actitud científica, la ciencia tiene su manera de proceder, que no se puede trasladar a un restaurante donde todo es mucho más inmediato. Pero sí que había una actitud científica en el orden, en el comprender.

—El pensamiento crítico de poner siempre en duda la verdad considerada transitoria. 

—Actitud científica en el orden. Éramos muy ordenados, como he dicho, preguntándose el porqué de las cosas, que esto se mezclaba con un componente también artístico, sin ser arte, pero había actitud artística. Una actitud donde queríamos expresarnos a través de la comida. Este mix entre científico y artístico a mí es algo que siempre me ha apasionado. Yo he aprendido mucho de la ciencia y he aprendido mucho del mundo del arte. 

—Me viene a la memoria aquel libro canónico de Walter Benjamin sobre la obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica y la idea de la originalidad. Un hito en tu carrera fue cuando decidiste no copiar más el plato de otro chef. ¿Qué relación hay entre la originalidad y el arte?

—A ver, original. Normalmente cuando hablamos de crear es hacer algo nuevo, esto creo que es lo más difícil de poder evaluar qué es nuevo y qué no es nuevo, porque además cada profesión, cada sector, es diferente. No hay algo que sirva para todos. 

—Siempre nos subimos a los hombros de los demás que nos legaron algo, recreamos siempre.

—Lo que pasa es que después si te planteas, física cuántica, inteligencia artificial, todo viene de algo. O has creado el mundo o todo viene de algo, pero es verdad que hay cosas que son más nuevas. Y a veces pueden ser cuestiones muy sencillas que pueden cambiar cosas muy importantes. Pondré un ejemplo muy sencillo, cuando vine a Argentina por primera vez en el año 97, las carnes no se maduraban, como concepto, en 2001, tampoco. Vine hace cuatro o cinco años, antes de la pandemia, y me llevaron a Don Julio, y por primera vez hay alguien que conceptualiza el madurar la carne para hacer a la parrilla. Esto que es simplemente una decisión de algo que ya se hacía, por ejemplo, en España, hubo algunos cocineros que ya hacían esto, pero en un lugar donde el asado es tan importante...

“Toda mi carrera se ha basado y se basa en preguntarme el porqué de las cosas”

—Ya tiene la calidad de la materia prima.

—Esta decisión, sin duda alguna, va a cambiar la imagen gastronómica de Argentina en el mundo. Y te lo garantizo, porque en España y en Europa ya ha cambiado. Hay una persona, un restaurante, que está marcando tendencia de que cuando vayas allí vas a comer carne madurada. Además, creando una cultura de comerla jugosa, poco hecha, tal. Entonces esto, que es una originalidad relativa, es muy importante para todo un país. Y a veces hay cuestiones muy importantes que no son noticiables y pasan desapercibidas, igual son muy originales. Es decir, no se puede hablar de la innovación de la cocina de una manera general, porque es muy compleja y muy poliédrica. Yo sé que a la gente le gustaría que yo diga: “Pero deme la receta”. No hay una receta, hay muchas recetas. 

—Se dice que la vocación viene de voz, es una voz que llama a alguien. Normalmente era la voz de Dios que lo llama, y no llama a todo el mundo. Cuando hablás con otros que considerás pares y tienen vocación, ¿reflexionás sobre que ellos tuvieran vocación y vos no, y sobre cuánto eso pudo ser a favor y cuánto en contra? 

—Yo he tenido la suerte de conocer a líderes creativos en muchos sectores, mis fuertes, aquello en la vida. Y no me he encontrado a nadie que llegara lejos en su actividad creativa que no fuera vocacional. Hay, seguramente podrías encontrar. Y esto me hace un bicho raro, me hace un animal raro, y por esto seguramente conseguí lo que conseguí, al preguntarme tan básicamente, de una manera muy naíf, una serie de cosas que se daban por supuestas y darle la vuelta. 

“Este mix entre científico y artístico es algo que siempre me ha apasionado”

—¿Es un don? ¿Te preguntás de dónde sale esto?

—Para crear, según los expertos, hace falta la creatividad, y se cree que una parte importante es genética, hay un cierto consenso entre especialistas y tal. 

—Algo dado que uno recibe.

—Tú tienes talento para jugar al fútbol o no, puedes ser supertalentoso, puedes tener algo de talento o ser nulo con la pelota y nunca podrás jugar al fútbol. Esto pasa con otras profesiones y también pasa con la creatividad. Después, una vez que tengas este talento creativo, hace falta un entrenamiento, cuanto más aprendes, más puertas se te abren. Y hay un momento seguramente que se abren menos puertas, porque es muy difícil ser creativo al máximo nivel toda una carrera. 

—Sonrío porque en esta serie de programas hemos entrevistado muchos filósofos y el tema, por ejemplo, de la ética en la meritocracia, la fortuna aparece recurrentemente, y uno de ellos planteaba que si Messi hubiese nacido, por ejemplo en el Renacimiento, no sería nadie porque el fútbol no estaba inventado. Entonces no es simplemente que uno tiene que tener talento, tiene que tener la suerte de que el talento que uno tenga sea adecuado a la época y al lugar. ¿Creés en la suerte?

—Ya no en la suerte sino en el contexto. Cuando yo empecé a cocinar, año 80, era impensable que en Occidente hubiera un cocinero creativo importante que no saliera de Francia. En España, año 80, salíamos de la dictadura, estábamos en todo el cambio, la transición.Si no hubiera pasado todo esto a nivel social versus político, seguramente todo el movimiento que pasó en España no hubiera sido posible.

—¿Qué diferencia hay entre ir a comer y tener una experiencia?¿Fue eso lo que marcó de alguna manera al Bulli en su evolución como restaurante? 

—El tema de los términos, las palabras, que son muy importantes, mucho más de lo que yo pensaba hace años. Seguramente tendríamos que poner en un espejo, alimentarse y degustar más que comer. Cuando te alimentas, comes. Cuando degustas también comes y bebes, pero la diferencia es que en la alimentación normalmente no te concentras, no pones atención, y en una degustación que puede ser simplemente de un buen queso. No hace falta un menú de 44 pasos. Te concentras, un buen vino, y disfrutas. Cuanta más atención y concentración, más disfrutarás. Esto no hay que llevarlo a extremos, pero al final es comer, simplemente le pido lo que usted hace en el cine, que es concentrarse en la película, no hablar con el de al lado. Entonces, es una decisión personal y que esta actitud de degustación la puedes tener una hora al día o todo el día. Si vas a tomarte un café, buscas el mejor y disfrutas del aroma del café. Comes una empanada y buscas una calidad buena y la disfrutas. Es muy libre, cada uno puede decidir lo que quiera y dejar la libertad de cada uno para hacerlo. Yo no soy nadie para decirle a una persona qué tiene que degustar. Hay personas que conozco que se podrían alimentar con una pastilla. 

