La ciudad de Rosario vivió un evento inédito: el casamiento del mejor futbolista del mundo. La llegada de las principales figuras del club Barcelona y otras personalidades del mundo del deporte y el espectáculo fueron suficientes como para que el Ministerio de Seguridad de Santa Fe montara un operativo especial con más de 300 hombres de distintas fuerzas.
Pocas veces el gobierno provincial destinó tantos recursos a la seguridad de un acontecimiento privado. Ni siquiera el traslado de Ramón ‘Monchi’ Cantero, el capo narco de la banda ‘Los Monos’ que estuvo más de tres años prófugo de la Justicia, motivó un despliegue semejante. Pese a su peligrosidad, el operativo fue insignificante si se lo compara con el que tuvo la boda de Lionel Messi y Antonela Roccuzzo.
El procedimiento para que ‘Monchi’ regresara a su ciudad de origen fue “gigantesco”, según lo entendió en su momento el Ministerio de Seguridad de la Nación. Machuca fue trasladado en helicóptero, en un operativo supervisado en persona por la propia ministra de seguridad, Patricia Bullrich, el secretario, Eugenio Burzaco, y el jefe de la Policía Federal (PFA), Néstor Roncaglia. En total, participaron 50 efectivos de distintas delegaciones, seis veces menos que los policías que fueron apostados en los alrededores del Hotel Casino City Center.
De acuerdo a los datos suministrados a PERFIL por la cartera de seguridad santafesina, 340 hombres fueron ubicados en distintos puntos estrátegicos de Rosario. Hubo efectivos de fuerzas nacionales, como Gendarmería y la PFA, y efectivos de la Policía provincial. También miembros de grupos de élite como la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), un cuerpo táctico con una fuerte formación física y analítica, que puede reforzar a cualquier unidad policial que sea superada en su capacidad operativa.
Desde el ministerio indicaron que el operativo Messi no fue pedido por la familia del astro de Barcelona, y aclararon que tampoco tuvo un costo adicional porque se trata de la seguridad pública en la zona. A los 340 policías se les sumaron 70 agentes de las áreas de control para realizar el ordenamiento y la fiscalización del entorno del hotel.
Ciudad de la furia. Rosario es una de más violentas del país. En 2016, se registraron 144 asesinatos, un veinte por ciento menos que en el período anterior. Si bien en los últimos años llegaron más de 2 mil refuerzos de Gendarmería el cuadro de situación no se modificó sustancialmente.
En 2013, esta ciudad llegó a su pico más alto de homicidios, con 264 muertes violentas, y en medio de la guerra más sangrienta que vivieron los rosarinos con la disputa entre las familias Cantero y Bassi. De hecho, se estima que más del 40 por ciento de esos casos tuvieron relación con el narcotráfico.
La zona que eligió Messi para celebrar su boda no es de las más segura. Además de ser el barrio de donde surgió una de las bandas más famosa del país, es uno de los más violentos. A unas 15 cuadras del City Center, y del otro lado de la avenida Circunvalación 25 de Mayo, fue asesinada la hermana de Ariel ‘Viejo’ Cantero, el primer jefe de ‘Los Monos’. El crimen ocurrió el 15 de junio pasado en la calle España al 700. Petrona Cantero, de 56 años, fue ejecutada de un disparo y una hija suya resultó herida al igual que otras dos chicas que estaban con ella.
La guerra por el control del negocio narco no terminó en esa zona pese a que los principales cabecillas de la organización están detenidos. La sospecha que tienen todos es que la familia Cantero mantiene el poder y continúa orquestando las disputadas a sangre y fuego contra todos los que intenten traicionarlos o joderles el negocio de la droga.
‘Los Monos’, el cartel local más temido de Santa Fe
El asesinato de Claudio “El Pájaro” Cantero, ocurrido en mayo de 2013, marcó un hito en la historia criminal de Rosario. Hasta esa fecha poco se sabía de la familia Cantero y de una organización narco conocida como ‘Los Monos’.
Lo que siguió a ese crimen no fueron manifestaciones exigiendo el esclarecimiento del homicidio, sino una seguidilla de venganzas a sangre y fuego que se extendieron por toda la ciudad.
En esos años, ‘Los Monos’ controlaban el negocio de la droga y contaban con un ejército de soldaditos -en su mayoría menores- que vendían en búnkers acondicionados para no ser descubiertos, un verdadero sello de la organización que en poco tiempo logró expandirse a otras zonas de la provincia.
Semejante crecimiento no hubiera sido posible con la complicidad de decenas de policías que fueron captados por el poder económico de una banda que evaluó la posibilidad de construir una bóveda refrigerada para guardar el dinero que recaudaban.
Hoy sus principales líderes están en prisión, y a la espera de un juicio que todavía no tiene fecha. Los 23 miembros no sólo serán juzgados por narcotráfico: también los acusan por asesinatos, extorsiones, abuso de armas, lesiones y cohecho.