Un tripulante del buque de bandera china Maersk Luz vio un par de gotas de sangre en cubierta y dio aviso al capitán. Este siguió el rastro que lo condujo hasta la sala de marineros y se encontró con una escena horrorosa. Allí, parado, con el torso desnudo, con un cuchillo en las manos y otros cuatro colocados en la cintura vio a uno de sus marineros, que acababa de asesinar a otros dos compañeros. Ocho años después del doble crimen en altamar, el acusado fue condenado a 12 años de prisión.
El marinero fue identificado como Reich Alvarado Longno. De origen filipino al igual que las dos víctimas fatales, Leodegario Jr. Luna Lbores y Marlon Guirjem Tingson. Al momento del hecho, el 17 de febrero de 2012, tenía 32 años y al tocar tierra argentina quedó detenido.
“Son muy lentos”, le dijo Alvarado Longno como justificativo de su accionar al capitán de la embarcación aún con los cuchillos en la mano. Otros seis marinos observaran la escena. Cuando el acusado se distrajo, sus compañeros se le abalanzaron y lograron reducirlo. Recién allí retomó el orden al buque, aunque ya nada era igual.
Luna Labores y Guirjem Tingson fueron asesinados de 25 y 24 puñaladas, respectivamente, en el tórax y en el abdomen, según detallarían más tarde los peritos que inspeccionaron los cuerpos. El imputado había utilizado cinco cuchillos, según los resultados de las pericias realizadas.
Los hechos. Era de madrugada aquel 17 de febrero de 2012 cuando los tripulantes del Maersk Luz estaban navegando por aguas internacionales, a unas treinta millas náuticas de la costa de Santos, en Brasil. El buque había zarpado de allí y se dirigía a puerto argentino.
A las 2.30, un marinero que, realizaba un recorrido de vigilancia, vio unas gotas de sangre en cubierta y dio aviso al capitán. Siguieron el rastro y cuando ingresaron a la sala de recreación se encontraron con el acusado con el torso desnudo, manchas de sangre en su cuerpo, un cuchillo en una de sus manos y otros cuatro en su cintura. El capitán dio la señal de alarma y Alvarado Longno salió corriendo.
A los pocos minutos, Alvarado Longno apareció en la Sala de Navegación con un cuchillo y dos sierras. Según la investigación, el acusado le pidió a la máxima autoridad del barco que le permitiera hablar con su novia y que luego se iba a arrojar al mar, estaba decidido. Además, le dijo que era “un buen capitán” pero que las víctimas “eran muy lentas” y por eso “ahora estaban en el cielo”, detallaron desde el sitio del Ministerio Público Fiscal de la Nación.
En el juicio, algunos testigos mencionaron que el marinero los había matado porque los acusaba de haber “abusado de su familia”. Luego de una hora de tensión en plena altamar, el marinero fue reducido por sus compañeros.
El Maersk Luz permaneció en el puerto de Capital Federal hasta el 22 de febrero de 2012, cuando la justicia dispuso su libre navegación. Es que ya habían recogido todas las pruebas necesarias para llevar adelante el juicio. Se tomaron las declaraciones testimoniales de los tripulantes, se levantaron rastros, se secuestraron elementos importantes para la investigación, se tomaron fotografías, se realizaron inspecciones oculares y retiro de los cuerpos, todo bajo la supervisión y dirección del personal del juzgado.
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Cuando personal de Prefectura Naval Argentina ingresó al buque para inspeccionarlo, tras lo informado por el capitán, se encontraron con la Sala de Marineros llena de sangre. Había una botella de vodka vacía, un cuadro, los muebles, una funda de cuchillo y el piso con manchas hemáticas. Allí había ocurrido el doble crimen.
Pero llegar al juicio no fue sencillo. El caso generó un enorme debate por una simple razón: los asesinatos habían sido cometidos en aguas internacionales, donde no hay bandera. La discusión pasó por determinar el país dónde debía ser juzgado Alvarado Longno.
Y las alternativas eran tres. En Argentina, donde el barco amarró; en Brasil, el último país en tocar tierra o Hong Kong, por el origen de la embarcación. Finalmente, la Sala III de la Cámara Federal de Apelaciones resolvió el año pasado que debía ser juzgado en nuestro país.
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En el juicio, el fiscal Miguel Ángel Osorio explicó que “no se trató de un acto de defensa de Longno ya que no presenta ninguna otra herida punzo cortante ni otro tipo de lesión en su superficie corporal, más allá de aquellas excoriaciones que pudieron producirse al momento de ser reducido por sus seis compañeros de la tripulación luego de producido el hecho”. Además detalló que en los cuchillos, una sierra y un serrucho se encontró perfil genético de tres masculinos y que correspondían a las dos víctimas y el acusado.
El jueves, el Tribunal Oral Federal N°1, integrado por José Antonio Michilini, Ricardo Basílico y Adrian Grunberg lo encontró culpable del doble crimen en altamar y lo condenó a 12 años de prisión. Alvarado Longno seguirá lejos del mar.