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EL COCINERO. “Lo diferente, aquello excepcional, no es fácil de replicar en el mundo de la cocina, porque es muy artesanal”. (FOTO PABLO CUARTEROLO)

—Hace unos años, en una entrevista dijiste que el lugar para el periodismo gastronómico era el suplemento de cultura de los diarios, porque la experiencia de comer, para quienes no padecen hambre en el mundo, se da unas 14 veces por semana, mientras que ir al cine, al teatro, leer un libro, seguramente sucedan una o dos veces en el mismo lapso. ¿La gastronomía es un arte, y a qué atribuís que la sociedad haya colocado a la gastronomía en un lugar distinto del que estaba hace treinta años?

—Si me hubieras hecho esta pregunta hace diez años, no te miento, me hubiera ido por la tangente para ver cómo se escapaba, porque no conocía la historia de la humanidad. Lo que pasa es que yo pensaba que era un bicho raro, increíblemente me he dado cuenta de que el 99% de la gente culta no conoce la historia de la humanidad en versión científica. Si tú le preguntas quién era el Homo habilis y cuántos años tardó en dominar el fuego desde que empieza el Homo habilis y tal. Claro, si tú estudias como yo he estudiado en libros, los mejores especialistas del mundo, National Geographic, otros documentales maravillosos sobre la historia de la humanidad. He visto un cierto consenso en muchas cosas, otras que no y procuro contextualizarlo, te darás cuenta de que la primera cultura es cocinar. La primera acción humana que nos hace humanos es cocinar. Al principio de una manera muy metafórica pero el Homo habilis crea la primera herramienta para poder cortar la piel de los animales y comerse la carne cruda. Con esto el cerebro pasó en 2 millones y medio de años, a duplicar el tamaño. Si esto no se merece estar en cultura, no sé qué no merece. Si vemos todas las civilizaciones de la historia, la gastronomía, la comida está ahí. Cuando empiezan las civilizaciones hay una separación importante entre las clases sociales y por desgracia los más ricos empiezan a degustar por el placer, y esto desde Mesopotamia, por la parte asiática de Europa y China por la parte asiática. Si ves toda la evolución de la gastronomía, verás que es cultural. Yo no salí, fíjate lo que estoy diciendo, en la sección de Cultura, en España y en el mundo, hasta final de los 90, estaba prohibido. 

“A veces cuestiones muy sencillas pueden cambiar cosas muy importantes”

—Fuiste un autodidacta, lo que me recuerda al premio Nobel García Márquez, asumiéndose también como autodidacta. No hay un premio Nobel de periodismo, ni de arquitectura, ¿debería haber un Premio Nobel a la cocina?

—Podría haber un premio que reconociera a las personas que ayudan a cambiar el paradigma de una manera importante de la gastronomía. Pero esto para mí no es importante, es tanta cultura, ya tenemos mucho. Esto es importante, nosotros hicimos cosas muy bien y cosas no tan bien, y una fue no darle un contexto económico al hecho de cocinar. Durante los últimos 20 o 25 años el tema de la cocina está en todos los programas de televisión, es algo como un hobby y tal, a veces se frivoliza la opción de cocinar. En España se hizo un estudio, de una manera sencilla, si toda la gente que cocina, en casa, fuera, en hospitales, en la industria alimentaria, hicieran huelga una semana, el 33% del PIB caería, impactaría en la agricultura, la ganadería y tal. Desde esta perspectiva creo que es muy importante que la gente que hable de alimentación, de gastronomía, ponga este focus, porque te respetan, te ven de otra manera. 

—No es hedonismo.

—Hay una parte de todo lo que es la alimentación que se convierte en degustación, pero nosotros estamos ahí, los cocineros que hacemos cocina creativa. Es algo muy importante de cara a la economía de un país. 

—En los últimos años de El Bulli, el sistema que encontraste era seis meses de restaurante abierto, seis meses de restaurante cerrado. Y dijiste que para hacer grandes cosas hay que tener también tiempo grande, ¿qué significa el tiempo para vos?

—Hay que contextualizar que El Bulli restaurante está en un sitio alejado, en la costa, en un parque natural, en lugar de vacaciones en verano, y que al principio, aun siendo muy buen restaurante, antes de llegar yo, había temporada, porque en invierno no viene nadie. Cuando yo con mi socio, Juli Soler, tomamos el restaurante pasó también igual, y pasamos de cerrar tres o cuatro meses a seis meses, porque lo productivo es seis meses, en los otros seis meses haremos otros negocios y tal. Poco a poco fuimos elevando el nivel creativo, y en una pequeña organización porque eso éramos, cada vez necesitamos más recursos versus equipo, versus tiempo. Entonces, lo que en principio era algo obligatorio fue una decisión de cómo ganar tiempo, seis meses cerrado. Y después en el año 2000 fuimos más allá, en vez de abrir mediodía y noche, solo abríamos por la noche. ¿Qué pasó? Que dedicarle, ahora no sé los números, pero vamos a poner mil horas a crear en 1987, ganamos, contando más equipo, a diez mil. Claro, teníamos que ser muy tontos para no ganar la competición si los otros le dedicaban quinientas horas.

“Si vemos todas las civilizaciones de la historia, la gastronomía, la comida, está ahí”

—La mayoría de las universidades que forman carreras con alta salida laboral dedican muy poco tiempo a la investigación mientras que las grandes universidades se caracterizan por dedicar más tiempo a la investigación. Tener cerrado seis meses es lo que te permitió tener, obligadamente, seis meses de investigación.

—Cada año abríamos un restaurante, lo que significaba que cada año la oferta era nueva. Esto es un hecho disruptivo, no había ningún restaurante en el mundo en que la oferta cada vez fuera nueva. Hasta el tema de cambiar la vajilla, la cubertería, muchas cuestiones.

—Lo que querías era crear, ¿el pecado más mortal para vos es el aburrimiento?

—Es el aburrimiento. Entonces nos aburría repetir siempre lo mismo. Lo que no significa que a otras personas les encante hacer siempre lo mismo. Pero en nuestro caso no lo era. 

—¿Qué le podría decir este Ferran Adrià a aquel joven que quería ser jugador de fútbol? 

