Hace seis años atrás, Alberto Lebbos se desempeñaba como Subsecretario de la Juventud del gobierno de José Alperovich, pero su carrera en la función pública tuvo un abrupto final, cuando el cuerpo de su hija Paulina, de 23 años, apareció desfigurado y carcomido por alimañas al costado de la ruta 341, a 30 kilómetros de San Miguel de Tucumán. Desde entonces, comenzó una búsqueda frenética para dar con los asesinos de su hija, pero el encubrimiento policial y judicial que caracterizó la investigación cubrieron con un manto de impunidad a los responsables del crimen.
Según recuerdan los diarios provinciales, el 26 de febrero de 2006, Paulina Lebbos se subió a un remise. Fue lo último que se supo de ella hasta 11 días después, cuando su cuerpo fue encontrado al norte de la provincia. En un nuevo aniversario de su muerte, y después de 370 marchas silenciosas alrededor de la plaza Independencia, no duda en señalar a José Alperovich como el principal responsable de que no se haya hecho justicia.
- Pasaron seis años y el crimen de su hija sigue impune. ¿Por qué?
- El crimen de mi hija sigue impune por una decisión política del gobernador José Alperovich. Él es el responsable que los asesinos de Paulina estén libres. En el expediente hay pruebas documentadas de las maniobras delictivas que han realizado funcionarios del Ministerio de Seguridad y policiales para encubrir el asesinato de mi hija y, pese a eso, el Gobernador ha seguido sosteniendo a esos funcionarios. Al día de hoy, Alperovich me debe el nombre de los asesinos de mi hija.
- ¿A qué se refiere?
- En abril de 2006, Alperovich dijo que sabía el nombre del asesino de mi hija, que faltaban pocos días para que lo atrapen. Pasaron seis años y no conseguí que me diga quién es. Por eso yo sostengo que el crimen de mi hija tiene una clara connotación de seguir otorgándole una brutal impunidad a los que la mataron.
- ¿A quién protegería Alperovich con tanto esmero?
- Esa es la pregunta que le tienen que hacer los fiscales cuando lo citen a declarar, porque yo lo denuncié a él y a todos sus funcionarios por las maniobras de encubrimiento en el crimen de Paulina.
- ¿Usted cree que la Justicia lo citará a declarar?
- Hace seis años que espero que lo llamen. Pero como no funciona la Justicia en Tucumán, lo que tiene que funcionar es la condena social, por eso yo denuncio con nombre y apellido a los que encubrieron el asesinato de mi hija, para que todo el mundo sepa quiénes son estos delincuentes. Y tuvimos una muestra de que eso funciona la semana pasada, cuando el pueblo salió a repudiar el pedido de sobreseimiento solicitado por el fiscal Herrera para el hijo del ministro de Economía, que mató impunemente a dos personas.
- Una de las hipótesis que se contempló con respecto al encubrimiento del asesinato de su hija es que detrás del crimen estaban “los hijos del poder”. ¿Usted cree que fue así?
- Yo ni lo niego ni lo afirmo. Lo que creo que la Justicia tendría que haber investigado todas esas hipótesis, pero ¿sabe a quién fueron a los únicos que investigaron? A toda mi familia y a mí. Vengo sufriendo todo tipo de persecuciones: nos filman, nos graban y nos amenazan.
- ¿Esa persecución a la que hace referencia, proviene del Estado?
- Por supuesto. Hace unos años, cuando el Ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, presidía la Legislatura, fuimos al recinto a denunciar una golpiza que nos había dado la Policía. Cuando intentamos levantar nuestra voz para que nos escucharan, nos envían tres sicarios que, con absoluta impunidad, me amenazaban de muerte delante de todo el mundo. Cuando yo empecé a gritar y la prensa se puso alerta, huyeron, sin que nadie los detuviera. Hice la denuncia penal, presenté las fotos para que los detuvieran, pero nunca les hicieron nada.
- El que Susana Trimarco y las hermanas Marchese hayan podido llevar a los sospechosos a juicio oral, ¿le abre una esperanza que va conseguir justicia por el crimen de Paulina?
- Lo único que no he perdido es la esperanza, porque estamos convencidos que la verdad, más tarde o temprano, va a salir. Por eso, no bajamos los brazos y vamos a luchar hasta el final para que los asesinos de Paulina vayan presos.
(*) Especial para Perfil.com