En una nueva jornada por el juicio que investiga el asesinato de Fernando Báez Sosa, los peritos confirmaron la aparición de manchas hepáticas en ropa y los cuerpos de los ocho rugbiers acusados por el crimen. Entre las revelaciones, las pruebas volvieron a complicar aún más a Máximo Thomsen.
El perito del Ministerio Público Fiscal César Guida afirmó que varias prendas de los imputados tenían rastros de sangre de la víctima, entre ellas la zapatilla de Thomsen, cuya suela quedó marcada en la cara de Fernando por la violencia de las patadas que le propinó.
El joven más complicado del grupo en la causa además tenía sangre en su mano derecha. Esto fue descubierto por la policía tras el allanamiento en la vivienda de Villa Gesell aquel 18 de enero de 2020, ya que no se había lavado la mano luego del ataque.
El informe policial de ese día señala que el rugbier tenía “pequeñas escoriaciones lineales en región malar izquierda, escoriaciones y equimosis en nudillos de mano derecha”. Entre otros golpes, también presentaba una “escoriación en tercio medio de brazo derecho”.
Después del peritaje, donde se hisopó la mano derecha de Thomsen, se obtuvieron diferentes perfiles mezcla, “de al menos tres individuos”, pero solo se observó coincidencia con la propia sangre del acusado.
Sin embargo, la prueba más relevante está en los pies del imputado, ya que la zapatilla negra marca Cyclone presenta 12 líneas en zigzag y líneas curvadas debajo, según la describió la comisario Haydeé Almirón, de la División Laboratorio Científico y Pericias Mar del Plata de la Policía Federal Argentina en el informe que se mostró como evidencia ante el Tribunal Oral Criminal N°1 de Dolores. “No había posibilidad de error de que fuera otra zapatilla”, sostuvo la policía.
Desde un comienzo dicha zapatilla fue protagonista de diversos escenarios. El primero porque fue el calzado con el que Thomsen acusó a Pablo Ventura como dueño de la misma. Sin embargo, esto era imposible ya que se trata de una zapatilla talle 41/42 y el remero calza 44.
La perito química Norma Beatriz Tramontini dijo en la audiencia de este miércoles que la zapatilla tenía "evidencia positiva para sangre humana”, al igual que muchas otras piezas de la prueba. María Eugenia Cariac, licenciada en criminalística explicó que lo que no se pudo determinar fue "si las dos marcas eran del mismo golpe o de dos diferentes", ya que se trata de dos lesiones en regiones anatómicas distintas, con dos patrones distintos.
"La marca en la cara de Fernando media 6cm de largo y 2 cm de ancho", señaló al decir que también la víctima tenía varias huellas en su cuerpo. De esta manera, la situación judicial de Thomsen volvió a tornarse complicada y con la continuidad de las jornadas se espera saber si alguno de los imputados con menor rol en el crimen buscará romper el famoso "pacto de silencio".