—Aprendí mucho. Yo jugaba al fútbol en lo que sería un regional, y cuando empecé a trabajar en Castelldefels, un pueblo de Barcelona, donde empecé de lavaplatos, tenía que decidir si jugaba fútbol o no, porque como era sábados y domingos, se trabajaba. Entonces tuve la valentía de preguntar al entrenador si podía llegar lejos, y él, de una manera muy clara, me dijo: “Como mucho a tercera división”. Es verdad que en aquel momento podría haber dicho: “Bueno, pues te voy a demostrar que no”, porque a veces... 

—Puede ser un estímulo.

—Pero el 99% de las veces no. 

—¿Volviste a hablar con él alguna vez?

—Sí, sí. 

—¿Y le dijiste gracias?

—Y le di las gracias, porque no hubiera llegado a lo que llegué en la cocina si me hubiera ido por el fútbol. 

—Cuentan una historia que sucedió en El Bulli con Johan Cruyff, estrella de fútbol holandesa, que era el ídolo de Barcelona, que vos fuiste con un papel a pedirle un autógrafo y en el momento que te acercabas a él viste que él estaba con un papel para pedirte un autógrafo a vos.

—Si tengo un ídolo, un ícono, es Johan Cruyff para que nos sitúe, a todo el que le gusta el fútbol sabe...

—El Messi de ese momento. 

—No, el Steve Jobs. Creo que el profesional de fútbol más importante de la historia es Johan Cruyff. Ha sido el único, extraordinario en el juego. Y como entrenador, fue único. Cogió el estilo de Rinus Mitchel del Ajax, él lo llevó a un nivel superior que de aquí, fue a Pep Guardiola, era un loco de Johan Cruyff. Yo los conocí a ellos y tal. Yo me iba a dormir pensando que era Johan Cruyff. Entonces tuve la suerte de que vino al Bulli y fue la única vez que he pedido, porque soy muy respetuoso con la gente, un autógrafo y él me lo devolvió. Y a partir de aquí tuvimos una muy buena relación, sin ser íntimos amigos, pero una muy buena relación, y era un tipo increíble, un sentido del humor increíble. Nunca sabía si te estaba vacilando o era así. Las conversaciones que he tenido con Johan Cruyff y Pep Guardiola son de las cosas más emocionantes de mi vida. 

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LA CREATIVIDAD. “Lo que me gustaba a mí era el reto de levantarme cada día a ver si era capaz de hacer algo nuevo a un nivel importante”. (FOTO PABLO CUARTEROLO)

—¿Todos los creativos se parecen, independientemente de la actividad que desarrollen? 

—No. Hay extrovertidos, introvertidos, atormentados, no atormentados. 

—¿Y qué tienen en común? 

—El talento creativo, una capacidad extraordinaria para crear, es algo tan sencillo. Lo digo porque, por ejemplo, con Telefónica Movistar hacemos muchas conferencias, hemos hecho más de quinientas, y nunca hablamos del esfuerzo, nunca hablamos de la pasión, porque esto se da por sentado. 

—Es condición necesaria. 

—Uno no llega lejos. Hay muchas conferencias, aquellas motivacionales, pero entiendo que si usted le va a decir a alguien que para hacer algo importante tiene que poner esfuerzo, es de risa. Todo eso ya se da por sentado y el hecho diferencial es el talento creativo.

—¿Su obra más que sublimada es su ser en sí? 

—Lo más difícil que hay en la creación e innovación es el termómetro, el cómo medir esa creación e innovación. Si hacemos del uno al diez, ¿cuál sería el diez? Un cambio de paradigma de tu profesión o sector. 

—¿Que a partir de él su actividad cambie? 

—Pero esto es muy difícil, en cualquier profesión es muy difícil. Y una sencilla, que es un juego que hacemos siempre en las conferencias con Telefónica, es: vamos a jugar un poco ahora. Vamos a crear una empanada, dime un producto del mar. 

—La anchoa. 

—Anchoa, vale, yo voy a decir un vegetal: cebolla fresca. Y ahora una planta aromática.

—Albahaca.

—Albahaca. Hemos hecho una empanada de anchoa, cebolla tierra y albahaca. Dudo que exista en la Argentina, que es la tierra de las empanadas, una empanada de anchoa, cebolla y albahaca. En Galicia sí que existe una empanada de anchoa. En un juego hemos hecho una empanada: esto es nivel uno. De esto a nivel diez, ¿a qué te quieres dedicar?, ¿al diez o al uno? No es lo mismo una actividad como la cocina, que tiene una historia de dos millones y medio de años, de una manera importante diez mil años, que una actividad que tiene cincuenta años, los recorridos.

“Aunque he tenido mucha relación con el mundo del arte, no quise que pudiera ser una fuente de inspiración”

—Tu ejemplo se relaciona con la creatividad a pedido, a quienes escribimos nos sucede muchas veces que la necesidad de entregar determinada obra en determinado momento genera ideas que no teníamos previamente, no es que nos sentamos a escribir y sabemos de qué vamos a escribir, sino que en el acto de sentarnos a escribir se crea la necesidad de pensar algo que no hubiera salido si no existiera esa demanda. Cuando te dabas seis meses para probar, ¿surgía la creatividad? 

—Aquí va la actitud artística, nosotros no creábamos según la necesidad de la gente, creábamos una nueva necesidad. No nos planteábamos si le iba a gustar a la gente, siempre hemos querido que sea feliz la gente, porque es bastante estúpido...

—Pero te gustaba a vos. 

—Si abría caminos. Abre caminos o no abre caminos. Si abría caminos, iba para adelante. Si si no abre caminos, no iba para adelante.A partir de aquí, estos caminos podrían ser autopistas, carreteras, caminos, caminitos. Entonces toda esta suma hacía que crearas un mundo nuevo. Y en esto éramos una actitud artística. He sido consultor de grandes empresas de alimentación, era lo contrario. A mí me decían hace falta un snack de frutos secos nuevo, ya me daban el briefing hecho. Yo era un profesional y lo que hacía era dedicarle mi tiempo de la manera más eficiente para ayudarles. No discutía ni debatía, era la creatividad aplicada a una cosa y la calidad libre. 

—¿A veces aparecía algo que fuera artístico?

—No. 

—Lo tenés bien diferenciado.

—Es discutible porque una obra escultórica que la encarga el Ayuntamiento de Buenos Aires diciéndole que quiere a Messi, tiene que ser Messi y no me haga una escultura abstracta. Entonces es debatible, pero diferente. Lo que está claro es que es diferente. No vas a abrir caminos si te dedicas a trabajar por encargo. 

