POLICIA
un weimaraner ayudo a esclarecer el caso

Perdió a su hija y lucha para crear un escuadrón de perros buscadores

Anahí Benítez tenía 16 años cuando fue secuestrada y asesinada en Lomas de Zamora. Su madre presentó un proyecto para que haya dos canes de rastro por fiscalía o municipio.

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Equipo. Silvia Pérez Vilor junto a los instructores del perro Bruno, el animal que marcó el lugar donde su hija estuvo secuestrada. | Silvestro

“Si Bruno hubiese actuado desde el comienzo, seguramente hoy Anahí estaría acá conmigo. Con lo que me pasó aprendí y ahora tengo la voluntad para hacer algo para que otra persona no pase por lo mismo que yo”. Silvia Pérez Vilor, mamá de Anahí Benítez (16), habla desde el dolor más profundo, pero con la convicción de que puede generar un cambio en el protocolo de búsqueda de personas. Por eso propone la creación de un escuadrón de perros que actúe desde el inicio de una investigación. En esta movida no está sola: el entrenador de Bruno acompaña la propuesta.

Anahí desapareció el 29 de julio de 2017. Seis días después su cuerpo fue encontrado en la reserva ecológica de Santa Catalina, en Lomas de Zamora. Según la autopsia fue violada y asesinada entre 24 y 36 horas antes del hallazgo. En ese momento empezó a actuar el perro y su olfato fue determinante.

Bruno es de raza Weimaraner y el único en la provincia de Buenos Aires entrenado para realizar este tipo de búsquedas. “Es especialista en buscar el olor de una persona. Todos tenemos un olor particular, es como una huella digital”, grafica a PERFIL Diego Tula, entrenador del can.

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El perro condujo a los investigadores hasta la casilla en la que creen que Anahí estuvo cautiva. Y, además, reconoció el olor del dueño de esa propiedad, Marcos Bazán, en el lugar donde la joven fue enterrada. Gracias a estos indicios, Bazán fue detenido.

“Cuando el entrenador de Bruno me dijo: ‘Si hubiésemos actuado desde el comienzo en diez minutos Anahí estaba en tu casa’. Fue muy doloroso escucharlo, pero ahora es lo que me impulsa a que otra persona no pase por esta sensación. Por eso quiero impulsar la creación de un escuadrón de perros”, explica Silvia, que ya tuvo reuniones con autoridades municipales que escucharon su proyecto, pero reconoce que necesita “mucho apoyo y ayuda para poder lograrlo”.

El proyecto de la mamá de Anahí plantea que haya dos perros de rastro a disposición de cada fiscalía o en cada municipio. Y que el animal sea incorporado al protocolo de búsqueda de forma inmediata, desde el momento en que se denuncia la desaparición de una persona. “Es una pena no utilizar un recurso que con poco dinero podría ser más eficaz. Por ejemplo, se usaría menos personal policial para hacer rastrillajes. El objetivo es salvar vidas y que al mismo tiempo sea un ahorro para el Estado”, puntualiza.

Por su parte, el entrenador explica que “desde que desaparece una persona tenemos 36 horas de efectividad para seguir su rastro, ese tiempo varía si llueve o hace mucho calor. Con Bruno vamos a la casa de la persona perdida, levanto el rastro de olor y se lo transfiero al perro y empieza la búsqueda”.

Los perros deben tener como mínimo una semana de descanso entre búsqueda y búsqueda porque terminan muy cansados, ya que pueden seguir un rastro de más de 30 kilómetros. El entrenamiento de un animal para esta actividad específica lleva unos ocho meses. El instructor Tula calcula que el mantenimiento del animal saldría unos 3 mil pesos mensuales.

Hoy Bruno está operativo en la Secretaría de Seguridad de la municipalidad de Escobar y presta colaboración en otros sitios cuando la Justicia lo solicita. En cuatro años intervino en 185 casos en toda la provincia. “En el 95% de los operativos siempre llegó, no hubo errores y dio indicios correctos. Es un recurso eficaz  y que salva vidas”, sentenció Tula.