El cabecilla de la banda de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero cayó acribillado, el 25 de mayo de 2013, cuando se alejó unos pasos de la entrada del boliche a donde iba a ir a pasar la noche por tres amigos. Recibió cinco disparos que terminaron con su vida, pero dieron inicio a una escalada de violencia que diez años después no para de crecer. Las balas en el departamento de Rosario hoy son una constante, los homicidios con sello narcocriminal se acumulan en las fiscalías locales. El asesinato del entonces líder del clan no fue resuelto, al igual que la violencia extrema instaladas en las calles rosarinas.
Pájaro tenía 29 años cuando lo mataron. Eran las 5.30 cuando Cantero llegó al boliche Infinity Night en Villa Gobernador Gálvez y caminó hasta un portón lindero con el local bailable para orinar. Desde una Ford EcoSport salió una ráfaga de disparos que buscaron su cuerpo y terminaron con la vida.
Ese año 2013 cerró con 264 asesinatos producto de una saga de homicidios para vengar el crimen del Pájaro y por el fuego cruzado entre las bandas. Significó un incremento de un 45 por ciento de estos hechos con respecto al año anterior (que habían sido 182). Y se mantuvo como récord absoluto hasta que esa cifra fue superada el año pasado, cuando cerró con 288 crímenes.
Pero en estos diez años también hubo una mutación e incremento de bandas. Para el momento del asesinato del Pájaro (nunca esclarecido) había cuatro organizaciones. En la actualidad, son “más de cuarenta”, según un reporte del legislador e investigador Carlos Del Frade.
“En la zona sur estaban Los Monos, en la zona oeste Luis Medina (asesinado en diciembre de 2013), en el norte Los Pillinis y en el centro Esteban Alvarado (hoy preso). Luego del asesinato del Pájaro Cantero hubo subdivisiones, una enorme cantidad de asesinatos y empezaron a aparecer pandillas. Todas son bandas narcopoliciales porque cuentan con la complicidad de los nichos corruptos de la policía. Y hoy son más de 40 que se desprendieron de esas cuatro”, explicó a PERFIL Del Frade. Además destaca que “el principio de fidelidad se ha roto durante este tiempo” y “dio el surgimieto de bandas muy feroces como ‘Los Gorditos’, liderada por Brandon Bay y que fue el primero en ordenar tirar contra la cabeza de los bebés”.
“A partir de esa perversión las pandillas son cada vez más feroces y empiezan a tener cada vez menos fidelidad entre sí. Y son unas cuarenta bandas concentradas y disputándose ferozmente un 13% del territorio”.