—¿Cuánto piensa un cocinero de elite en la alimentación como fenómeno, se piensa, por ejemplo, en un plato que sea dietético, que sea saludable en el momento de imaginarlo, qué premisas y qué protocolos se colocan para crear?

—Hay que ser muy pragmático y no populista. 

—Queremos la verdad.

—Primero vamos a poner la pirámide, cuál es el problema principal en relación con la alimentación. Que por cientos de millones o miles de millones no tienen una buena alimentación porque casi no se alimentan, este es el problema, ¿qué historia vas a explicarles a estas personas? Que sea dietético, que sea ecológico, si no tienen para comer. Una vez que tenemos esto, bajaríamos a otro nivel donde la gente come pero gana lo justo para poder comer y tener un lugar donde vivir. Esto seguramente es la mitad de la población de los países industrializados, la mitad o más.A esta gente tan pobre no puedes explicar muchas historias de dietética. Es verdad que utilizando productos a un precio asequible, se puede cuidar la salud. Hicimos un libro con Valentí Fusté, que es un gran cardiólogo mundial, aprendí mucho de él, y me dijo que la mejor dieta es comer poco y variado. Muy importante la variedad y comer poco. Es verdad que aun teniendo pocos recursos, esto lo puedes tener en cuenta. A la gente que ya tiene posibilidades, sí que creo que es lógico exigirle, entre comillas, que excluyan. Porque la alimentación va a ir de acuerdo con la salud y si te alimentas mal, vas a tener que ir mucho al médico y esto es un coste para todos. 

“Una de las cosas bonitas en mi carrera es que hemos sido pioneros en muchas cosas que no es la cocina en sí”

—¿Cuánto tuvo que ver en tu decisión de cerrar El Bulli la muerte de tu socio y amigo Juli Soler? 

—Por desgracia murió poco después. Enfermito ya estaba antes de cerrar. Pero fue una decisión que tomamos juntos y el cerrar fue... El gran motivo, porque después hay otros motivos es, nuestra misión en El Bulli era buscar los límites que había en una experiencia gastronómica, qué límites hay. Nosotros dimos 44 pasos, y ahí dijimos: a nivel físico, mental y espiritual no se puede hacer nada más. Entonces con esto, abríamos caminos para que otros entraran. Vimos que no podíamos ir mucho más allá, habíamos llegado a nuestro nivel, y como la misión era esta, no tenía sentido continuar si no ibas a cumplir la misión. Entonces tuvimos la frialdad de en un momento de éxito increíble con dos millones de personas de demanda 7 mil plazas anuales, decir: “Se ha acabado”. 

—Un restaurante cierra, las estrellas van y vienen, pero una fundación puede ser algo que puede durar 150 años, ¿en qué momento, cómo se te ocurrió esta idea de pasar de un restaurante a una fundación? 

—Cuando decido cerrar, lo que tengo claro es que no me puedo quedar aquí yo parado. Busco una solución porque tampoco me apetecía demasiado los consulting, los asesoramientos, montar nuevas empresas.Y veo que una buena solución puede ser una fundación, es algo muy complejo, muy complicado. Seguramente el 99% de las fundaciones no tienen un buen fin, todos soñamos que tenga buen fin, pero no es fácil. 

—¿Cuál es la misión?

—Tiene tres misiones, salvaguardar el legado del Bulli en el futuro, y en esto tenemos muchos audiovisuales, libros y el Museo del Bulli, que es elBulli1846.

—1846 es la cantidad de platos que había preparado. 

—La cantidad de recetas y además, el año que nació uno de los grandes cocineros de la historia que se llamaba Escoffier, y como símbolo de homenaje hicimos coincidir las recetas con el año que nació este señor. 

—¿Cuántas recetas preparabas por temporada?

—En los últimos años, unas 120, 130, pero lo importante no es la cantidad. 

—O sea que lo tenías que tener decidido para que coincidiera, un año antes. 

—Hay un documental que se llama elBulli - Cooking in Progress, donde está todo un año del sistema creativo y verás que estará todo muy ordenado, porque si no, no producías. Cada año que pasaba era más difícil el poder crear.

—Vos recibiste la distinción de Doctor Honoris Causa de la Facultad de Química de Barcelona, ¿hay algo de ciencia dura en tu obra? 

—Fue un momento emocionante, porque era impensable que un cocinero o una cocinera fuera honoris causa. Una de las cosas bonitas en mi carrera es que hemos sido pioneros en muchas cosas que no es la cocina en sí. Hicimos el curso de ciencia y cocina en Harvard que aún existe, por lo que la cocina entró en la universidad por la puerta grande, Harvard. Tenemos el premio más importante del mundo de diseño industrial, porque una pyme podía tener su propio diseño. Y esto es lo que comentaba antes, que es lo que hemos aprendido y lo que me ha enseñado Documenta 12. Para el que no lo conozca, Documenta es el certamen de arte más prestigioso en el mundo. No es una feria, no se compra ni se vende. Y cuando nos invitaron en 2007 se creó una polémica increíble. Si entras en Internet hay cosas increíbles, porque era una cosa extrañísima que un cocinero pudiera participar. 

Ferran Adrià 20230610
El Bulli ha sido elegido como mejor restaurante del mundo durante varios años. La revista Time ha incluido a Ferran Adrià en su lista de las cien personas más influyentes del mundo. (FOTO PABLO CUARTEROLO)

—¿Te percibís iconoclasta? ¿Te podían colocar dentro de una categoría? 

—Estaba aquello de “¿dónde lo ponemos?”. Dije: “No soy pintor, no soy escultor, yo soy cocinero a partir de aquí, tal”, y el director de Documenta, fue muy curioso porque cuando me invitó yo no le pregunté si había venido al Bulli y resulta que nunca había venido al Bulli. Y entonces yo le dije: “¿Cómo me has escogido?”. Porque a mí no me interesa si me gusta o no me gusta, lo que haces, me interesa todo lo que hay detrás, tu proceso mental, tu proceso creativo, el cómo te has ordenado, tenemos un catálogo. Razoné que eso ya está en el mundo del arte, un catálogo, todas las recetas retratadas y razonadas, la evolución, que son 7 mil páginas, y él lo había visto, ha dicho: “Me interesa esto”. Cómo puedes aportar al mundo del arte como tú te manejas a nivel mental, y fue muy interesante porque se creaba un debate. Nunca me he considerado artista, me he considerado un creativo que puede dialogar con un pintor creativo, con un escultor creativo, con un músico creativo, dialogar. Pero un músico no se va a poner a cocinar, yo no me voy a parar a hacer música. 

