Brisa tiene cinco años. Vive en la localidad bonaerense de Moreno con sus hermanos mellizos, sus tres primos y sus tíos. Empezó el jardín, pero no pudo ingresar de la mano de su mamá. Casi ni la recuerda. Es que ella fue asesinada por su marido y padre de la nena en 2014.
La historia de Brisa fue tomada por la asociación civil La Casa del Encuentro para reclamar una ley que les brindara un sustento económico a los hijos de víctimas de femicidio cuyos padres están presos, hasta cumplir la mayoría de edad. El lunes último se reglamentó la “ley Brisa” en Capital Federal, por lo que ya se comenzó a aplicar. Pero como Brisa vive en provincia de Buenos Aires no es alcanzada por este beneficio, al igual que otros 2 mil chicos.
“La verdad es que me da bronca que Brisa y sus hermanos no puedan contar con ese ingreso, pero tengo esperanza de que luego se haga efectiva en toda la Argentina. Son muchos los chicos que la necesitan y cada vez son más los casos, lamentablemente. Por eso debería aplicarse de manera urgente a nivel nacional”, relata Cintia Barrionuevo, tía de la nena, a PERFIL. “Yo, por ejemplo, sólo cuento con el sueldo de mi marido y estoy cobrando (una ayuda) de una cooperativa. Pero la verdad, no alcanza. En mi casa ahora somos ocho”.
En los últimos nueve años, en el país 3.320 chicos perdieron a sus madres en manos de un femicida, según datos de La Casa del Encuentro, asociación que motivó la ley. De ellos, 2.101 son menores de 21 años. Pero de estos últimos, solo 59 chicos cumplen los requisitos para recibir el resarcimiento económico –similar a una jubilación mínima– que otorga la ley (ver aparte).
La historia. Brisa y sus hermanos primero fueron a vivir con su abuelo materno y al poco tiempo se mudaron a la casa de Cintia, para no moverse más de allí. “Nunca dudé en hacerme cargo de los chicos y siempre estuve consciente de lo que nos costaría, pero no me importó. Yo pensaba qué hubiese pasado con mis hijos si fuera al revés la historia. Siempre digo que mi hermana me dejó sus tres tesoritos para que los cuide, y así va a ser”, relata.
“Al principio fue difícil, porque en mi casa solo tenía una habitación, un baño y cocina. Estábamos todos amontonados, pero con ayuda pudimos hacerles otra habitación a mis sobrinos”, recuerda Cintia. “Además, cuando vinieron a mi casa estaban rebeldes porque el padre y los abuelos paternos les habían dicho que mi hermana se había ido con otro hombre”. Los nenes pensaban que su mamá los había abandonado. Eso les hizo creer su padre, Iván Adalberto Rodríguez.
Crimen. En diciembre de 2014, Rodríguez denunció en la comisaría local que Daiana Barrionuevo (24), su ex esposa, se había ido de la casa y había abandonado a sus tres hijos: Brisa y los mellizos, Tobías y Elías. Pero veinte días después se descubrió que la verdad era otra.
Dos personas encontraron en el arroyo Las Catonas de la localidad de Moreno el cuerpo de Daiana adentro de una bolsa de consorcio, envuelto con una frazada. Rodríguez la había asesinado a golpes. En octubre del año pasado fue condenado a cadena perpetua.
“Una sola vez conversamos del tema con los varones y los llevé al cementerio para que vieran dónde estaba su mamá, después no hablamos más. Brisa todavía no sabe. Ella era muy chiquita, tenía dos años cuando pasó todo, y por eso me dice mamá a mí”, relata Cintia.
La ley. “Buscamos un nombre representativo, una historia que le dé contexto, contenido, y que salga de lo frío de solo una ley. En este caso, el femicida había denunciado que la mujer había hecho abandono de hogar y que se había ido con otro hombre. Para el 6 de enero les dijo a los niños que le pidan a los Reyes que les traigan a su mamá. Entonces unís estas cosas, la actitud del femicida, y te das cuenta que es un caso representativo”, explica Ada Rico, presidenta de la asociación, a PERFIL.
Para Rico, se “dio un paso importante”, pero ahora están pidiendo que la ley salga a nivel nacional. “Se tiene que tratar en Diputados –explica– y vamos a hacer lo necesario para que lo hagan. Porque estos menores son los adultos de mañana, y hoy están desamparados, son familias muy humildes que de repente se tienen que hacer cargo de niños que quedaron solos”.
Un beneficio solo para porteños
La “ley Brisa” fue reglamentada en la Ciudad de Buenos Aires el lunes pasado. A partir de ahora, los hijos víctimas del femicidio de sus madres cobrarán un monto similar a una jubilación mínima hasta la mayoría de edad.
La ley fue sancionada en agosto de 2017 por la Legislatura porteña a partir de un proyecto presentado por la Defensoría del Pueblo porteña y La Casa del Encuentro, que desde 2008 realiza informes sobre femicidios.
La normativa tiene la particularidad de ser retroactiva. Es decir que contempla los femicidios que se hayan producido con anterioridad a su sanción. Las condiciones para acceder al beneficio son que los chicos sean menores de 21 años, vivan en Capital Federal y el femicida sea su padre biológico y esté en prisión.
Ya fue aprobada en el Senado. Se espera que Diputados trate la ley para que sea aplicada a nivel nacional.