Este viernes por la noche, autoridades del ministerio de Seguridad anunciaron que lograron interceptar el helicóptero modelo Robinson 44 enmascarado con matrícula adulterada LV-ZXN, en el que el líder narco rosarino Esteban Lindor Alvarado planeaba fugarse de la cárcel de Ezeiza.
La estrategia llevaba seis meses de planificación y estaba todo precisamente diagramado: tenían pensado aparecer de golpe con la máquina sobre el área de recreo del penal, donde Alvarado iba a estar alrededor de las 14,30, este se treparía a los "esquíes" del helicóptero y así lo sacarían en pocos segundos de la prisión, con un plan que en primera instancia apuntaba a llevarlo a General Rodríguez.
Quién es Esteban Lindor Alvarado
Esteban Lindor Alvarado es uno de los principales líderes narco de Rosario y desde junio de 2020 cumple condena de prisión perpetua en el penal de Ezeiza, señalado como el jefe de una banda dedicada a múltiples delitos: atentados, narcotráfico, lavado de activos y homicidios. Siempre fue, en Rosario, un enemigo jurado de Los Monos, con una saga de sangre y salvajismo sin límites.
Al delincuente lo condenaron a la pena máxima que establece el Código Penal por el "homicidio agravado por el uso de arma de fuego, en concurso premeditado de dos o más personas y en carácter de instigador" del prestamista Lucio Maldonado (37), quien fue hallado asesinado de dos balazos en noviembre de 2018 junto a un cartel de cartón de que decía "Con la mafia no se jode".
Casi "se vuela" un temible narco rosarino: iba a escapar en helicóptero desde la cárcel de Ezeiza
También lo pusieron tras las rejas por liderar una asociación ilícita y lavado de activos.
Fue señalado por los investigadores como una pieza clave dentro de la trama criminal que azota a Rosario desde hace más de una década, enemigo de la banda “Los Monos”. Incluso un ex miembro de su propia organización lo calificó como “el asesino serial más grande de Argentina”.
En 2012 había sido condenado en 2012 a seis años de prisión por el robo de autos de alta gama, Alvarado continuó manejando y digitando todo desde las sombras y tras los barrotes de su celda. En 2017 obtuvo la libertad condicional.
En febrero de 2019, ya cuando pesaba sobre él un pedido de captura, fue atrapado por la policía en un camping de Córdoba, casi un año después de haber asesinado al prestamista.
El hallazgo de un IPhone 7 que había sido arrojado al agua fue clave para avanzar en la causa. El celular fue enviado a Estados Unidos para lograr obtener evidencia sensible. De allí se recuperaron audios donde el ahora condenado impartía órdenes para llevar a cabo distintos delitos.