—Doctor Honoris Causa en Química, Premio Mundial de Diseño, en esa versatilidad y actitud ecléctica que creas en todos los campos, ¿hay algo que alguna vez te llevó a estudiar la vida de Leonardo? 

—Un poquito, pero aunque he tenido mucha relación con el mundo del arte, no quise que el mundo del arte pudiera ser una fuente de inspiración, porque iba a ser algo que utilizara como última instancia. 

—¿Cómo es eso? 

—En principio dije: “Cuando no tenga por dónde ir, cogeré el mundo del arte, lo estudiaré y me plantearé”. Hay muchos estilos que hicimos en El Bulli que tienen su paralelismo en el mundo del arte, sobre todo las vanguardias, las primeras y las segundas vanguardias. Pero esto lo aprendí después. Hay un estilo que se llama deconstrucción, que no es lo mismo que la deconstrucción en filosofía, en arquitectura, sino simplemente es que coges un plato tradicional, lo descompones y al final el gusto te recuerda a ese plato, sería más cubismo que otra cosa. 

“Es muy importante para Argentina crear una identidad gastronómica que sea una marca”

—¿Molecular, o no tiene nada que ver?

—No, molecular es un término absurdo que nadie sabe qué quiere decir. Pero esto lo hice posterior, ¿qué sucedió? Que cuando me planteaba empezar a utilizarlo, cerré. 

—¿Qué es el éxito para vos? 

—Pues, pasarlo lo mejor posible. A mí me gustan por ejemplo, los programas de televisión cuando vienen y te dicen: “Vienes a divertirte”. El divertirse es muy complejo, pero yo me estoy divirtiendo ahora. No está ligado a reírte. Que hagamos esta entrevista y lo esté pasando bien. No vendría aquí para pasarlo mal. Entonces, cada momento de la vida, intentar pasarlo lo mejor posible.

—¿Qué relación hay entre la felicidad y el deber? Para vos, ¿qué es lo más importante en la vida? 

—Tiene que haber un equilibrio. Hay 24 horas al día y a veces el deber es muy importante y no eres feliz, no eres todo lo feliz que puedes ser. Pero hay que buscar un equilibrio. 

—¿Y el éxito? 

—El éxito es marcarte objetivos y conseguirlos. Estos objetivos pueden ser relativos. Yo no me planteé como objetivos ser honoris causa ni participar en Documenta, todo esto me vino nuevo, y para mí era muy naíf todo. ¿Qué pasa? Que había un chico o una chica que empezó en la cocina y era jugar al máximo nivel, me tiene como referencia y esto es bueno y es malo. Nosotros en 2003 fuimos portada del New York Times, del dominical, con catorce páginas dentro y el título era: “La Nueva Nouvelle Cuisine”. Y fue la primera vez en la historia en 400 años que se debate la supremacía creativa de Francia en la gastronomía. Aquello fue cuestión de Estado en Francia, no es una metáfora. Hay alguien creativo que no está en Francia. Esto no estaba en el guion. Hoy en día, un chico, una chica: “Oye, un día seremos portada del New York Times”. Hay que explicarle que esa portada es muy difícil. 

—Estuviste 14 años sin ganar dinero, ¿ cuán importante es el dinero para vos? 

—La libertad. Pero era tan feliz cuando no tenía dinero que cuando he tenido dinero. Por lo que me he dado cuenta de que para lo único que de verdad sirve es para tener esta libertad. A partir de aquí, respeto mucho si la gente se compra un yate, un Ferrari y tal, pero esa no es la intención, en serio. Pero, y por esto no hice más negocios, muchas propuestas que tuve no era algo que me motivara.

“En el mundo de los cócteles ha habido una evolución porque en la cocina hubo una evolución”

—Cuando uno quiere conseguir algo a veces lo busca muy obsesivamente y no lo logra, vos que no buscabas, finalmente tuviste todo el reconocimiento material que pudieras y quisieras tener. 

—Sí, porque no estaba en el guion. Es como si hace treinta años decías que un jugador de básquet no americano iba a ser importante en el mundo, que ni te lo cuestionaba porque un europeo que iba a la NBA, es que lo ponían en el banquillo y no jugaba nunca. Entonces decías: “No va a pasar”. ¿Qué pasó? Hubo un momento que hubo uno, otro, otro, otro, y ya está normalizado en el draft de la NBA, pues perfectamente hay jugadores no norteamericanos. Con las charlas que hacemos, hasta en Mendoza, con la familia Zuccardi donde ha venido mucha gente de Mendoza como en las más de quinientas conferencias que hemos hecho con Telefónica, lo que intentamos es hacer reflexionar a la gente y que cuatro o cinco expresiones, reflexiones que diga, le puedan servir a la gente para hacer un click. A mí, hubo un momento que fue un click, una charla de un cocinero francés y que alguien le preguntó: “Oiga, ¿qué es crear?”, y él dijo no copiar. Mira que es simple, sencilla, esta frase es la más genial que yo he escuchado sobre la creación, después de escuchar a expertos, increíble. Entonces, esto de crear creadores es esto, la satisfacción de que puedas ayudar a la gente con tu experiencia. 

—En la web de la Fundación puede leerse elBulli Foundation es un acto de fe en el futuro, ¿cómo ves el futuro? 

—¿Mi futuro? 

—El futuro en general, ¿sos optimista en líneas generales?

—No lo sé. Si analizas de una manera importante, seguramente vemos muchas nubes complejas. Por ejemplo, en España el tema del agua ligado al cambio climático, pero el tema de tener agua empezamos a verle las orejas. Y sin agua desaparece el mundo. Después, es verdad que en los últimos setenta años hemos creado la energía atómica, que es la primera vez en la historia que la humanidad puede autodestruirse. Entonces te da un poco de reparo, miedo, pero es verdad que las civilizaciones llevamos 7 mil años con las guerras que pueden parecer muy peligrosas.

—¿Creés en Dios?

—Depende el día. Tengo mucho respeto por la gente, aquellos que creen en Dios y que hay algo más allá. Tengo mucho respeto por las diferentes religiones, por lo que hace que esto sea complejo. 

—¿Se puede crear sin fe? ¿El que crea cree?

