Carina Rosana Medina (42) agarró un arma para asustar a su cuñado y lograr que se fuera. Pero lo terminó matando. Ella se quedó en shock. Su marido llamó a la policía y la mujer, que es enfermera, terminó en prisión. Tres años después de ese día que tuvo un desenlace fatal, la acusada recuperó la libertad. El Tribunal que la juzgó la absolvió esta semana porque entendió que había actuado en legítima defensa de su familia, que vivía inmersa en situaciones de violencia constante y de amenazas de muerte por parte de Adrián Quiroga.
Ese 23 de octubre de 2019, después de las 19, Quiroga se paró en la puerta de la casa de los Medina y empezó a gritar para que Vanesa, su pareja y madre de sus dos hijas, saliera de la propiedad. No era la primera vez que lo hacía. Este accionar era una constante. Sin ir más lejos, ese mismo día llegó al lugar más temprano con el objetivo de llevarse a su hija menor, de apenas un mes. Se lo habían impedido.
Quiroga, antes de marcharse en esa primera oportunidad, amenazó de muerte a la hija de Carina de 12 años y a su propia hija adolescente. “A las 19 vuelvo y los mato a todos”, les gritó antes de retirarse. El hombre siempre llevaba un arma consigo en la parte de atrás de la cintura o en su auto, recordarían los testigos que pasaron por el juicio.
Durante ese día y mientras estaba trabajando como enfermera, Carina recibió el llamado de su hija llorando porque Quiroga la había amenazado con el arma. Luego, recibió un mensaje de su sobrina que le alertaba sobre lo que habían vivido y lo que había hecho su padre. Le dijo que “no aguantaba más”.
Cuando Carina regresó a su casa en el barrio de Villa Rita, en el partido de Lomas de Zamora, luego de trabajar escuchó a su cuñado gritar en la puerta. Había vuelto. Pedía que saliera Vanesa, la hermana de la enfermera. La mujer fue a buscar el arma registrada que tenía su marido y enfrentó a su cuñado.
Carina contó en el juicio que llegó a su casa, su mamá le cuenta que el día previo Adrián la había amenazado con un arma y en ese momento “escucha que él gritaba ‘¡Vanesa!, ¡Vanesa!, ¡salí!!’, tocando bocina, en ese momento ella busca el arma de su marido, que siempre estaba a mano para amenazarlo, para que se fuera”.
Según recuerda Carina, Quiroga hizo un movimiento como llevando su mano a la espalda y ella intuyó que iba a sacar un arma. La enfermera disparó. Su cuñado cayó herido en la vereda y fue llevado al UPA de Budge, pero murió. Carina se quedó en shock, aún con el ambo puesto.
El juicio. “Mi tía nos defendió de mi papá”, fue categórica S., la joven de 18 años cuando declaró en el juicio que tenía en el banquillo de los acusados a Carina por “homicidio simple”. La chica narró ante los jueces que ella “volvía rápido del colegio para que mi papá no le pegara a mi mamá” y destacó que maltrataba y golpeaba a su madre, Vanesa, aun cuando estaba embarazada de su hermanita.
Cuando le consultaron por qué no habían realizado la denuncia, la hija de Quiroga contestó que “tenía miedo de que cumpliera su amenaza” y matara a su madre o a alguien de su familia materna: su tía, su prima o su abuela.
Sus padres se habían conocido en 2003 y desde entonces tuvieron una relación atravesada por la violencia de género. Vanesa le temía y no lo enfrentaba. Era golpeada, amenazada y encerrada. Quiroga hasta la controlaba cuando estaba en prisión cumpliendo condenas por distintas causas de robo o portación de armas. Pero cuando recuperaba la libertad, la violencia no era solo verbal sino que escalaba al maltrato físico.
