Pasó un año de aquel 5 de octubre en el que el sacerdote Juan Viroche apareció ahorcado en la parroquia Nuestra Señora del Valle, en la localidad tucumana de La Florida, y todavía su muerte no está del todo clara. Para la Justicia se trató de un suicidio, aunque todavía faltan los resultados de la autopsia psicológica. Pero la familia, los vecinos y los fieles no creen en esta posibilidad y apuntan a una muerte vinculada a amenazas provenientes de narcotraficantes a los que el cura denunciaba en sus misas.
“El padre no se suicidó. El padre no se suicidó. Justicia. Justicia. Justicia”, se gritó en la plaza de Tucumán y en la iglesia de La Florida, donde se realizó una marcha y una misa al cumplirse el primer aniversario de la muerte del cura.
La investigación apunta a un suicidio, pero lo que queda determinar es si fue inducido o no. Para el fiscal, de haber un motivo, sería por una relación sentimental que el sacerdote mantenía con una mujer. Según su teoría, no existen pruebas que sostengan la pista del narcotráfico como sostienen y creen muchos en Tucumán.
Diego López Avila, a cargo de la instrucción, explicó al diario La Gaceta que “la investigación aún no está cerrada”. “No se puede descartar la teoría del crimen. Ocurre que todas las pericias que se realizaron al cuerpo y en el lugar del hecho no detectaron presencia de otra persona. Tampoco se encontró hasta el momento ningún indicio sobre la participación de algún grupo criminal”, señaló el fiscal.
Los miembros de la Multisectorial Juan Viroche y, Myriam, hermana del cura, están convencidos de que detrás de su muerte está la mano del narcotráfico al que el sacerdote enfrentaba desde el altar.
“No estoy nada conforme con la investigación”, le dijo Myriam a PERFIL. Santiago, miembro de la Multisectorial, sostuvo: “No se puede entender la muerte del padre sin enmarcarla en la vida comprometida y de lucha que llevaba contra el narcotráfico. El se venía sintiendo muy solo, estaba recibiendo amenazas, había denunciado a la comisaría de la zona. Para nosotros lo mataron porque él llevaba una vida comprometida en la lucha contra los narcos y quieren desviar el eje haciendo hincapié en su vida personal”.
Sin embargo, el abogado de la familia de Viroche, Pedro Escobar, se alineó detrás del fiscal: “Todas las pericias que se han realizado nos guían como si hubiera sido un suicidio inducido”. Y apuntó a una mujer que le enviaba más de cincuenta mensajes por día: “Ella lo enloqueció y lo amenazaba; le decía no sabés quién soy, conmigo no vas a jugar y que mi hermano te tiene en la mira”, detalló.
“La gente de La Florida –continúa el letrado– grita que a Viroche lo mataron, pero cuando los sentás a declarar no saben nada. Pienso que se investigó perfectamente, los informes que tenemos no muestran la existencia de una mafia”.