—Lo que me fascina son los científicos que analizan la historia de la humanidad y a la vez que creen en Dios. Hay muchos. Además es contradictorio, de momento está demostrado, hay una evolución humana y que es anterior. Pero creo que es bueno el creer en algo. Es decir, me gustaría seguramente ser más creyente en algo, este algo no sé qué es. Pero he sido muy pragmático siempre y esto tiene cosas buenas y cosas malas.

—Hace algunos años un conjunto de chefs, entre los que estabas, lanzó un llamamiento al comercio justo y a trabajar con proveedores menos industriales y más artesanales. ¿Se puede en la alta gastronomía intervenir e inspirar en el resto de la cocina en general? 

—Al final de eso tenemos ... En el tema de Gastón Acurio es una persona que ha cambiado la imagen de un país a nivel gastronómico, entendiendo que es la voz y que dependerá del momento, puedes tener un impacto X o Z. Gastón, por ejemplo, ¿qué hizo? Que la cocina fuera un arma social, donde cantidad de chicos y chicas que querían ser cocineros, cocineras estuvieran orgullosos de un país que era Perú y ha sido brutal. Es un trabajo brutal lo que ha hecho Gastón. Entonces ha servido decir: puede servir. Está José Andrés, que es un cocinero español que desarrolla en Estados Unidos, que es íntimo amigo mío como hermano, donde tiene una ONG que en cualquier lugar del mundo, donde hay un terremoto, un huracán, va después esta organización a ocuparse de dar de comer a la gente. Y esto es tocable, han estado en Ucrania, no sé si aún sigue, pues se ha alargado mucho la guerra, pero dándoles a 300 mil ucranianos de comer a diario. Es un tema que se te ponen los pelos de punta cuando ves que esto viene desde un cocinero, un nivel tal. Entonces esto demuestra que es posible. Ahora no hay que ser populista y decir: “Yo salgo aquí, la cocina”, demuéstremelo y entonces no hable, porque hablar es muy fácil. 

—Se suele comparar a los grandes vinos de colección y a los platos de los restaurantes tres estrellas con un automóvil Fórmula 1, por ejemplo, tiene un nivel de sofisticación que guarda una relación no demasiado cercana con los coches que circulan por la calle si los comparamos con un Fórmula 1, ¿qué relación puede haber entre la alta gastronomía y la comida de todos los días? 

—Es este ejemplo, es decir, la alta gastronomía sería la Fórmula 1 para la automoción. La mayoría de equipos de Fórmula 1 lo utilizan como I + D... 

—Exactamente, para investigación y desarrollo. 

—La gastronomía al máximo nivel tiene esta función: abrir caminos, que a veces no son muy tocables, porque puedes decir: “Oiga, pero esto es muy raro, esto qué impacto va a tener en la sociedad?”. Pero para poner un ejemplo, si no existiera o no hubiera existido la cocina creativa de nivel, MasterChef no tendría sentido. 

—Algunos de los avances que se desarrollan para la Fórmula 1 luego se pueden masificar en autos normales, ¿hay algo comparativamente así en la cocina de alta gama? ¿Técnicas que vos creaste luego se masificaron?

—Alguna, y alguna aún no ha pasado, pero sí que ha habido cosas. Seguramente el producto gourmet, el producto de calidad, ha hecho posible que existiera esta alta cocina. Cuando esta alta cocina ha sido creativa se ha buscado cantidad de industria alimentaria, hacer cosas creativas. No solamente hacer cosas de calidad, sino que además sean cosas creativas. Y sí que ha habido un impacto importante, por ejemplo, en el mundo de los cócteles ha habido una evolución porque en la cocina hubo una evolución. También los cocteleros en España, el mundo del vino se dio vuelta con el boom de la cocina creativa española. 

—Uno lleva a lo otro.

—Te lleva a preguntar si lo que hemos hecho siempre está bien, el cómo, etc.; entonces tiene mucho impacto al final. La cocina es el núcleo de todo lo que hay alrededor de la alimentación. Si no hay cocina, no hay lo demás. Entonces el que sea un elemento de ir hacia adelante motiva todo lo demás. 

—Dijiste que ir a un restaurante de vanguardia es una experiencia que puede ser similar a ir a un museo. ¿Por qué?

—Es una experiencia similar, pero no es similar. ElBulli1847 nace de siete exposiciones que nosotros hicimos por el mundo, Es decir, la primera exposición sobre un restaurante que se hace es en Barcelona, en 2012, creo. Y todo el mundo decía que no iba a tener éxito porque la gente lo que quería era ir a comer, en un museo. En Barcelona pasaron 1 millón de personas en esta exposición en un año, y vimos que a la gente le interesaba qué había detrás de lo que era la cocina creativa y lo que era El Bulli. Hicimos otras. Con Telefónica hicimos una fantástica sobre el proceso creativo, estuvo en Buenos Aires, y esto nos motivó a hacer algo estable, para que la gente pudiera ver qué había pasado en elBulli para que elBulli fuera elBulli. Se trata de una visita donde a nivel de experiencia puede ser tan gratificante como el degustar, pero no es parecido. 

—El poeta Paul Valéry dijo alguna vez que lo más profundo es la piel, ¿lo sensorial es una forma de conocimiento? ¿Hay conocimiento en esa experiencia?

—Uno de los hechos importantes es que la experiencia senso perceptiva más compleja del ser humano, donde participan los cinco sentidos, es una mesa, dos comensales degustando, concentrados y poniendo atención. Donde utilizamos la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído, porque una buena conversación alrededor de lo que estás comiendo es maravillosa. 

—Es la experiencia sensorial más alta que tiene un ser humano.

—Más compleja, sin duda alguna porque hay millones de posibilidades. 

—¿Varió la cocina y el cocinar por el mundo de las redes sociales y de las plataformas?

—Sí, sin duda alguna. Tienes toda la información posible. Antes de Internet, las redes sociales, de hecho antes de las redes sociales, ya existían los blogs o tal. Pero tú, para saber algo de Japón te podías comprar un libro o buscar un programa de televisión, pero era muy difícil. Cuando nace Internet con los blogs, los traductores simultáneos, y después las redes sociales, la información es brutal. Esto tiene cosas buenas y cosas malas. Un restaurante creativo normalmente el que va no tiene que ver antes lo que te va a dar porque si no, la sorpresa, que es uno de los elementos más importantes cuando algo es creativo, muere. Cada uno decide lo que es, pero sin duda alguna ha revolucionado el mundo y por lo tanto la cocina. 

—Tengo entendido que tenés todo documentado, que es importante para vos el registro, que haya “accountability”. 

