Las apariencias engañan. Esos tres hombres que tocaron timbre en la casa del hijo de Elsa Stolbizer no eran policías, y el papel que exhibieron para entrar tampoco era una orden de allanamiento certificada con la firma de un juez de garantías. Eran simuladores. Delincuentes disfrazados de policías. Lobos con piel de cordero.
La secuencia que antecede al asalto –o mejor dicho, la puesta en escena– fue filmada por una cámara de seguridad ubicada en una propiedad lindera. Las imágenes que acompañan esta nota muestran en acción a una banda que evidentemente preparó el golpe. Que sabía cómo moverse. Y que sabía dónde y con quiénes se estaban metiendo.
Como el caso que sufrió la familia de Elsa, prima de Margarita, la diputada del GEN, asaltada por falsos policías el miércoles 15 de mayo pasado ocurrieron muchos otros en distintos puntos del conurbano bonaerense, como Pilar, Florencio Varela y Quilmes.
Desde la Policía Bonaerense dijeron a PERFIL que la modalidad “no es nueva”, aunque reconocieron que en los últimos meses se repitieron varios casos, muchos de ellos calcados. Un jefe policial consultado para este informe destaca que “no se trata de grandes organizaciones”. “En la mayoría de los casos actúan al voleo, por el tipo de casa, pero sin realizar inteligencia previa”, entiende.
La particularidad que tienen los últimos hechos que se conocieron en estos días es que se trata de una nueva variante dentro lo que se conoce como “entradera” –la modalidad que más creció– y que los autores, además de utilizar camperas con insignias policiales o gorras, aportan una cuota judicial para engañar a los más empapados en cuestiones legales: llevan a mano una orden de allanamiento.
Sin pausa. Dos días después del asalto que sufrió la familia de Stolbizer hubo otro caso similar en Ingeniero Maschwitz. Allí dos sujetos armados redujeron a cinco personas. Lo hicieron con credenciales de policías y una falsa orden de inspección.
Esta semana, y ante la repetición de casos, desde el Ministerio de Justicia y Seguridad de Buenos Aires se anunció la detención de una banda de simuladores integrada por tres hombres y una mujer, acusados de asaltar a una mujer en Florencio Varela, e investigados por otros hechos denunciados en la zona.
De acuerdo con un vocero, en uno de los operativos encontraron un juego de jerarquías, además de camperas y buzos de color azul, similares a los que utilizan las fuerzas de seguridad.
“A pesar de lo que muchos piensan, la gente todavía confía en la Policía”, dice uno de los investigadores. Y por esa razón algunos caen en la trampa ¿Quién va a desconfiar de un policía que toca la puerta en tu casa? ¿O quién no va a detener el auto si el que lo para actúa y se viste como policía? “El éxito de estas bandas está asociado a la confianza de las víctimas ante la autoridad”, entiende la misma fuente.
Vestir para robar. Ser un simulador no es tan caro ni dificultoso. Si el ladrón no encuentra el respaldo de algún policía descarriado o no tiene la fortuna de toparse con una gorra o chaleco perdido en un operativo, tiene la opción de comprar su propio disfraz. Pero real.
“Pueden hacerlo en las proveedurías donde lo hacemos nosotros, cualquiera lo puede hacer”, reconoce un jefe policial de Quilmes. Con una modesta inversión, los ladrones se convierten en perfectos simuladores.
Los locales de indumentaria policial ofrecen varias opciones y precios. Por ejemplo, La tienda del policía muestra sus productos en su página web. Incluso, se pueden comprar las prendas básicas mediante esa vía. ¿Cuánto cuesta? Una inversión de 773 pesos. Los borceguíes tácticos, por ejemplo, son las prendas más costosas. Conseguirlos sale unos 385 pesos. Un pantalón vale 185 pesos, la gorra oficial 121 y una camisa 132. Si el comprador quiere bajar costos, puede optar por la gorra con la inscripción “PFA” o “Policía” por 35 pesos. Pero si quiere agregar un chaleco reflector, tiene que abonar 94 pesos. La “Tienda” aclara que los artículos con la insignia policial “pueden ser adquiridos exclusivamente por personal activo de la institución correspondiente”. Pero está claro que eso no siempre ocurre.