Se trata de un hombre 38 años que presuntamente fue la última persona con la que estuvo Horacio Ramón Decurgez. El sospechoso fue arrestado en la localidad bonaerense de General Rodríguez, en un domicilio ubicado en la calle Roca al 100.
Los voceros dijeron que el acusado vive en la zona de Don Torcuato, en el partido de Tigre, aunque se ausentó de su domicilio después del crimen. En base a testimonios y distintas tareas de inteligencia, la División Homicidios del Departamento de Delitos contra las Personas de la Policía de la Ciudad logró ubicarlo en la zona y detenerlo luego de montar una guardia.
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El acusado trabaja como enfermero para una empresa de salud especializada en atención domiciliaria. De acuerdo a las fuentes, uno de sus compañeros aportó el dato clave que guió a los investigadores: reveló que el acusado le confesó que había matado sin querer al jubilado en medio de una discusión.
Los detectives lo tenían en la mira porque las cámaras del lugar lo ubicaban en el lugar a la hora en la fue asesinado Decurgez. El edificio, ubicado en la calle Fray Fray Justo Santa María de Oro al 2700, tiene varias cámaras y personal de seguridad las 24 horas. Nadie ajeno al edificio había ingresado en ese horario.
A Horacio Decurgez lo cuidaban dos personas: una mujer a la mañana y un hombre a la noche. Cuando el domingo lo encontraron asesinado a golpes, los investigadores comenzaron a indagar en su círculo más cercano.
El crimen fue descubierto cuando el encargado del edificio advirtió que salía humo del departamento del quinto piso, donde vivía Decurgez. Los bomberos controlaron rápidamente el incendio y enseguida encontraron el cuerpo sin vida del jubilado, con un fuerte golpe en la cabeza.
La víctima tenía una caja fuerte en el placard de su habitación que estaba abierta y vacía cuando los detectives comenzaron a revisar el lugar.
Como no hallaron signos de violencia en la casa, los investigadores comenzaron a indagar en su círculo más cercano. Los pesquisas determinaron que el cuidador estuvo con la víctima en las momentos previos a su muerte.
Una de las hipótesis que manejan indica que el sospechoso golpeó al jubilado en medio de una discusión y que al darse cuenta de que lo había matado decidió prender fuego el lugar para borrar pruebas.
Una posibilidad es que Decurgez lo haya encontrado robando y otra es que antes de matarlo le pidió que le abriera la caja fuerte. Sobre el botín, los investigadores indicaron que el jubilado guardaba una suma de dinero estimada entre 300 mil y 400 mil pesos, aunque la cifra podría ser mayor porque los familiares más cercanos reconocieron que también guardaba dólares.