—Sí porque si no, te olvidas. Si no estuviera documentada la historia de Messi como futbolista y nos quedáramos solo con que gana un Mundial, faltaría todo lo demás. De Messi hay imágenes jugando cuando tenía ocho o nueve años, ahí tienes un contexto para poder comprender y poder disfrutar de lo que hace. 

—¿En qué consiste la metodología de Sapiens como hilo conductor de todo tu proyecto? 

—Conectar el conocimiento. Puedes tener información y como esto se convierte en conocimiento. Y después de estudiar muchas metodologías, vimos que comprendiendo qué son las cosas, con qué las puedo comparar, cómo las puedo clasificar, dónde están esta cosa que queremos comprender en el sistema que es el mundo. Y conociendo la historia vas a comprender mucho más las cosas.¿Qué es la cocina?¿Con qué la podemos comparar?¿Cómo podemos clasificarla? ¿Dónde está la cocina en el mundo?, sea económicamente, culturalmente o socialmente, legalmente, y la historia de la cocina. Esto te ayuda mucho más a comprenderlo. 

Ferran Adrià 20230610
EL ÉXITO. “Seguramente conseguí lo que conseguí, al preguntarme tan básicamente, de una manera muy naíf, una serie de cosas que se daban por supuestas y darles la vuelta”. (FOTO PABLO CUARTEROLO)

—¿Leíste “Sapiens”, de Yuval Harari, el antropólogo?

—Nosotros pusimos el nombre y después vino... El libro Sapiens es lo fácil que está explicado. 

—Es decir, la capacidad didáctica que tiene Harari. 

—Exacto, porque al final esto ya era conocido. Un experto en historia de la humanidad.

—Te escuché hablar de la palabra paradigma, ¿leíste a Thomas Kuhn, “Historia de las revoluciones científicas”? 

—Un poco, sí. Era complejo, al final ya hay cosas que son muy complejas, que llego hasta una puerta. 

—¿Está proyectada para mediados de año la apertura?

—Sí, ahora el 15 de junio se abre elBulli1846.

—¿Dónde? 

—En donde estaba el restaurante, lo bonito es que está en el lugar. 

—Tener otra experiencia en el mismo lugar.

—Si tú vinieras a España y fueras a Rosas, te harías una idea de cómo era el lugar que habíamos hecho, cómo habíamos hecho durante todo este tiempo.

—¿Qué comiste hoy al mediodía? 

—Pues nada (risas). No me ha dado tiempo. 

—¿Y qué comiste anoche?

—Anoche estuvimos en un restaurante italiano en Mendoza y comimos dos versiones de pasta, unos espaguetis con tomate, agnolottis, y después chivo y un postre, hemos comido bastante asado, hemos estado en las bodegas, y hacen una cocina fantástica y hemos comido buena carne. 

“Nosotros hicimos cosas muy bien y otras no tan bien, como no darle un contexto económico al cocinar”

—René Redzepi, dueño y chef del renombrado restaurante Noma, discípulo de elBulli, que trabajó con vos, estará cerrado el próximo año, ya que no es rentable el modelo de restaurante, algo que parecía haberse repetido con elBulli, ¿cuál es el futuro de esto? 

—Yo no he hablado con René de esto, tengo muy buena relación, porque esto es una decisión personal que no tiene nada que ver, porque puede poner a mil euros el menú y estaría lleno. A la gente le puede parecer una exageración, indecente. ¿Cuánto se paga para la final del Mundial por una entrada? En Europa un hotel de cinco estrellas de lujo vale mil euros, cuando tú tienes la presión que ha tenido René en estos 15 años encuentro lógico que quiera cambiar de vida, pero que no sea rentable un restaurante de nivel... 

—O sea, hay un futuro sustentable de los restaurantes de alta gama como Noma o elBulli. 

—¿Cuántos millonarios hay en el mundo?

—El 1% de la población mundial de 8 mil millones de habitantes, así que tenés una cantidad para divertirte.

—¿Qué pasa? La gente que tiene mucho dinero quiere hacer cosas diferentes a los demás. Esto es totalmente injusto, pero es así. Hay gente para comprar Ferraris. Hay gente para tener jet privado. Para hacer un vuelo en business de Tokio a Barcelona, ocho o diez mil euros. Figúrate gastarse 500 euros en una comida.

—Una hipótesis psicoanalítica: no es que no haya sustentabilidad económica en restaurantes como Noma o elBulli, sino que sus creadores tienen un narcisismo que identifica a la obra con ellos mismos y no quieren que la continúe nadie más. Se aburren en la repetición pero no quieren darles continuidad sin ellos. 

—Normalmente ya hubo un tema de comunicación, de marketing, moriría. Porque las expectativas, si tú y yo nos fuéramos de aquí a tres años a Noma, con otro cocinero, serían tan altas que cuando llegáramos y no cumpliera, sería muy difícil. En el caso de Noma hay que conocer la historia teniendo en cuenta que es un chico que cambia toda la visión de una cultura como es la nórdica, donde lo último que tú pensabas cuando ibas a los países nórdicos era en la gastronomía. Es un chico muy importante en la cultura de los países nórdicos, y esto hace que no puedas dejar el restaurante...

—En manos de otro. 

—Y ponerle esa presión. Igual llega un momento, si lo vende o no lo vende con el nombre, porque ahora en principio no lo vende.

—En la moda muere Ives Saint Laureant, muere Valentino y sus marcas continúan. Umberto Eco plantea que para que una obra sea obra y un autor sea autor, la obra no debe envejecer ni morir con el autor. 

—Es muy difícil encontrar creativos al nivel de recetas, muy difícil. Quizás en la moda sea más fácil, pero es diferente. Seguramente tengamos que analizar la diferencia entre la moda y la gastronomía. No es algo que no me haya parado a pensar en ver por qué unas marcas pueden continuar. Hay un ejemplo que sí que puede continuar, Nobu, que es una marca de cocina japonesa, es el primer restaurante moderno japonés fuera de Japón que nace en Nueva York, ahora hay cuarenta, creo, en el mundo. Han hecho hoteles Nobu y es una marca que puede continuar. O Robuchon, que ha sido uno de los grandes cocineros de la historia, que tenía el Atelier Robuchon murió hace un año y medio, creo, y siguen abiertos. Lo diferente, aquello excepcional, no es fácil de replicar en el mundo de la cocina, porque es muy artesanal, nada industrial y entonces no es fácil. Al final la ropa fuera de los trajes, aquellos hechos a medida, hay una parte bastante importante industrial en la elaboración, ya no en la creación. 

