“Me pegaron, me pegaron.” Las últimas palabras de Soledad Bowers (18) fueron de angustia y desesperación. Estaba con su hermana y un amigo esperando ingresar a un bar de la ciudad de La Plata, donde se presentaba Chili Fernández, uno de sus artistas favoritos de la movida tropical, cuando recibió un tiro en el abdomen. Un sargento de la Policía Bonaerense, que realizaba tareas adicionales en un restaurante de la cuadra, salió a correr a los delincuentes que acababan de robar en el lugar y efectuó un disparo que tuvo otro destino.
La joven, que vivía con su familia en la localidad de Tolosa, falleció pocas horas después en la guardia del Policlínico San Martín. El efectivo, que tiró sin medir el lugar en el que se encontraba, fue detenido por pedido del fiscal Fernando Cartasegna y pasado a disponibilidad por el Ministerio de Justicia y Seguridad de Buenos Aires.
El fiscal a cargo de la instrucción adelantó a la agencia Télam que para él hubo dolo eventual “porque es una circunstancia que no quería, no la planeó pero pudo habérsela representado”. El acusado, que fue alojado en la Comisaría 1ª, será indagado esta mañana por el juez de garantías Juan Pablo Masi.
Según fuentes policiales, el disparo fue efectuado desde la calle 9, entre 53 y 54, en pleno centro de la capital provincial, a pocos metros del Teatro Argentino, la Legislatura bonaerense y la Comisaría 1ª de La Plata.
La secuencia comenzó en la esquina de 9 y 54, cuando cuatro sujetos armados asaltaron a empleados y comensales de un concurrido restaurante. El policía, identificado como Mauricio Aguirre, corrió a los autores para intentar detenerlos y gatilló su pistola pese a que los delincuentes no habían efectuado disparos.
“Al perseguirlos, escucha que uno de los delincuentes grita a su compañero ‘tirale, tirale’; y el efectivo de la policía, en un acto reflejo, dispara un tiro que impacta en la joven de 18 años”, explicó Emiliano Baloira, subsecretario operativo del Ministerio de Justicia y Seguridad, en declaraciones a Radio Provincia.
“Mi hija estaba en una cola para entrar a un club y le pegó a ella. Estaba con su hermana más grande y un amigo”, contó a la prensa Javier Bowers, el padre de Soledad. “Cuando llegué al hospital, la doctora me dijo que no tenía pulso. El balazo lo recibió cerca del estómago, fue un solo disparo. Nadie de la policía se acercó al hospital para saber cómo estaba la nena, yo tuve que ir a la comisaría para saber cómo estaban las cosas con el policía”, amplió el papá de la chica.
La última de la fila. Viviana es la hermana de Soledad y la principal testigo. Estaba con ella en la puerta de Renatina Bar (9 y 53) cuando el policía comenzó a disparar. “Nosotros estábamos en 9 y 53, justo en la esquina. Eramos los últimos en la fila. Ella (por su hermana) se dio vuelta, me agarró y me dijo: me pegaron, me pegaron”, contó Viviana. La joven se quejó de que el agente “no se fijó si había gente, no se fijó nada, les podría haber pegado a las chicas que estaban adelante mío”.
Chili Fernández, el músico que habían ido a ver las chicas, no sólo decidió suspender el recital sino que horas más tarde expresó su dolor por la muerte de una de sus fans. “Estoy muy triste, realmente lo siento mucho. Estábamos todos, amigas/os , y familiares. Mi más sentido pésame para la familia de Soledad”, escribió el músico en su cuenta de Twitter.
Balas perdidas
La trágica muerte de Soledad Bowers en el centro de la ciudad de La Plata se suma a otros casos similares ocurridos en los últimos años, y que tuvieron como protagonistas a policías de distintas fuerzas de seguridad.
Ariel Domínguez, de 22 años, perdió la vida el 20 de julio de 2011 en la avenida Paseo Colón y Humberto I, en el barrio porteño de San Telmo. El balazo que lo mató salió del arma reglamentaria de un cabo de la Policía Federal que se desempeña en la Comisaría 44ª, quien declaró que se le disparó accidentalmente.
Lautaro Bugatto, de 20 años, jugaba en las divisiones inferiores de Banfield. El domingo 6 de mayo del año pasado quedó en medio de un tiroteo entre delincuentes y policías. Según se probó, el disparo que terminó con su vida salió de un arma policial.
Bugatto había llegado a jugar en la Cuarta División de Banfield, pasó por Tristán Suárez y tuvo un paso por el seleccionado juvenil argentino.