Pero los días previos al asesinato de Quiroga, se agudizaron esos hechos de violencia contra Vanesa y la familia Medina. Una semana previa al desenlace fatal habían festejado el cumpleaños de 15 de S. y Quiroga no quería que la familia Medina participara porque los acusaba de haberse quedado con 100 dólares que eran de su propiedad. Hasta, en una oportunidad, le había tirado el auto encima a Carina cuando caminaba por la calle porque supuestamente no le devolvía ese dinero. Dólares que según ellos no existieron.
Si sos víctima o conocés alguien que sufre violencia de género llamá al 144. Los 365 días del año. Las 24 horas. Gratuito.
La adolescente contó en el juicio que, el día del hecho, su padre había llegado a la casa de su abuela materna (donde ellas estaban viviendo en ese momento) y le reclamaba a su madre que dejara llevarse a su hermanita de un mes. “Mi mamá le dijo que no, y él saca un arma y le apunta a la cabeza, y al rato se va enojado en el auto”, recordó la joven.
“La violencia era permanente por parte de esta persona, comenzaba desde la mañana con un llamado de mi hermana pidiendo ayuda; al mediodía con un mensaje de mi sobrina. Para mí un ‘tía’ en silencio significaba algo, siempre pasaba algo. Vivíamos en un ambiente totalmente alterado con miedo. Durante la tarde era su presencia, sus gritos, sus amenazas y por la noche si estaba mi hermana era peor. Simulacro de fusilamiento vivieron mi mamá y mi hermana, amenazas de muerte vivió mi hija a sus 12 años”, relató Carina cuando leyó ante los jueces sus últimas palabras y su escrito fue compartido a la prensa. Ella detalló además que “nos encontramos viviendo encerradas con candado en las rejas”.
La fiscalía había pedido 13 años de prisión para Carina al argumentar que la víctima de violencia de género era su hermana y no ella. Mientras que la abogada defensora Raquel Hermida Leyenda había solicitado su absolución por tratarse de un accionar que se encuadraba como un caso de legítima defensa de terceros en un contexto de violencia.
El Tribunal Oral Correccional 7 de Lomas de Zamora le dio la derecha a la defensa. Los jueces Elisa López Moyano, Santiago Daniel Márquez, y Roberto Alfredo Conti detallaron en la sentencia, a la que accedió PERFIL, que “los reiterados actos violentos de Quiroga, que se repetían desde larga data, victimizaban a toda la familia materna en la persona de las mujeres que la integran, niñas y adultas” y que no solo se dirigían a Vanesa, su pareja.
Por eso concluyeron por unanimidad que “la violencia de género integra el contexto en el que se insertó la reacción que se alega realizada por la imputada y esta aduce que actuó en su defensa y la de sus familiares”. Por eso el Tribunal resolvió absolver a la enfermera, que después de tres años recuperó la libertad.
“Fue una causa mal llevada”
La abogada defensora de Carina Medina tomó la causa cuatro días antes de comenzar el juicio contra la enfermera en Lomas de Zamora. La acusada pedía una sola condición: no mentir. Así fue como Raquel Hermida Leyenda le habló de la figura de la legítima defensa de terceros, a raíz del contexto de violencia en el que estaba inmersa la familia por el accionar de su cuñado Adrián Quiroga.
“Tomo la causa porque ella no quería mentir y el abogado la quería hacer mentir”, detalla la abogada defensora a PERFIL, que le planteó la hipótesis de la legítima defensa, posibilidad de la que “nunca le habían hablado” porque su antecesor sostenía que había actuado bajo “emoción violenta”. “Carina no pensaba en una absolución porque nunca se lo habían ofrecido, pero yo se lo dije, aunque le aclaré que era muy difícil porque estaba muy mal llevada la causa. Pero logramos tener la absolución”, festejó Leyenda.
“En los alegatos de la fiscalía me di cuenta de que íbamos a ganar el juicio. Mi alegato, más que un alegato formal, fue una crítica a toda la causa. (el triunfo) Lo logré diciendo que era una causa mal llevada, que tenía una mala investigación, malos informes de pericias y que todo lo que habían hecho mal era contra mi clienta”, destacó.