“Hay muchos estilos que hicimos en elBulli que tienen su paralelismo en el mundo del arte, sobre todo”

—Los sistemas de producción alimentarios son un claro retrato de la crisis social y climática que vivimos y estamos atravesando. ¿Puede la gastronomía ayudar a visibilizar temas ecológicos en gran escala?

—No. Podemos dar nuestra opinión, pero hay 8 mil millones de personas, ¿cuántas piezas de vegetales se consumen cada día? Puede ser un promedio de tres, contando un jugo de naranja, la uva que te estás bebiendo. Cuando bebes un vino Zuccardi, 25 millones, 30 mil millones. 

—Se va a estabilizar en 10 mil millones para 2050.

—Esto no puede ser de una manera artesanal. La solución, como siempre, es la tecnología. Para mí la solución para poder tener mejor producto de calidad es la tecnología. Pero pasa un hecho muy curioso, cuando empezaba y tenía 25 años, la gente que tenía más edad decía: “Es que ahora los tomates no eran como los de antes”. Yo como no estaba antes no lo sabía. Y esto aún siguen diciéndolo. Hace cuarenta años los tomates eran igual que ahora. Había algunos buenos, y la mayoría regulares, porque si son buenos, no es por un tema de que lo quieran poner a un precio muy alto. Es que normalmente la calidad os cuesta más, pero soñar que esto da solución para todo el mundo, ojalá. Ojalá tuviéramos un mundo justo donde todos pudiéramos alimentarnos fantásticamente con productos fantásticos, pero el mundo es muy injusto. Y tal vez la tecnología es lo que va a solucionar el cambio climático, no la actitud de los humanos, porque aquí todo el mundo se llena la boca con el cambio climático y todo el mundo coge aviones para irse de vacaciones. Entonces, en qué quedamos. Casi todo mundo tiene carro, entonces es muy difícil que la actividad de los humanos pueda cambiar. La tecnología, como en la historia de la humanidad, si lo analizamos, es lo que nos dará la solución. 

—Llegamos al final del reportaje y me gusta decir a los entrevistados que les damos los últimos minutos para que envíen el mensaje que les parezca adecuado para la Argentina, para los cocineros, para los que hacen políticas públicas.

—En estos días que estamos en Argentina y con mi bagaje de llegadas que he hecho en Argentina, creo que es muy importante para Argentina el crear una identidad gastronómica que sea una marca para Argentina. El núcleo tiene que ser el asado y a partir de aquí, hacer una cocina creativa argentina. Y aparte del asado, a ver qué podemos contextualizar como cocina tradicional argentina, como pueden ser las empanadas y hacer un inventario, entonces analizar, porque Argentina tiene una característica muy especial, la influencia ha sido de países, no de civilizaciones. Es decir, España, que es un país increíble a nivel cultural, tiene la influencia de Mesopotamia, de Antigua Egipto, antigua Grecia, antigua Roma, árabes, etc.; cuando comes una anchoa en salazón es la antigua Grecia. Esto no sucede en Argentina, simplemente, sobre todo por lo que yo he visto reflejado cuando he visitado Argentina es hispanoitaliano, la gran influencia. 

—No sé si conocés la frase de Borges que dice que los argentinos son italianos que hablan español educados por los franceses y quieren ser ingleses.

—Entonces yo creo que lo que hay que poner mucho en valor son los productos argentinos y a partir de aquí tener la libertad para que cualquier receta creativa que se haga con un producto argentino, es argentino, pero es muy bonito el debate que hay entre los profesionales. 

—¿La cultura culinaria peruana no tiene que ver con la enorme cultura precolombina de los incas? 

—Tendríamos que analizar bien la cocina peruana. Una tiene dos características muy especiales, la migración china y japonesa, la cocina nikkei es japonesa con toques peruanos, la cocina chifa es china con toques peruanos. Esto ya te una riqueza brutal. Hablamos de la peruana, pero podría ser de la Argentina, de la colombiana, que es prehispánica o hispánica. 

—Argentina no tiene esa tradición.

—¿Cuál es el plato emblemático de Perú? El ceviche. ¿Con qué productos se elabora el ceviche? Pescado y limón o lima. ¿De dónde son originarios la lima y el limón? Del sudeste asiático, que lo llevaron los árabes a Europa, España, un lugar importante, y desde España se lleva aquí. Entonces habría que hacer un análisis para poder definir estos tipos de cocina que lo hace apasionante. Las empanadas se hacen con trigo, hay harina de trigo normalmente, el trigo no se cultivaba aquí. Entonces, este es un trabajo histórico, antropológico, arqueólogo que hay que hacer de una manera muy pragmática y hay que estar orgulloso de esto. Yo estoy orgulloso de tener origen griego. Hay que estar orgulloso con todas las cosas que se han podido hacer. Hubo una potencia en aquel momento que trajo una serie de productos, de alimentos que cambiaron la cultura.

—O sea, llegamos al principio del reportaje: finalmente la notas sobre gastronomía deben estar en la sección cultura.

—No sé, me gustaría que alguien me lo pudiera rebatir. Si hay algo que es la primera actividad humana y que nos continúa con toda nuestra historia de la humanidad, y que representa el 33% del Producto Interior Bruto, merece estar en la cultura. 

 


 

Un ejercicio con ChatGPT

Mediante este código QR el lector podrá encontrar en la página web de Perfil.com una versión alternativa de la entrevista de Jorge Fontevecchia al chef Ferran Adrià, aunque con una particularidad: ha sido hecha y respondida con Inteligencia Artificial.

Le preguntamos al ChatGPT: ¿Qué le preguntarías a Ferran Adrià si pudieras entrevistarlo?, y nos respondió:

—Si tuviera la oportunidad de entrevistar a Ferran Adrià, uno de los chefs más influyentes y creativos del mundo, podría hacerle varias preguntas relacionadas con su carrera, su enfoque culinario y su visión sobre la gastronomía. Aquí hay algunas preguntas que podrían ser interesantes. 

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La IA elaboró así un cuestionario de 18 preguntas.

Luego le preguntamos qué respondería Ferran Adriá a cada una de las preguntas y dijo:

—Como modelo de lenguaje de IA, no puedo proporcionar las respuestas exactas de Ferran Adriá a esas preguntas, ya que no tengo acceso a su perspectiva personal. Sin embargo, puedo ofrecerte posibles respuestas basadas en su carrera y declaraciones anteriores.

En este enlace, el resultado de este ejercicio.

 

Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.